Por Cristian Minich

Los crímenes de cuatro trabajadores en los últimos días, las balaceras y las amenazas constantes que se desprenden del narcotráfico mantienen en vilo a Rosario, una ciudad sumida en el miedo. En ese contexto, la situación se asemeja al tiempo de pandemia: poca gente en las calles, horario restringido de comercios y servicios, trabajo en casa, presencia de fuerzas de seguridad, temor y muerte.  

Sobre esta situación, conversamos con José Graells, periodista y corresponsal de MDZ en Santa Fe, quien habla de una ciudad paralizada y plantea un escenario desolador.

"En Rosario se vive con muchísimo miedo e incertidumbre, pensemos que los colectivos dejaron de funcionar por casi cuatro días, las clases no se dictaron en dos jornadas y el servicio de taxis y remises también estuvo interrumpido", dice Graells.

Además, comenta que "es una ciudad paralizada, los comercios atienden al público hasta una determinada hora y los repartidores trabajan hasta las 23. Hoy existe una combinación de miedo y terror".

Imágenes a lo Bukele y mano de obra barata

Es cierto que el narcotráfico está enquistado en Rosario desde hace mucho tiempo, pero la situación se complejizó luego de que se difundieran fotos de una requisa en una cárcel como ocurre en El Salvador bajo el gobierno de Nayib Bukele.

Sobre ese hecho, hubo un llamado del ministro de seguridad salvadoreño, Gustavo Villatoro, quien advirtió a su par argentina Patricia Bullrich de que la difusión de imágenes había sido un error, ya que "eso solo lo podés hacer cuando las bandas ya están neutralizadas y tenés el control total de la calle".

Sin embargo, una paradoja del momento que se vive en Rosario es que, de acuerdo con las estadísticas difundidas por el Observatorio de Seguridad Pública de la provincia de Santa Fe, el porcentaje de crímenes se redujo en 2023 con respecto al año anterior, mientras que en enero y febrero del corriente, los crímenes disminuyeron un 47% en comparación con el mismo período de 2023. Entonces, ¿por qué se incrementó el miedo en la ciudad santafesina?

Al respecto, Graells dice que "ahora las víctimas fueron inocentes y sus muertes no ocurrieron por balas perdidas en enfrentamientos de bandas, sino que fueron directamente a matarlos para dar mensajes de miedo y generar caos. Esos mensajes también muestran un cambio de paradigma, ya que los grupos –narcotraficantes– de las zonas norte, sur y oeste dicen estar unidos en esa causa".

De esa manera, las muertes de trabajadores ajenos al narcotráfico, acribillados en sus puestos de trabajo, dan la sensación de que Rosario en los últimos días ha sido como una ruleta rusa a cielo abierto, donde la gente se pone en peligro por el solo hecho de salir a la calle, mientras que los crímenes parecen ser aleatorios.

También, agrega Graells que los sicarios "son chicos menores o adolescentes que están armados y que están jugados. En muchos casos piensan que tienen solo dos destinos posibles: la muerte o la cárcel".

En enero último, el fiscal Jorge Baclini manifestó que en Rosario un crimen por encargo "cuesta entre cinco mil y diez mil pesos". En otras palabras, podríamos decir que la vida cuesta poco y nada según la óptica de los jóvenes asesinos.

Crímenes al azar o la pandemia del narcotráfico

El crimen del playero Bruno Bussanich, de 25 años, fue el hecho más conmocionante, debido a que quedó registrado en las cámaras de seguridad de la estación de servicio en la que trabajaba y las imágenes fueron difundidas por los medios de comunicación.

En el video se advierte como un sicario se acerca a la oficina en la que se encontraba la víctima y sin mediar palabra le asesta dos disparos, uno en el rostro y otro en el pecho, que acabaron con su vida sin siquiera darle tiempo a nada. Antes, había sido baleado el colectivero Marcos Daloia, quien murió días después, y luego asesinados los taxistas Héctor Figueroa y Diego Celentano.

Los crímenes de los trabajadores y los mensajes con amenazas de "matar a más inocentes por año" sembraron pánico en la población, al tiempo que proliferaron las protestas y se implementaron medidas de seguridad temporarias.

De esa manera, la pandemia del narcotráfico llevó al encierro a quienes pueden trabajar desde casa y obligó durante una sucesión de días a la suspensión de clases, a la reducción de horario en los comercios y a la suspensión temporaria de servicios.

Incluso, según Graells, "el propio vecino tomó sus recaudos y ajustó sus horarios al máximo, además de optar por el home office los que tienen esa posibilidad". También, el periodista se pregunta cuánto tiempo se podrá sostener "todo este megaoperativo" de seguridad y manifestó que "hay mucha preocupación porque, con Rosario saturada, las bandas empiecen a escurrirse hacia los límites fronterizos", como por ejemplo entre Córdoba y Santa Fe, haciendo referencia al encuentro entre el ministro de seguridad cordobés, Juan Pablo Quinteros, con su par santafesino, Pablo Cococcioni.

Rosario a la sombra de los Monos y las bandas narcocriminales

"Y los Monos están devastando esta ciudad", canta Fito Páez en su célebre tema Circo Beat. Y en esta serie de hechos criminales, la organización de los Monos vuelve a estar en el tapete.

Para Graells, "todos reportan ahí, porque a las bandas las empodera decir que son una articulación de los Monos y para los medios y la Policía vende achacar a los Monos todos los males de Rosario".

Sin embargo, en esta ola de asesinatos por encargo parece haber cooperación entre distintas organizaciones delictivas y criminales. "Ahora hay una tensa calma en cuanto a homicidios" – sugiere el periodista-, "aunque hubo amenazas en escuelas y en centros de salud, pero hay que ver cuánto tiempo pasará, ojalá que no ocurra, hasta que haya un nuevo asesinato".  

En un episodio reciente, ocurrido en la jornada del sábado, fue baleado el frente de un edificio ubicado en las calles Castellanos y Zeballos. Los disparos fueron efectuados por un sujeto que huyó en una moto junto con un cómplice, la modalidad que más se repite a la hora de los ataques. Además, también dejaron una nota con advertencias, tal como había ocurrido en otros hechos.

Por estos tiempos, Rosario ya no se debate entre Newell´s Old Boys y Rosario Central, sino entre salir o quedarse en casa y entre qué medidas adoptar para evitar que haya más muertes.

La pandemia del narcotráfico está en su punto más álgido y el despliegue de las fuerzas de seguridad reforzadas asoman como una vacuna experimental, pero los días son inciertos, el miedo entumece y nadie se atreve a spoilear el final.

Fuente: Mdzol