Historias de vida
Una entrerriana se convirtió en la primera mujer civil en pasar un año en la Base Marambio
María Florencia Jauregui tiene 35 años, es oriunda de Concordia y bioingeniera egresada de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Trabajó en Buenos Aires para una empresa internacional de productos y servicios médicos y actualmente vive en España, donde tiene a cargo una unidad de ventas de equipamiento industrial de otra firma multinacional.
Pero su experiencia más extraordinaria fue en otro continente: la Antártida. Fue, con apenas 24 años, la primera mujer civil en la historia en pasar un año en la Base Marambio, donde cumplió una importante función en el Laboratorio Multidisciplinario Antártico. «Fue una experiencia única», recuerda Florencia, una referencia para otras mujeres que se animen a la misma misión o que deseen crecer en los mundos de la ciencia y las ingenierías.
Antes y después de la FIUNER
Florencia vivió en Concordia hasta los 18 años, cuando se mudó a Oro Verde. Bioingeniería apareció en su vida «sin querer» y marcó su destino, pero no era su primera opción. «Desde pequeña quería estudiar Medicina Forense. Era fanática de un programa de Discovery Channel que se llamaba Detectives Médicos, donde resolvían crímenes en base a la ciencia y la investigación, algo que me encantaba», evoca su infancia.
Sin embargo, cuando terminaba la escuela secundaria y llegaba el momento de decidir la carrera, no se convenció con Medicina. Llegó a evaluar opciones tan variadas como el Periodismo o el alistamiento en la Armada Argentina. Hasta que encontró en una biblioteca un folleto sobre Bioingeniería. «No sabía que existía y sentí que era una mezcla perfecta entre la medicina y la ingeniería. En ese momento lo decidí», recuerda.
Florencia ingresó en 2007. «Desde un principio la Facultad me brindó mucha ayuda. Viví los primeros años en la Residencia Universitaria y eso fue una ayuda económica muy importante para mi familia. A lo largo de la carrera tuve muchas oportunidades: integrar grupos de investigación, viajar a congresos, conocer gente muy interesante, obtener becas y acceder a oportunidades laborales», destaca la graduada de la UNER. Y subraya que las posiciones laborales que más valora «se gestaron» en la Facultad.
El camino profesional
Una fue en Fresenius Medical Care. «En las clases de la materia Bioingeniería III invitaban a profesionales especializados, en una de las clases nos llevaron a recorrer un centro de diálisis de Fresenius en Paraná, donde terminé trabajando algunos años después», menciona Florencia.
Su trayectoria profesional la encuentra desde 2023 en Barcelona, donde vive con su pareja. Trabaja para un grupo multinacional alemán llamado GEA, que provee productos para diferentes industrias, desde alimenticia hasta farmacéutica. Florencia es Responsable Comercial de Homogeneización para España y Portugal. «Extraño el rubro sanitario, pero estoy muy contenta y aprendiendo mucho. Estuve muchos años en áreas técnicas, lo cual me encanta, y esta posición tiene una mezcla entre ambas áreas», valora la profesional concordiense.
Florencia en la Antártida
La otra oportunidad que Florencia destaca haber encontrado en la Facultad la llevó nada menos que al Continente Blanco. «En un encuentro de graduados un colega contó que había trabajado en una campaña científica en la Antártida. Yo estaba en segundo año y desde entonces pensé en viajar. Cuando me gradué me contacté con él y coincidimos en los pasillos de la Facultad. Me dijo: 'no van mujeres'», relata Florencia.
Ella no hizo caso a la advertencia, mantuvo su decisión y se inscribió en la siguiente convocatoria que realiza la Cancillería para campañas en los Laboratorios Antárticos Multidisciplinarios, que son seis: en las bases Carlini, Belgrano 2, Marambio, San Martín, Esperanza y Orcadas. La entonces flamante bioingeniera asistió a charlas informativas y rindió, con éxito, el examen de electrónica que forma parte de la selección. También tuvo entrevistas con psicólogos. «Me hacían viajar muchas veces a Buenos Aires. Era duro saber que no iban mujeres civiles a hacer la campaña de un año completo. Sí mujeres militares y también civiles, pero a campañas cortas, de tres meses. Me costó convencerlos de que podía hacerlo y logré que me acepten. Negociamos que sea en Marambio, la base más cercana al continente y la mejor comunicada», rememora Florencia. Estuvo un año como responsable del Laboratorio científico.
Su función
La graduada de la FIUNER explica en qué consisten las misiones: «La Antártida es un lugar reservado para la ciencia y la paz. Los países tienen bases coordinadas por militares, pero no puede hacerse ningún tipo de prueba militar. Se realizan proyectos de investigación en colaboración con otros países, estudios de la atmósfera, de glaciares, de geofísica y otros temas».
En particular, sobre su labor cuenta que «era responsable de que funcionen todos los equipamientos, recabar datos y enviarlos. Era un trabajo dentro de todo sencillo». Pero aclara que había una relevancia especial: «Mi caso se iba a tomar como referencia o antecedente para las próximas mujeres que se presenten».
Su desempeño y experiencia fue un éxito. «Es un orgullo, porque en las siguientes campañas se presentaron más mujeres y es una satisfacción que si una quiere tener la misma responsabilidad que yo, no tenga que demostrar tanto que puede hacerlo», resalta.
Más mujeres científicas
La joven bioingeniera, entonces con apenas 24 años, vivió 11 meses y medio en la Base Marambio. «Estuve en lugares impresionantes, muy aislados. Fue una experiencia única, muy linda, de crecimiento personal», sintetiza.
A su vez, aclara que no tuvo «ningún problema ni inconveniente» por ser mujer. En el grupo de la Base, de 30 o 40 personas, sólo cuatro eran mujeres. Y las otras tres eran militares. Florencia invita a naturalizar el protagonismo de las mujeres en ámbitos con predominio de hombres. Sobre su experiencia en la Antártida, advierte: «Me llama la atención que a la gente le resulte extraño. Recién ahora, 10 años después, entiendo la relevancia que tuvo».
Sin embargo, señala que queda mucho por avanzar al respecto. «No veo muchas mujeres en posiciones comerciales – técnicas. Lo mismo pasaba en la Argentina. Yo siempre elegí lugares donde había más hombres que mujeres. No hacía caso: me gustaba y lo hacía. Hay muchos factores que influyen, pero me parece importante que cada una de nosotras motivemos y promovamos a las mujeres jóvenes, incluso niñas, a involucrarse en estos rubros siempre que lo deseen», sugiere finalmente.
Fuente: Prensa Fiuner
Historias de vida
Volver a vivir: «Le pido a la gente que use el casco»
Las hermanas Nayla y Delfina Dexttler se trasladaban en moto cuando fueron víctimas de un grave accidente con un colectivo del servicio de transporte urbano hace un mes, ambas fueron trasladadas al Hospital San Martín en estado crítico. Recibieron el alta y se recuperan milagrosamente.
Volver a vivir, ese es el sentimiento que inunda a Nayla Dexttler, la joven que, junto a su hermana Delfina, fueron víctimas de un grave accidente y, afortunadamente, se salvaron de milagro. Las jóvenes fueron colisionadas en la esquina de calles Salta y Rosario del Tala. Viajaban en moto, con el casco reglamentario. Según lo manifestado al Nueve por uno de sus familiares, el chofer del colectivo habría admitido en el lugar del hecho que no las vio cruzar.
Hoy Nayla nos recibió en su casa donde se recupera favorablemente tras un mes de estar internada y dialogó con el Nueve: "Estoy bien, puedo decir que estoy bien, así que llevando el día a día, recuperándome de a poquito y con mucha fe". En cuanto a sus heridas nos contó que las de sus piernas están sanando bien, el brazo quedó un poco inmóvil así que sigue con tratamientos y kinesiología.
"Agradezco al personal del Hospital San Martín que estuvieron al tanto de nosotras, nos salvaron la vida, porque entramos muy graves, fuimos directamente a cirugía y ellos estuvieron ahí, todo el tiempo con nosotras, así que muy contentas con la gente de Terapia Intensiva y de enfermería", señaló Nayla, quién también se mostró agradecida con todas las personas que las acompañaron en los pedidos de oración, con las colectas de sangre ya que eso fue lo que también las ayudó a salir adelante ya que no les daban muchas esperanzas de poder salir de Terapia.
En cuanto a la responsabilidad del chofer, la joven comentó: "Fue a visitarnos cuando estábamos en sala común, nos pidió perdón, nosotras no estamos enojadas con él porque como decimos, nadie sale a la calle a herir a alguien más, así que estuvimos con él, hablamos, le dijimos que se quede tranquilo, que obvio todo tiene un proceso judicial pero que a él no lo vamos a afectar en nada".
"En lo personal al principio no caía porque mis papás me contaban cómo entré al hospital, todo el proceso, porque no le daban buenas esperanzas, así que ahora estoy cayendo y la verdad es que es un milagro".
"Agradezco a mi familia que estuvieron siempre ahí. Estamos muy ansiosas por volver a trabajar porque teníamos una rutina muy activa, los chicos de la verdulería nos están esperando así que esperamos volver pronto".
Fuentes: Ahora – Canal 9
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