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Soja a U$S 580: el Gobierno prevé compensar el efecto sequía

La suba de precios de los granos compensaría las pérdidas generadas por la sequía. También ayudará el aumento de precios del maíz.

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Las exportaciones de soja ese año estarán dominadas por Brasil.

Mientras el agro advierte sobre el impacto de la sequía en los cultivos, el Gobierno apuesta a que los precios de las materias primas que exporta Argentina y se encuentran en los valores más altos en una década compensen el efecto climático y permitan sostener el ingreso de divisas y la recaudación por retenciones.

Con los buenos resultados de la campaña de trigo, el Ministerio de Economía y el Banco Central miran cómo suben, de forma sostenida, los precios de la soja y el maíz en la Bolsa de Chicago. La soja rozaba los u$s 580 por tonelada en Estados Unidos este lunes, como consecuencia de las menores previsiones de cultivo en Argentina y Brasil y la fortaleza de la demanda china.

Encadenaba una suba del 22% en lo que va del año y volvía a precios máximos en ocho meses. Los futuros de mayo, el momento álgido de la liquidación, se sostenía por encima de los U$S 580.

Las mismas condiciones climáticas que empujan a la soja llevan al maíz a precios máximos. El grano se vendía a U$S 248,52 en Chicago este lunes y pasaba los U$S 249 en la posición a mayo. La suba desde comienzos de año es del 6,4 por ciento.

Pero en el Gobierno toman otro número para reforzar que se trata de una tendencia que acompañará durante esta campaña: ya en enero, el precio promedio de la soja y el maíz estaban en máximos desde 2012. Los del trigo eran los más altos desde 2008. Son números que le permiten al presidente del Banco Central, Miguel Pesce, entusiasmarse con un buen caudal de divisas a pesar del impacto de la sequía.

Análisis
La consultora especializada FyO estimó que, para la campaña actual, la suba de precios compensa las pérdidas de producción. «La facturación sería mayor a la del año pasado, que cerraría entre los U$S 25.000 y 26.000 millones», dijo Nicolás Sesnich, consultor comercial de esa firma. «Para la próxima campaña, aun con recortes productivos, estimamos en torno a los U$S28.000 millones», añadió. Ese precio, aclaró, corresponde a las cosechas de soja, maíz y trigo y tiene en cuenta el precio que recibe el productor, descontadas las retenciones, y no el ingreso bruto de divisas.

Para el caso de la soja, según Sesnich, los precios más que compensaron las estimaciones del inicio de la campaña. «La suba de precios desde fines de diciembre a hoy (para el productor) es desde 320 a 400 dólares, está en el orden del 25%. La pérdida productiva sería de 5% o menos», dijo. La campaña, añadió, se planificó con un precio de entre u$s 300 y u$s 310 por tonelada, siempre descontadas las retenciones.

Las Bolsas de cereales, sin embargo, revisaron a la baja sus previsiones para la campaña actual. La Bolsa de Rosario rebajó a fines de enero sus estimaciones para todos los cultivos. «Las proyecciones para 2022 (…) alcanzan U$S 35.269 millones, U$S 2322 millones menos que en la estimación de diciembre y U$S 2683 millones menos que lo exportado en el año que finalizó», indicó, en la comparación con el excepcional 2021 (U$S 37.852 millones). Rosario recortó 8 millones de toneladas la estimación de la soja, desde 48 a 40 millones, y otros 8 millones la proyección para maísz desde 46 a 48 millones.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que recortó el viernes de 44 a 42 millones de toneladas sus perspectivas para la soja, avisó que el efecto sequía no quedó atrás. «Como consecuencia de las altas temperaturas y las ajustadas reservas hídricas sobre los núcleos durante su periodo crítico, el rendimiento potencial podría registrar mermas de hasta un 30%», advirtió.

La Bolsa de Cereales de Córdoba estimó, el 2 de enero, una pérdida del 11% de la cosecha de maíz, del 3% de soja y del 7% de sorgo en esa provincia, aunque destacó que el 90% del girasol está en condiciones «entre excelentes y buenas».

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Ruralistas entrerrianos denuncian a los laboratorios que hacen la vacuna contra la aftosa

La Sociedad Rural Gualeguaychú emitió un fuerte comunicado en el que cuestionan las «ventajas de un reducido grupo oligopólico como son los laboratorios frente a miles y miles de productores».

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El comunicado

«La situación generada en torno a la vacunación contra la fiebre aftosa, donde a pocos días de iniciarse la primera campaña del año no se conoce el precio de las dosis, deja a la intemperie un sistema con claras asimetrías, con enormes ventajas de un reducido grupo oligopólico como son los laboratorios frente a miles y miles de productores.

Queda más claro que nunca, que el oligopolio en la producción de estas vacunas -donde pocas empresas controlan la oferta-, deriva en prácticas anticompetitivas donde la fijación de precios elevados es su característica más a la vista. Este aspecto se puede patentizar aún más cuando comparamos los precios pagados en Argentina y los que terminan abonando nuestros colegas productores de los países de la región.

Hoy, la realidad marca, tal vez como nunca antes, la dependencia de miles de productores y de la sanidad de millones de cabezas, de un minúsculo grupo empresarial que juega a las escondidas ante la mirada impávida de las autoridades.

En este sentido, y entendiendo que la falta de competencia es uno de los ejes desde donde pueden ejercer presión dichos grupos, resulta imperioso que el gobierno nacional abra el juego a otras empresas, aceptando nuevos actores que puedan ingresar sus productos al país. Sin la presión de competidores, las empresas dominantes seguirán teniendo actitudes como las del presente, donde todo un país productivo espera conocer el precio de las dosis para organizar una compleja campaña de vacunación que debe iniciarse el próximo 10 de marzo.

Lamentablemente, esta caza en el zoológico de los laboratorios, que tienen los clientes cautivos sin poder de elección alguna, es una distorsión que necesita ser subsanada más temprano que tarde en beneficio de los únicos aportantes económicos de este circuito: los productores ganaderos.

Del mismo modo, aprovechamos la oportunidad para instar al propio SENASA a revisar posibles cambios en el sistema de vacunación actual, tales como la exclusión de las categorías novillo y vaquillona, junto a la vaca y el toro, para la segunda campaña de vacunación de este 2025; como así también realizar en 2026 una única campaña de vacunación total y revacunar solamente a la categoría terneros.

Debe quedar perfectamente explicitado, que estas modificaciones propuestas no cambiarían en nada la seguridad en materia de salud animal, ya que las mismas son producto de un arduo y celoso trabajo técnico–científico».

Fuente: Sociedad Rural Gualeguaychú

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