El legislador explicó que "es una práctica usual que a los alumnos de los niveles de educación primaria y secundaria no se les compute las faltas los días de lluvia, pero esto conlleva una fuerte desigualdad con los alumnos que, a pesar de las inclemencias del clima, sí asisten a clases", al tiempo que aseguró que este accionar se transforma en un "abuso" por parte de los padres y alumnos de este beneficio, "ya que, ante la menor llovizna, muchos de los alumnos aprovechan la oportunidad para no asistir a clases, amparados en que no les registrarán las faltas".
Asimismo, Mattiauda aclaró que "esto debe ser modificado y puesto en práctica siempre y cuando no existan inclemencias climáticas de fuerza mayor o estados de intransitabilidad de los caminos, comprobables fehacientemente".
"Definitivamente es inaceptable permitir que no se pongan las faltas los días de lluvia, ya que desde el vamos cuentan con un número de inasistencias permitidas que son por demás significativas y a esto debemos sumar días especiales como la presentación de camperas, viajes o paseos, más allá de los feriados, los días institucionales, entre otros. Sin dudas, no tiene asidero no reflejar las faltas y va en franco detrimento en conseguir los días mínimos de clases que debe garantizar el Estado", remarcó.
En el mismo sentido agregó que "muchas veces como padres nos quejamos de los días de clases que se pierden por múltiples motivos, pero no ponemos en consideración las inasistencias consentidas sin fundamentos desde nuestros hogares", reflexionó.
El legislador opinó que "no ayudamos de manera alguna a nuestros hijos si los complacemos en sus deseos de no asistir a clases, como tampoco resulta positivo para ellos si ante bajas notas ponemos la lupa y las críticas sobre el docente, evitando así una observancia sobre su rendimiento escolar". Y en este sentido citó al presidente de la Academia Nacional de Educación, Guillermo Jaim Etcheverry, quien sostuvo que "en los últimos tiempos se está exagerando un rasgo que caracteriza a la sociedad actual: la compasión que despiertan los niños y los jóvenes cuando se les plantea una exigencia o se los enfrenta a un desafío". Y más aún, que es "un escándalo que tras 12 años en el aula los chicos no entiendan lo que leen".
Por último, Mattiauda señaló que "obviamente esta situación de la educación es multicausal, pero todos podemos sumar elementos para una mejora integral y en ese sentido, el compromiso de los padres para enviar a los chicos a la escuela es un granito de arena más en la lucha contra la desigualdad, ya que la educación es la principal arma que tenemos para enfrentar los desafíos del futuro", finalizó.