Agro
Se recaudarán US$ 1.000 millones menos por la rebaja de retenciones a la soja
La rebaja de 6% en la alícuota de retenciones al complejo sojero en 2018 implicaría una caída de US$ 1.000 millones en los recursos del Gobierno Nacional. «Esta cifra refuta la idea de que va a existir un alto costo fiscal para el Gobierno Nacional, especialmente cuando se considera que no se está sumando la suba de impuestos que surgirán cuando productores ?con ingresos más altos- procedan a gastar más en bienes de consumo o nuevas inversiones», indicó la Bolsa de Comercio de Rosario.
Los economistas Julio Calzada y Emilce Terré señalaron en el estudio que «de este modo, es muy probable que esa cifra se compense con mayor recaudación de otros tributos».
En un escenario de máxima -es decir, sobreestimando el impacto fiscal real de la medida – la rebaja de 6% en la alícuota de retenciones representará a diciembre de 2018 una caída de US$ 1.000 millones en los fondos del fisco.
«Los motivos por los que los US$ 1.000 millones sobreestiman el impacto fiscal por la rebaja de retenciones son principalmente tres», para los analistas.
Por un lado «se le ha aplicado al valor total de las exportaciones proyectadas para el próximo año una alícuota de derechos de exportación (DEX) del 24% para el poroto de soja y del 21% para los subproductos (es decir, un 6% menos que la alícuota actual)».
«Cuando en realidad dicha rebaja no se hará de una sola vez al comenzar el año 2018, sino que caerán un 0,5% mensual a partir de enero próximo para descontar el 6% recién en diciembre del año próximo», aclararon.
Por tal motivo, el impacto fiscal real de la medida en el año 2018 «va a ser sustancialmente menor a los 1.039 millones de dólares estimados en el presente informe», dijeron.
«En segundo lugar, considerando que en la práctica el derecho de exportación se traslada aguas arriba en la cadena hacia el productor agrícola, la rebaja en retenciones derivaría en un aumento en el precio de la soja», añadieron.
Explicaron que «ello mejorará el ingreso por venta de la mercadería para el productor y, lógicamente, aumentará su tributación en concepto de impuesto a las ganancias, IVA y tributos provinciales y municipales».
«De esta forma se compensaría el impacto de la baja de retenciones sobre los ingresos del Gobierno Nacional y otras jurisdicciones», apreciaron.
Luego «se descuenta ya que las exportaciones del año 2018 no se mantendrán constantes en relación a las del año pasado (2016) sino que, por el contrario, tanto los embarques de poroto como el procesamiento y posterior exportación de harina y aceite de soja aumentarán el próximo año».
«De un tiempo a esta parte -con los actuales niveles de retenciones- los precios no resultan atractivos para el productor ni rentables para la industria exportadora, razón por la cual se observa una merma en la actividad de exportación que podría revertirse con la baja gradual de retenciones prevista», expresaron los especialistas.
También consideraron que «el productor sojero perdió en el último año el 13% de su poder adquisitivo», ya que para el hombre de campo los precios en pesos por tonelada -considerando las subas de la última semana-, se encuentran un 10% por encima de los registrados a la misma altura del año pasado».
Según indica la inflación anualizada que publicó el INDEC al mes de agosto el resto de los bienes y servicios de la economía aumentaron un 23,1%. .
Respecto a los márgenes del sector industrial y exportador, como indicador de la capacidad de pago de los principales demandantes de poroto, éstos han estado muy ajustados en las condiciones actuales.
Agro
Informan que el campo entrerriano deberá producir más del promedio para cubrir costos
Los rendimientos históricos promedio de los principales cultivos implantados en Entre Ríos durante la campaña agrícola 2024/25 no alcanzarían para lograr un rendimiento de indiferencia (cantidad de producción necesaria para cubrir los gastos) que cubra los costos de arrendamiento, situación en la que se encontrará cerca del 70% de los productores, detalló la Bolsa de Cereales provincial.
El análisis surge de un estudio que realizó la entidad bursátil junto a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), sobre la composición de las erogaciones necesarias para la producción, así como su relación con los ingresos y los rendimientos de indiferencia en cada caso. Para ello tuvieron en cuenta la estructura de costos de cada cultivo, los rindes históricos y los precios pizarra del 26 de diciembre pasado.
Producir más del promedio
El principal costo para el productor son los insumos (semillas, agroquímicos, fertilizantes) que se lleva entre el 37% y el 46% del dinero necesario para producir, seguido por el arrendamiento (entre un 16 y 28 por ciento), condición en la que se encuentra cerca del 70% de la producción entrerriana y que varía dependiendo la estrategia de rotación empleada en la producción; y los gastos de comercialización (del 15% al 20%), entre otros costos.
Los rendimientos históricos varían según el grano: 2.380 kilogramos por hectárea es el de la soja de primera, 1.980 el de soja de segunda, el promedio del trigo se ubica en 2.840 kilos, y el del maíz en 5.930 kilogramos por hectárea. Para esta temporada, únicamente el maíz lograría una rentabilidad positiva del 8%, mientras que el resto tendrá que superar los rendimientos promedios registrados para cubrir los costos.
Los productores que implantaron soja de primera deberán generar una producción del 117% comparando a los registros históricos, o del 109% si optaron por sembrar soja de segunda o trigo. En tanto, quienes hayan sembrado soja de segunda + trigo tendrán que lograr un rendimiento un 18% superior al promedio, y si el doble cultivo fue maíz y trigo, un 3% mayor bastará para cubrir los costos.
En el caso del trigo, el rendimiento histórico sólo lograría solventar el 88% de los costos para la producción en campo propio y el 76% si incluimos el pago de arrendamiento. Incluso enfrentan dos problemas acuciantes: los registros para esta temporada auguran un rendimiento un 13% por debajo de las perspectivas históricas, y los precios internacionales continúan con una tendencia a la baja.
Los rendimientos necesarios
Si el productor cuenta con campo propio, deberá producir 1.920 kilogramos por hectárea de soja de primera para cubrir los costos, 1.630 de soja de segunda, 3.100 de trigo o 4.080 kilos por hectárea de maíz para superar los gastos realizados.
En tanto, si debe alquilar el campo, los rendimientos necesarios para lograr una diferencia positiva aumentan considerablemente: llegan a los 2.880 kilos por hectárea para la soja de primera, suben a 2.210 kilogramos si fue soja de segunda lo que se sembró, incrementa a 3.660 para los casos en los que se produce trigo, y a 5.340 kilogramos por hectárea para los campos implantados con maíz.
Fuente: Bolsa de Cereales – UNO Entre Ríos
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