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Justicia

Tras su liberación, Urribarri cuestionó a la Justicia entrerriana de estar «parcialmente contaminada»

El exgobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, publicó un mensaje en sus redes sociales en el cual aseguró que el juicio que lo condenó por corrupción en 2022 tuvo una serie de «irregularidades» y apuntó contra un sector de la Justicia, principalmente la Cámara de Casación Penal y la Fiscalía.

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El exmandatario calificó de "ilegal" la detención dispuesta en noviembre de 2024 por la Cámara de Casación Penal y se preguntó: "¿De que imparcialidad me pueden hablar?". También defendió su gestión de gobierno y enumeró obras y concreciones.

"Va pasando el tiempo y quizás pocos recuerden que me condenaron por la contratación de carteles en la ruta, una solicitada, cuatro videos y la instalación de un parador turístico. Esos son los 'graves crímenes' de los que se me acusa", enumeró Urribarri.

Dijo que continuará "batallando para probar que no fueron delitos, sino acciones de gestión en el marco del gobierno más exitoso en la historia de nuestra provincia"

"Se abrió una puerta muy peligrosa al condenar las aspiraciones políticas de un dirigente. No quiero que en mi provincia un funcionario tenga miedo de firmar un expediente o que un intendente que quiere ser gobernador o un gobernador que quiere ser presidente sean perseguidos por nadie", ejemplificó.

El exgobernador mencionó lo que a su parecer fueron irregularidades sucedidas en el proceso en su contra y cuestionó la revisión de la condena, llevada a cabo por "otro tribunal conformado por la cuñada del presidente del juez que me condenó, la esposa del procurador jefe de los fiscales que me acusaron y la esposa de un enemigo político y candidato del PRO. ¿De que imparcialidad me pueden hablar?", aseveró.

Enseguida, confió en que todo lo actuado sea revisado por la Corte Suprema de Justicia y remarcó: "Recusé a estas juezas porque lógicamente temía que no fueran imparciales y me acusaron de machista. Pero todos saben que a la Cámara de Casación Penal que integran le dicen la Cámara de Confirmación Penal. Habría que tomarse el trabajo de ver cuántas veces ese tribunal falló en contra del criterio de la fiscalía", apuntó.

El exmandatario recordó que la última decisión de esas tres juezas fue dictar la prisión preventiva que lo mantuvo 51 días en una detención a la que calificó de "ilegal". "Lo hicieron sin temor al ridículo, a tal punto que plantearon que me podía fugar en bote al Uruguay. El fallo del STJ dejó en claro la audacia de esos argumentos", sostuvo.

Más adelante, lamentó que la justicia entrerriana esté "parcialmente contaminada" y reconoció a "los jueces que dictan fallos ajustados a derecho, con los códigos en la mano y estudiando la jurisprudencia". También valoró "el coraje que eso implica porque sufren escarnio mediático y hasta pedidos de juicio político".

Luego de agradecer a su familia, a sus abogados y a los integrantes del Servicio Penitenciario "por el profesionalismo y el respeto", Urribarri se refirió al peronismo entrerriano. "También quiero agradecer a la militancia peronista que se animó a expresar solidaridad a pesar de las presiones que recibieron de propios y extraños", dijo. "A los dirigentes de mi partido, sepan que los entiendo: no es para cualquiera lo que me toca atravesar y es comprensible que tengan miedo de que les pase lo mismo", advirtió.

"No obstante, quiero llevarles tranquilidad. Este tipo de cosas nos pasan a quienes hemos llevado adelante gestiones transformadoras, ganado una elección tras otra y cosechado no pocos enemigos grandes por habernos animado a ser parte de la historia", continuó. "Nos pasan a quienes construimos 154 escuelas y 24 mil viviendas. A quienes hicimos kilómetros de rutas, 50 y pico de accesos a pueblos y ciudades, hospitales, centros de convenciones y un centro de medicina nuclear. A quienes tendimos 2 mil km de fibra óptica, eliminamos el analfabetismo, redujimos la pobreza y la desocupación y visitamos no una sino decenas de veces cada rincón de nuestro territorio", enumeró luego.

"Difícilmente le pasen estas cosas a quienes no se la juegan y quieren complacer a todo el mundo", acotó. "Como dije hace poco en una audiencia en Tribunales: el único poder que ostento es el de poder mirar a los ojos a mi esposa, a mis hijos, a mis nietos y a los miles de entrerrianos y entrerrianas que recuerdan nuestra monumental obra de gobierno y me siguen demostrando su afecto y su respeto. Para mí, es muchísimo y le agradezco a Dios todos los días", concluyó Urribarri.

Fuente: Análisis – RielFM

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Justicia

El misterio continúa: se cumplen 23 años de la desaparición de la familia Gill

La familia desaparecida estaba compuesta por José Rubén «Mencho» Gill, un peón rural que tenía 56 años; su esposa Margarita Norma Gallegos, de 26; y sus hijos María Ofelia, de 12; Osvaldo José, de 9; Sofía Margarita, de 6; y Carlos Daniel, de 2.

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Hace 23 años fueron vistos por última vez los seis integrantes de la familia Gill. Era un domingo 13 de enero de 2002 cuando un vecino de apellido Fernández los acercó en camioneta desde Viale hasta el campo La Candelaria, en Crucecitas Séptima. Ese día la familia había viajado en remis a un velatorio en la vecina localidad. Desde ese momento todas son conjeturas sobre el paradero de José Rubén Mencho Gill, un peón rural que tenía 56 años; su esposa Margarita Norma Gallegos, de 26; y sus hijos María Ofelia, de 12; Osvaldo José, de 9; Sofía Margarita, de 6; y Carlos Daniel, de 2.

El voluminoso expediente de 18 cuerpos y más de 3.600 fojas describe con lujo de detalles todo lo actuado desde el inicio de la investigación y se mantiene activo solo por el trabajo del juez Gustavo Acosta y María Adelia Gallegos, la madre de Margarita. Buscan información, chequean y visitan testigos. A lo largo de los años, ni Sergio Montiel, ni Jorge Busti, ni Sergio Urribarri, quien además fue Ministro de Gobierno, ni Gustavo Bordet hablaron públicamente del caso y lo marcaron como una deuda de la democracia entrerriana.

El caso es una postal del Poder Judicial entrerriano. Un juez batallando contra la falta de presupuesto para investigar y la pelea por conseguir que entreguen una recompensa a quien aporte datos. Es más, el caso tuvo un fiscal inexperto que terminó siendo eyectado del Ministerio Público Fiscal por su mal desempeño.

El caso ya se convirtió en un emblema de la inoperancia judicial y policial. A lo largo de los años no hubo un funcionario sancionado por la pésima investigación que recién en 2015 tuvo un despertar genuino con medidas y reclamos.

Lo último actuado fue en diciembre del año pasado. Dos personas se presentaron en diferentes momentos para aportar datos que fueron chequeados y descartados por el juez Acosta, ya que los dos sitios que indicaban ya habían sido inspeccionados por la justicia.

Ahora se sigue aguardando que alguien aporte información.

Breve reseña del caso
La familia Gill vivía en la estancia La Candelaria de alrededor de 500 hectáreas, ubicada en Crucecitas Séptima, a 50 kilómetros de Paraná, y pertenecía entonces a Alfonso Goette, quien murió en 2016 en un accidente automovilístico, y era donde vivía y trabajaba la familia desaparecida.

La ausencia de la familia Gill fue dada a conocer por Alfonso Goette recién en abril, cuando ya habían pasado tres meses. El estanciero llamó a la familia para decirle que no habían regresado de las vacaciones. Eso provocó que el 3 de abril Luisa Eva Gill realizara una presentación policial en Viale. También el 9 de ese mismo mes, María Adelia Gallego se presentó en la comisaría de Nogoyá para denunciar y el caso quedó en manos del juez Sebastián Gallino, hoy juez federal en Concepción del Uruguay.

El 8 de mayo de 2002, el juez Gallino llamó a Goette a declarar. El hombre dijo que la última vez que vio a la familia fue el 14 de enero de ese año y que cree que se habían ido a vivir a Helvecia, Santa Fe.

En mayo de ese año se dispuso una inspección judicial a la estancia La Candelaria que terminó con un gran asado para los policías que concurrieron. Fue un bochorno.

Recién el 10 de julio de 2003 se hizo un allanamiento oficial. Pero no había nada. Sin embargo, en el expediente ya se conocía que Goette estuvo siete días solo en el campo después de la desaparición de la familia. Recién el 21 de enero llegó un nuevo empleado al lugar, según consta en la causa.

En 2008 y 2009, la causa tuvo un envión importante. Hubo excavaciones y trabajos de campo, pero no apareció nada.

En 2015 llegó Acosta al juzgado y comenzó a trabajar en la investigación. Viajó, visitó testigos y buscó por todas las formas que el gobierno aporte una recompensa.

Pero el mayor impulso en la causa llegó tiempo después de la muerte de Goette, en 2016. A los meses de la muerte del estanciero en un siniestro vial en la ruta 32, apareció un testigo que contó que el 14 de enero de 2002 había visto a Gill quejándose por los pozos que le había ordenado cavar el dueño del campo donde trabajaba. Con ese testimonio, el juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, encabezó un allanamiento en la estancia y puntualmente sobre la zona que marcó el testigo.

En 2018, se registraron imágenes de video y fotografías para determinar la ubicación y las coordenadas del campo donde trabajaba Gill. Luego, en 2019, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) trabajó junto al Gobierno de Entre Ríos en la búsqueda en el campo, realizando numerosas excavaciones, aunque con resultados negativos.

El caso está en una meseta que es difícil que supere.

Fuente: Ahora – Canal 9

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