Sentirse olvidados. La angustia, la indignación y la ira son fuertes emociones que no quieren dar paso a la resignación. En un juego casi perverso, los lamentos de vecinos de calle Viamonte -esquina Suipacha- no llegan hasta las puertas del palacio municipal, como sí lo hacen los impuestos municipales hasta las casas de los vecinos afectados.

El epicentro del problema es un basural que "cobró vida" hace más de ocho meses, en una esquina sin ningún control ni seguridad urbana, y en donde el medio ambiente se torna verdaderamente hostil. Allí comienzan a pulular alimañas de todo tipo y la barriada está expuesta al riesgo latente de enfermedades respiratorias y de diversa índole, hechos que ponen en jaque la salud integral de grandes y chicos.

La situación parece insostenible ya que -además del creciente caos que recuerda escenarios de la serie televisiva The Walking Dead-, sufren además otra serie de falencias en el mismo punto, sintiéndose abandonados a su suerte: "hace rato que en el barrio no tenemos iluminación, las calles son intransitables,  no nos llega el colectivo, tenemos muchísimas deficiencias y a eso se suma el mal olor del basural. Sentimos mucha impotencia", sostuvieron los vecinos.

El olor y malestar que genera la basura acumulada constituyen el pan de cada día del vecindario, que debe convivir en medio de la contaminación, sin que nadie tome cartas en el asunto: "Hemos hecho decenas de reclamos en la Municipalidad, pero nunca tenemos respuesta".

 

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