Policiales
Varias hipótesis son investigadas por el misterioso robo de la avioneta en el aeroclub
El robo de un avión puede, de manera verosímil, ser el plano secuencia con el que comienza una película de acción. Pero como la realidad a veces supera a la ficción, esto no sólo sucedió en la pacífica ciudad de Victoria, sino que además sus perpetradores tuvieron éxito y desaparecieron sin dejar rastro.
La Justicia y las fuerzas de seguridad de Victoria, no salen de su asombro por las inéditas características del golpe comando que el martes por la mañana culminó con el robo de una avioneta Cessna 182 en el aeródromo local; aunque sí barajan algunas hipótesis. LaCapital recorrió la zona donde ocurrieron los hechos y recabó los testimonios de los protagonistas.
Lo que contó el jardinero
Ese día, según contó el jardinero Antonio Mazzuco, una de las víctimas, cerca de las 9, cuatro o cinco hombres de entre 25 y 30 años que hablaban con acento paraguayo lo redujeron a punta de pistola, junto a dos instructores de paracaidismo, un piloto y un ayudante. Dos de los asaltantes habían señado con 500 dólares, el día anterior cerca de Funes, un salto para 15 personas con la excusa de una despedida de soltero, luego de contactar a los instructores por teléfono.
«Actuaron a cara descubierta, con tranquilidad, profesionalismo y sin golpear a nadie», recordó el hombre. Luego de maniatarlos, uno de los ladrones que al parecer era piloto, hizo llenar el tanque de la avioneta, la puso en marcha y despegó. Otro manejó el Chevrolet Onix de los paracaidistas, que luego abandonó a un kilómetro en un camino rural. El resto cargó equipos de gran valor -paracaídas, computadoras, cámaras- en el vehículo en el que habían llegado, que nadie llegó a ver, y huyó. La policía sospecha que con rumbo a Rosario.
El alcance
El jardinero explicó que «la aeronave puede cargar hasta 180 litros de combustible, lo que con un consumo de 45 litros por hora le da una autonomía de cuatro horas», suficiente para cruzar la frontera con un país limítrofe. Es un vehículo que desarrolla una velocidad de hasta 280 kilómetros por hora y sólo precisa 500 metros para aterrizar y despegar, por lo que es fácil hacerlo descender en un campo para su reabastecimiento.
Sin señales
El fiscal Eduardo Guaita, a cargo de la investigación, informó a este medio que el GPS de uno los teléfonos de las víctimas emitió señal por última vez una hora después del despegue desde La Paz, una ciudad que está 250 kilómetros al norte de la provincia en línea recta. «Luego, cerca del mediodía, fue visto por un piloto comercial de Austral en Resistencia, Chaco. Al parecer la avioneta se metió en su línea de vuelo y eso le llamó la atención», detalló. Una de las teorías es que el piloto se dirigía a Paraguay, cuya frontera está no más de 80 kilómetros de Resistencia. «Las características de la aeronave y el presunto recorrido hacen suponer que buscaron el río para volar bajo y no ser detectados por los radares», explicó.
Alertaron a aeropuertos
Con estos datos, el jefe de policía de Victoria, Ariel Silva, dijo que alertaron a todos los aeropuertos y aeródromos del país. «En la búsqueda interviene Interpol, Gendarmería, la Fuerza Aérea y la policía de cuatro provincias», enumeró. El comisario reconoció que incluso un helicóptero de la fuerza y un avión interceptor de la II Brigada Aérea de Paraná despegaron tras recibir la alarma para intentar seguir la avioneta, pero fue en vano. Ya había desaparecido.
Hermanos y socios
Los hermanos Sebastián A. y Matías A. -de 33 y 37 años- son de Rosario y poseen una empresa que desde 2013 se dedica a vender el servicio de salto tándem en paracaídas, una modalidad en la que el instructor se arroja con el cliente sujetado por arneses. Desde hace poco más de un año lo realizaban en Victoria, y hacían entre 15 y 18 saltos por semana, indicaron fuentes de la investigación. Los socios poseían la aeronave robada -un Cessna 182, cuatro plazas modelo '64 que en el mercado cotiza en unos dos millones de pesos- y habían armado una Escuela de Paracaidismo en el hangar del aeródromo, ubicado en las afueras de Victoria.
Allí, dijo el jardinero Mozzuco, instalaron una oficina en la que guardaban computadoras, cascos con cámaras especiales, altímetros y nueve paracaídas -seis profesionales y tres de aprendiz- que ascienden a un valor promedio de ocho mil dólares cada uno. A la Justicia le pareció extraño que en ese mismo lugar haya dos cajas fuertes de hierro que pesan 500 kilos cada una, como las que se usan en los bancos, sólo para guardar ese equipo.
Sospecha sobre un ex socio
Según trascendió, los hermanos A. dijeron a los investigadores que sospechan de un ex socio del emprendimiento, con el que habrían tenido un altercado y se terminaron separando tras algunos conflictos. Ellos creen que esta persona, con la que habrían llegado a tener una demanda por el uso del nombre comercial de la empresa, «les quiere joder el negocio». Incluso hicieron mención a «un episodio similar» que sucedió anteriormente presuntamente en Funes con esta persona. En efecto, Matías A., reconoció ayer en declaraciones radiales a LT-8 que hace dos años habían intentado robarles sin éxito el Cessna matrícula LVH BB.
Demasiado organizado
En tanto, los investigadores descreen que una estructura compleja como la que dio el golpe comando pueda montarse sólo por una competencia entre firmas rivales que ofrecen saltos en avión. «Demasiado bien organizada, mucha capacidad operativa», señalaron. En cambio, deslizaron que hay indicios de que esta persona sería «un pesado» con relación al contrabando o al narcotráfico, actividades que suelen hacer uso de estas aeronaves.
Los pesquisas informaron que notaron cierta renuencia en las víctimas a dar detalles contextuales sobre las personas que cometieron el atraco, por lo que pusieron la lupa sobre los motivos del hecho. «Puede haberse tratado del estado de shock, pero parecía que no querían que realmente los atrapemos. Incluso daba la sensación de que uno sabía más que otro. O que eran esquivos. Tampoco se han vuelto a comunicar con nosotros. Hay cosas que hacen ruido», consignaron.
Policiales
Apareció el concordiense Andrés Schmidt. Se presentó ante la Justicia con su abogado
El empresario Andrés Miguel Schmidt, desaparecido desde el 23 de diciembre, se presentó de forma espontánea junto a su abogado en los tribunales de la ciudad de Federación para comparecer ante la fiscal en turno.
Fuentes del caso detallaron que Schmidt se presentó en la fiscalía luego de enterarse que era intensamente buscado por la justicia. Posteriormente fue examinado por el médico policial y luego se fue junto a su familia, tras quedar sin efecto el pedido de localización.
Se trata del empresario concordiense que estaba desaparecido desde el pasado lunes 23 de diciembre. Había sido visto por última vez el martes 24 en el Puesto de control Vial Paso Cerrito, que se encuentra en el límite entre la provincia de Entre Ríos y Corrientes.
El pedido de localización había sido realizado por un familiar en la comisaría 4ta de Concordia y desde entonces era intensamente buscado.
Fuente: Concordia Policiales
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