La protagonista cumple funciones en dos centros de salud locales y adquirió trascendencia, ya que uno de los integrantes del grupo la denunció ante el diario porteño Crónica, adónde reenvió todas las imágenes que generaba la acusada.

Siempre en función de la historia denunciada, la profesional habituaba filmar y tomar fotografías de las partes íntimas de los enfermos y las compartía con el grupo de mensajería que tenía con los habitantes del consorcio del edificio en el que reside.

Una de esas personas se hartó y la denunció. "Vivía compartiendo fotos de este estilo, como si fuese algo gracioso o bonito", indicó el denunciante al diario Crónica.

Pese a que los destinatarios eran hombres como mujeres, sólo compartía instantáneas de pacientes del sexo femenino.

"Lo mandaba como broma a los chicos, por ejemplo, sacaba fotos de unos pechos grandes y nos decía que era un regalo para nosotros", agregó el denunciante.

Una vez envió fotos de las partes íntimas de una joven. Al instante, uno de los amigos del grupo le aconsejó dejar de hacerlo. Pero ella, habría enfatizado: "No importa porque es sorda y muda, nunca se va a dar cuenta".

No es todo. También habría posado con bebés huérfanos y afirmaba que se los llevaría a su casa.

Al parecer, la osadía carecía de límites. En una ocasión, habría filmado un parto entero, sin autorización de la parturienta y se lo envió al grupo del WhatsApp.

Por fortuna, los receptores de las selfies y videos, no los habrían difundido fuera del grupo por considerar que era inapropiado.

Ley de Salud Pública

La Ley de Salud Pública (26529) prevé en el artículo "D" Confidencialidad: "El paciente tiene derecho a que toda persona que participe en la elaboración o manipulación de la documentación clínica, o bien tenga acceso al contenido de la misma, guarde la debida reserva, salvo expresa disposición en contrario emanada de autoridad judicial competente o autorización del propio paciente".