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Mujer

El IOSPER registró 81 nuevos casos de cáncer de mama en el último año

La obra social de la provincia señaló que 81 afiliados fueron detectados con cáncer de mama. Por ello, advierten que detección precoz «sigue siendo la piedra angular de la lucha contra esta enfermedad».

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Cáncer de mama

Al conmemorarse el 19 de octubre el día de Lucha contra el Cáncer de Mama, el Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (IOSPER) señaló que la detección precoz del cáncer de mama sigue siendo la piedra angular de la lucha contra esta enfermedad.

El presidente del Directorio Obrero, Fernando Cañete, detalló que, en total, IOSPER cubre el tratamiento a 955 afiliados que padecen esta patología: 950 mujeres y cinco hombres.

En el mes de Lucha contra esta enfermedad, el funcionario destacó que "esta patología es la más frecuente en las mujeres, tanto en los países desarrollados como en los que están en desarrollo. La incidencia de cáncer de mama aumenta en el mundo en desarrollo, y Entre Ríos no es la excepción, debido a la mayor esperanza de vida, el aumento de la urbanización y la adopción de modos de vida, no siempre saludables".

El presidente del Directorio Obrero recordó que, en el caso del cáncer de mama, el IOSPER cubre en un 100 por ciento. En total, el Instituto cubre el tratamiento a 955 afiliados que padecen esta patología, -950 mujeres y cinco hombres-", dijo y aclaró que en el último año "se registraron 81 nuevos casos".

Los números

En tanto, la directora por los activos de Iosper, Nancy Asselborn, precisó que, desde 2013 a la fecha crecieron los casos de afiliadas con diagnóstico de neoplasia maligna de la mama femenina (cáncer de mama), y señaló que "el incremento de esta enfermedad es preocupante". También agregó que "la mayor incidencia de casos se da en mujeres entre 45 y 75 años. Sin embargo, detectado a tiempo, aumenta el porcentaje de sobrevida. Por eso se recomienda un chequeo anual a partir de los 40 años".

Lo que influye negativamente

Aunque existen diversos factores de tipo biológico que ocasionan la degeneración celular, algunos hábitos inadecuados también influyen.

Por eso, IOSPER recomienda reducir los riesgos, a través de estos hábitos saludables:

1- Seguir un plan de alimentación rico en antioxidantes.

2- Consumir frutas frescas, priorizar el aumento de verduras y hortalizas en la dieta diaria.

3- Sustituir cereales refinados por productos integrales.

4- Reducir la sal y el azúcar en la cocina.

5- Evitar las carnes procesadas, bebidas azucaradas y la comida chatarra. Lo más indicado es que sean ocasionales, ya que influyen en el aumento del peso corporal. Su consumo en exceso ocasiona sobrepeso y obesidad, y el cáncer se asocia a esta patología.

La evaluación médica es vital, así como llevar hábitos saludables y realizar actividad física todos los días.

El cáncer de mama en cifras en Argentina

  • El cáncer de mama es la primera causa de muerte por tumores en mujeres.
  • Se producen 5600 muertes por año por cáncer de mama.

Fuente: Ahora

Historias de vida

Una entrerriana se convirtió en la primera mujer civil en pasar un año en la Base Marambio

María Florencia Jauregui tiene 35 años, es oriunda de Concordia y bioingeniera egresada de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Trabajó en Buenos Aires para una empresa internacional de productos y servicios médicos y actualmente vive en España, donde tiene a cargo una unidad de ventas de equipamiento industrial de otra firma multinacional.

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Pero su experiencia más extraordinaria fue en otro continente: la Antártida. Fue, con apenas 24 años, la primera mujer civil en la historia en pasar un año en la Base Marambio, donde cumplió una importante función en el Laboratorio Multidisciplinario Antártico. «Fue una experiencia única», recuerda Florencia, una referencia para otras mujeres que se animen a la misma misión o que deseen crecer en los mundos de la ciencia y las ingenierías.

Antes y después de la FIUNER

Florencia vivió en Concordia hasta los 18 años, cuando se mudó a Oro Verde. Bioingeniería apareció en su vida «sin querer» y marcó su destino, pero no era su primera opción. «Desde pequeña quería estudiar Medicina Forense. Era fanática de un programa de Discovery Channel que se llamaba Detectives Médicos, donde resolvían crímenes en base a la ciencia y la investigación, algo que me encantaba», evoca su infancia.

Sin embargo, cuando terminaba la escuela secundaria y llegaba el momento de decidir la carrera, no se convenció con Medicina. Llegó a evaluar opciones tan variadas como el Periodismo o el alistamiento en la Armada Argentina. Hasta que encontró en una biblioteca un folleto sobre Bioingeniería. «No sabía que existía y sentí que era una mezcla perfecta entre la medicina y la ingeniería. En ese momento lo decidí», recuerda.

Florencia ingresó en 2007. «Desde un principio la Facultad me brindó mucha ayuda. Viví los primeros años en la Residencia Universitaria y eso fue una ayuda económica muy importante para mi familia. A lo largo de la carrera tuve muchas oportunidades: integrar grupos de investigación, viajar a congresos, conocer gente muy interesante, obtener becas y acceder a oportunidades laborales», destaca la graduada de la UNER. Y subraya que las posiciones laborales que más valora «se gestaron» en la Facultad.

El camino profesional

Una fue en Fresenius Medical Care. «En las clases de la materia Bioingeniería III invitaban a profesionales especializados, en una de las clases nos llevaron a recorrer un centro de diálisis de Fresenius en Paraná, donde terminé trabajando algunos años después», menciona Florencia.

Su trayectoria profesional la encuentra desde 2023 en Barcelona, donde vive con su pareja. Trabaja para un grupo multinacional alemán llamado GEA, que provee productos para diferentes industrias, desde alimenticia hasta farmacéutica. Florencia es Responsable Comercial de Homogeneización para España y Portugal. «Extraño el rubro sanitario, pero estoy muy contenta y aprendiendo mucho. Estuve muchos años en áreas técnicas, lo cual me encanta, y esta posición tiene una mezcla entre ambas áreas», valora la profesional concordiense.

Florencia en la Antártida

La otra oportunidad que Florencia destaca haber encontrado en la Facultad la llevó nada menos que al Continente Blanco. «En un encuentro de graduados un colega contó que había trabajado en una campaña científica en la Antártida. Yo estaba en segundo año y desde entonces pensé en viajar. Cuando me gradué me contacté con él y coincidimos en los pasillos de la Facultad. Me dijo: 'no van mujeres'», relata Florencia.

Ella no hizo caso a la advertencia, mantuvo su decisión y se inscribió en la siguiente convocatoria que realiza la Cancillería para campañas en los Laboratorios Antárticos Multidisciplinarios, que son seis: en las bases Carlini, Belgrano 2, Marambio, San Martín, Esperanza y Orcadas. La entonces flamante bioingeniera asistió a charlas informativas y rindió, con éxito, el examen de electrónica que forma parte de la selección. También tuvo entrevistas con psicólogos. «Me hacían viajar muchas veces a Buenos Aires. Era duro saber que no iban mujeres civiles a hacer la campaña de un año completo. Sí mujeres militares y también civiles, pero a campañas cortas, de tres meses. Me costó convencerlos de que podía hacerlo y logré que me acepten. Negociamos que sea en Marambio, la base más cercana al continente y la mejor comunicada», rememora Florencia. Estuvo un año como responsable del Laboratorio científico.

Su función

La graduada de la FIUNER explica en qué consisten las misiones: «La Antártida es un lugar reservado para la ciencia y la paz. Los países tienen bases coordinadas por militares, pero no puede hacerse ningún tipo de prueba militar. Se realizan proyectos de investigación en colaboración con otros países, estudios de la atmósfera, de glaciares, de geofísica y otros temas».

En particular, sobre su labor cuenta que «era responsable de que funcionen todos los equipamientos, recabar datos y enviarlos. Era un trabajo dentro de todo sencillo». Pero aclara que había una relevancia especial: «Mi caso se iba a tomar como referencia o antecedente para las próximas mujeres que se presenten».

Su desempeño y experiencia fue un éxito. «Es un orgullo, porque en las siguientes campañas se presentaron más mujeres y es una satisfacción que si una quiere tener la misma responsabilidad que yo, no tenga que demostrar tanto que puede hacerlo», resalta.

Más mujeres científicas

La joven bioingeniera, entonces con apenas 24 años, vivió 11 meses y medio en la Base Marambio. «Estuve en lugares impresionantes, muy aislados. Fue una experiencia única, muy linda, de crecimiento personal», sintetiza.

A su vez, aclara que no tuvo «ningún problema ni inconveniente» por ser mujer. En el grupo de la Base, de 30 o 40 personas, sólo cuatro eran mujeres. Y las otras tres eran militares. Florencia invita a naturalizar el protagonismo de las mujeres en ámbitos con predominio de hombres. Sobre su experiencia en la Antártida, advierte: «Me llama la atención que a la gente le resulte extraño. Recién ahora, 10 años después, entiendo la relevancia que tuvo».

Sin embargo, señala que queda mucho por avanzar al respecto. «No veo muchas mujeres en posiciones comerciales – técnicas. Lo mismo pasaba en la Argentina. Yo siempre elegí lugares donde había más hombres que mujeres. No hacía caso: me gustaba y lo hacía. Hay muchos factores que influyen, pero me parece importante que cada una de nosotras motivemos y promovamos a las mujeres jóvenes, incluso niñas, a involucrarse en estos rubros siempre que lo deseen», sugiere finalmente.

Fuente: Prensa Fiuner

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