Victoria: se controla el casco, pero no el uso del celular al conducir

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Todos conocemos las consecuencias que pueden sobrevenir si no se utiliza el casco reglamentario al manejar una moto. Desde hace algún tiempo, el municipio viene batallando contra la falta de prudencia de los motociclistas que se rehúsan a usar el casco, que las leyes especifican.

Sin embargo, hay otra situación anómala en las Siete Colinas, que día tras día se está saliendo de control: los conductores de automóviles utilizan el teléfono celular mientras conducen.

Si consideramos que el uso de celular es la principal causa de distracción de la gente al volante, nos damos cuenta rápidamente que manejar hablando por teléfono es peor incluso que hacerlo alcoholizado.

A todo esto, ¿por qué en Victoria nadie parece abordar este tema?

Aunque lo parezca, no es una exageración. Así lo demostró un estudio realizado en el Reino Unido, que determinó que la distracción que genera un celular es peor que los efectos que provoca manejar con el límite permitido de alcohol en sangre.

El estudio forma parte de un informe que en el 2011 difundió la Organización Mundial de la Salud (OMS), denominado: "Teléfonos Móviles, un problema creciente en la distracción de los conductores". El uso del celular al volante es un problema mundial, y el nivel de preocupación llegó tan alto que la OMS difundió este informe para alertar sobre los peligros de hablar al manejar un automóvil.

En todo el mundo, cada año mueren 1,3 millones de personas en accidentes de tránsito. Y hablar por teléfono es la principal causa de distracción al volante. Mucho más grave que leer los carteles de publicidad, tomar mate o encender la radio. A diferencia del alcohol, el uso del celular tiene un efecto limitado a la duración de la llamada. No obstante, los investigadores concluyeron que "las alteraciones en el comportamiento del conductor producidas por el uso del teléfono celular son tan profundas como las ligadas a la conducción bajo los efectos del alcohol".

Para la OMS, "distraerse" no es una cuestión menor. Implica que el conductor tendrá que dividir su atención entre una "tarea principal", conducir, y una "secundaria", hablar por teléfono. Así, una persona que maneja a 130 kilómetros por hora y realiza una llamada telefónica de apenas un minuto, habrá circulado más de 2,1 kilómetros sin estar totalmente concentrado en lo que estaba haciendo.

Pero si hablar ya resulta peligroso, mucho peor es enviar mensajes de texto. La OMS señala que "el tiempo que los conductores desviaban la mirada de la carretera aumentó en un 400% cuando recuperaban o enviaban mensajes de texto". Además, el 28% de los conductores invadieron el carril contrario, o realizaron cambios incorrectos en el 140% ciento de los casos.

Otro estudio de simulación, también en el Reino Unido, mostró que los conductores de entre 17 y 24 años eran quienes más utilizaban el celular para enviar o leer sms. Entre ellos, se detectó que la mayoría sufría una "reducción en su capacidad para mantenerse en el carril adecuado y para mantener la distancia de seguridad con el siguiente vehículo", además de un aumento en el tiempo de reacción.

"Concretamente, se halló que el envío de mensajes de texto provocaba un incremento del tiempo de reacción de un 35 por ciento", agregaba el estudio. Entre los distintos efectos que el celular provoca al conducir, la OMS señala que se necesita más tiempo para reaccionar y detectar situaciones inesperadas, también dificultad para mantener una velocidad apropiada, reducción del campo de visión de los laterales y menor distancia con los otros vehículos.

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