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Sociedad

Cuáles serán las habilidades más demandadas en el mundo laboral post pandemia

La pandemia rompió las lógicas y cambió todo. Una serie de recomendaciones para prepararse hacia el futuro. Las claves que valorará el mundo laboral en la sociedad post Covid-19.

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En un mercado laboral que acusó y sigue acusando el fuerte impacto de la pandemia, la pregunta sobre cómo trabajaremos en la sociedad post Covid-19 es un tema de análisis permanente. En los escenarios que se trazan, existe amplio consenso –aún en medio de la incertidumbre reinante– acerca de qué habilidades profesionales se valorarán en la llamada nueva normalidad.

De la mano de tendencias laborales que se instalarán, como el teletrabajo, y de la adopción de protocolos específicos en todos los ámbitos de la actividad económica, la flexibilización, la adaptación rápida a los cambios, proactividad, creatividad, inteligencia emocional, empatía, resiliencia aparecen en los primeros lugares de la lista de las competencias más necesarias.

"La combinación de saberes técnicos, y especialmente digitales, con habilidades vinculadas con lo conductual y lo emocional será una cualidad muy valorada e imprescindible para desenvolverse en el nuevo escenario laboral", asegura el director del Servicio de Empleo AMIA (SEA), Ernesto Tocker, a la hora de responder qué profesionales requerirá el mundo post pandemia. "Serán muy valoradas aquellas personas capaces por sí solas de resolver y solucionar las dificultades que se presentan. En este sentido, tendrán una mayor relevancia las capacidades llamadas blandas, como la capacidad de comunicarnos asertiva y eficazmente, de lidiar con imprevistos o de actuar desde una visión integral y abarcativa para brindar las mejores respuestas", advierte el director del SEA.

Las claves

En este sentido, desde el Servicio de Empleo AMIA, enumeraron las razones por las cuales las siguientes habilidades tendrán una alta demanda en el mercado laboral:

Flexibilidad: La pandemia nos desafió a aprender a manejar expectativas y emociones, a barajar y dar de nuevo ante los planes que teníamos pensados y que chocaron contra la realidad. La rigidez es inútil para actuar en este escenario cambiante. Ser flexibles ayuda a adaptarse rápido a los cambios y actuar en consecuencia.

Autorregulación: Las nuevas rutinas de teletrabajo nos obligan a ser disciplinados, a aprender a manejar el tiempo, a establecer límites, a trazar objetivos diarios y evaluar luego resultados.  La iniciativa propia es fundamental cuando se trabaja en casa y la cuestión presencial ya no impone por sí sola su dinámica.

Aprendizaje continuo: No hay organización ni empresa que no haya modificado su aspecto operativo. Sin previo aviso, fue necesario aprender nuevas formas de hacer las cosas porque las recetas conocidas dejaron de ser efectivas. Este período de confinamiento obligó a incorporar nuevos saberes, aprender nuevas tecnologías, sumar nuevos insumos para hacer frente a la nueva realidad. El aprendizaje continuo será una constante.

Trabajo en equipo: Saber pedir ayuda y apoyarse en otros hoy resulta tan esencial como demostrar cooperación ante el equipo. En este sentido, es fundamental el autoconocimiento porque permite identificar fortalezas y puntos de mejora, para saber en qué puedo contribuir generando valor y en qué necesito puntos necesito colaboración.

Mirada integral: La realidad nos enseñó que todos podemos contribuir, desde nuestro lugar, a aportar soluciones, si tenemos la capacidad de poder ver el todo, de desplegar una mirada sistémica que dé sentido a nuestro aporte particular dentro de un escenario más amplio. En estos tiempos, la respuesta que se necesita puede provenir de cualquier nivel de la organización

Orientación a resultados: Enfocarse en el objetivo a cumplir resulta hoy una competencia clave para el trabajo. Tener en claro la meta contribuye a la eficiencia. Para ello, se requiere de una adecuada planificación.

Manejo de las emociones: Saber controlar y encauzar miedos, ansiedades e incertidumbres es una habilidad que hoy marca la diferencia. Desarrollar la resiliencia y contar con herramientas para manejar el estrés son capacidades necesarias que serán cada vez más valoradas.

Comunicación eficaz: Junto con el poder de escucha y la empatía, la capacidad de transmitir mensajes claros y precisos de manera asertiva resulta una cualidad cada vez más relevante en este nuevo escenario.

Fuente: Mdzol

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Economía popular

Un informe advierte que la pérdida de poder adquisitivo ya es la más fuerte desde la crisis del 2001

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El poder adquisitivo de las familias cayó este año a niveles récords, que no se veían desde el 2001. El salario mínimo perdió 1,3% en octubre, y entre noviembre 2023 y octubre acumula una pérdida de 28%, según un informe elaborado por el Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Se trata de la caída de ingresos más fuerte desde la crisis del 2001.

La fuerte caída se explica por el aumento de la inflación, con el pico de 25,5% de diciembre tras la devaluación, y del alza de las tarifas.

El reporte "Panorama del empleo asalariado formal y de las remuneraciones" muestra que la merma del salario se inició en diciembre de 2023, cuando se contrajo 15% de la mano de la aceleración inflacionaria y se profundizó aún más en enero con una caída del 17%. Esta tendencia se interrumpió momentáneamente en los meses siguientes, período durante el cual el incremento nominal acompañó la inflación, por lo cual no se observaron reducciones adicionales.

En junio se produjo una nueva caída (-4,4%), seguida por cierta recuperación en julio (4,3%) y por reducciones consecutivas en los tres meses siguientes. La tendencia decreciente de los años previos, adicionalmente a la fuerte contracción de estos meses, posicionó el salario mínimo en un valor inferior al registrado en 2001, previo a la crisis de la convertibilidad.

Asimismo, según reprodujo NA, esto implica una erosión de casi el 60% frente al valor máximo de la serie, en septiembre de 2011.

El salario promedio de los trabajadores formales relevado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) también registró una fuerte contracción entre noviembre y diciembre del año pasado.

Aunque, con la desaceleración de la inflación, sumado a las negociaciones salariales en el marco de los acuerdos paritarios, permitieron, primero, evitar que la caída del poder de compra de los haberes continúe y, luego, que comience un proceso de recuperación.

En agosto, este índice registró un aumento de 0,8%, y de 0,3% en septiembre.

A pesar de ello, a septiembre de 2024 (último dato disponible) el poder de compra de los salarios promedio continuaba siendo inferior en 1,5% al valor de noviembre. Sin embargo, el porcentaje de aumento se atenuó marcadamente desde agosto.

El panorama de agosto y septiembre resulta más crítico cuando se analizan las cifras de remuneración promedio de los asalariados registrados del sector privado proveniente del SIPA.

Luego de crecer en términos reales en el mes de junio (+4%) y julio (+2,8%), en agosto experimentó una caída de 2,5% y en septiembre, los datos preliminares difundidos por la Secretaría de Trabajo dan cuenta de una nueva caída, del 1%.

Esto implica una pérdida de poder adquisitivo de 3% abajo del registro de noviembre de 2023. A su vez, acumulaba una caída del orden de 20% respecto del máximo de la serie registrado en mayo de 2013.

Fuente: Ahora

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