Por Beto Valdez
La triste noticia del fallecimiento de Miguel Lifschitz, un dirigente muy querido y respetado por todos sus colegas, y el delicado estado de salud de Carlos Reutemann cambian abruptamente el escenario político y electoral de Santa Fe. Anoche se murió el político que más medía entre los santafecinos al margen de la grieta que condiciona a todos los distritos del país y prácticamente saca de carrera al socialismo de la competencia por las tres bancas en el Senado.
Desde lo humano la pérdida de Lifschitz es un golpe muy duro, pero además genera un hueco en la oferta electoral de la provincia, tanto para este año, como para los comicios a gobernador del 23. El ex gobernador tenía decidido presentarse este año como senador para pelear dos años después nuevamente por el cargo que hoy ocupa Omar Perotti. Para el Frente Progresista es mucho más que un duelo por una persona honesta que falleció por no haber recurrido a los vacunatorios VIP.
Los socialistas, aunque ahora suene frío y poco humano, no tienen otro candidato competitivo que el exgobernador que murió ayer después de una dura pelea contra el COVID. Esta nota estaba redactada antes del desenlace fatal porque toda la política santafesina venía pronosticando el cambio en el escenario. Hasta ahora se hablaba de una hipótesis electoral de tres tercios y difícil pronóstico: el peso electoral de Lifschitz, la lista del Frente de Todos y Juntos por el Cambio.
De aquí en más, luego del duelo por la muerte del ex gobernador, se va a ir configurando un cuadro diferente de polarización extrema, más allá del candidato que presente el Frente Progresista. En este nuevo escenario JxC aparece a priori como el favorito para quedarse con el triunfo y dos de las tres bancas que se renuevan en el Senado. La gestión de Perotti está muy mal valorada en las encuestas y Alberto Fernández ha perdido popularidad.
La diferencia la marcará la oferta electoral que presente cada uno de los dos frentes. Desde el PRO, Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich avalan la candidatura del hombre fuerte de ese partido a nivel local y diputado nacional rosarino Federico Angelini. Primero especularon con Reutemann que ya quedó fuera de carrera por su delicado estado de salud y Miguel Del Sel que se resiste a volver a la política. También aparece en la terna el diputado Luciano Laspina de destacada labor en la Comisión de Hacienda y Presupuesto.
Paralelamente, los dirigentes nacionales del PRO han comenzado a medir a la diputada provincial Amalia Granata que en 2019 sorprendió con una excelente performance electoral con el pañuelo celeste y últimamente ha mostrado ciertos coqueteos con JxC desde su antikirchnerismo. Hay conversaciones con ella pero no todos están convencidos de su candidatura. Si bien mide bien, genera rechazos en el votante joven de Rosario que es indispensable para los cambiemitas. Pesa su popularidad pero como todo parece indicar que se viene un River Boca electoral podría ser más importante un perfil propio, más que un experimento. Se vera con las encuestas o quizás con las PASO.
En el campamento del oficialismo nadie duda que Cristina Fernández de Kirchner va armar la lista, más allá de los deseos de Perotti. El gobernador impulsa a su mano derecha y actual senador Roberto Mirabella, oriundo también de Rafaela, y el kirchnerismo respalda la reelección de María de los Ángeles Sacnun, muy cercana a la vicepresidenta. Algunos rumores indican que podrían tentar a la vicegobernadora Alejandra Rodenas, con mejor vínculo con el Instituto Patria que con Perotti. Tampoco descartan al ministro de Defensa, Agustín Rossi, quien se siente más cómodo en el Poder Ejecutivo. Pero ser senador siempre es tentador para cualquier político.
Fuente: Mdzol