Recien en octubre se sabrá si se desdoblan las elecciones en la provincia

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Bordet
El gobernador Gustavo Bordet no tiene ningún apuro en definir si hará uso de su facultad para convocar a elecciones provinciales separadas de las nacionales en 2019. Ha dicho públicamente que es prematuro hablar del tema en un período en el que el foco debe estar puesto en la gestión.

Pero la política, entendida como la lucha por el acceso y permanencia en el poder, nunca se detiene. Sin poder no hay nada y nunca es prematuro planificar el mejor modo de conservarlo si lo que se quiere es llegar a buen puerto con una gestión. Y en la Casa Gris se mira a 2018 como un año clave para el futuro político del peronismo provincial.

En el primer tramo del año se pretende avanzar en la reforma electoral, que tendrá dos pilares claros: el reemplazo de la boleta sábana por la boleta única de papel y la derogación de la ley Castrillón para adoptar un sistema de internas que aún está en discusión, pero que algunos sectores del Gobierno pretenden que sea más parecido al nacional.

La otra definición central se dejará para el último trimestre del año. Bordet esperará a octubre o noviembre para resolver si convoca a elecciones provinciales separadas de las nacionales.

Luego, la ola amarilla que arrasó en octubre en todo el país vino a confirmar esa presunción. A pesar de ser el político con mejor imagen de la provincia, Bordet perdió en 2017 una elección que se nacionalizó. Y sería necio tropezar con la misma piedra en 2019, cuando además se juega su propia continuidad en el poder.

Ese análisis sobrevivió incluso a la fuerte caída en imagen que afectó a fin de año Macri, por su decisión de impulsar la reforma previsional que redujo los ingresos de los jubilados. Es que aun bajando, Macri sigue estando arriba de una oposición invertebrada, con un peronismo entrampado en su interna, en el que no se atisba el surgimiento de algún candidato competitivo para 2019.

Cambio

Pero esto es Argentina y aquí las cosas pueden cambiar mucho en muy poco tiempo. Aún sin que el peronismo encuentre un líder potente que resuelva su interna (y que no tenga un techo tan bajo en el electorado como el que reporta su dirigencia más conocida), la marcha de la economía puede darle alguna esperanza.

En esta coyuntura aplica para la oposición aquello de "cuanto peor, mejor".

En Cambiemos creen que a Macri le seguirá alcanzando conque le vaya más o menos bien en la economía mientras enfrente tenga a un peronismo donde la principal referente siga siendo la ex presidenta Cristina Fernández, que fue clave para su ascenso al poder en 2015 y lo ayudó a mantenerse en 2017, a pesar de los tarifazos, la promesa incumplida de la reactivación económica, la inflación sin controlar y hasta cierta insensibilidad social propia de un gobierno de empresarios.

En el peronismo observan que el núcleo duro del macrismo y el "miedo" de una parte del electorado a un regreso del kirchnerismo ya no sería suficiente para sostener a Macri ante una crisis económica. Los más optimistas consideran incluso que no sería necesario llegar a tanto y que bastaría con la nueva pérdida de poder adquisitivo que este año promete, con paritarias otra vez por debajo de la inflación. Se ilusionan conque un candidato peronista, más o menos potable para esa franja del electorado que oscila en cada turno, podría nutrirse de ese malestar social.

Si a fin de año se llegara con un gobierno nacional desgastado, la lógica de la conveniencia del desdoblamiento se pondría en dudas. No estaría claro si Macri arrastraría para arriba a un candidato a gobernador en una elección simultánea en 2019.

Pero la Nación tendrá aún doce meses para hacer campaña, dejar atrás el 2018 del ajuste y habilitar el año electoral de 2019, como ya pasó con el 2016 de los tarifazos y los despidos, y el 2017 del "gradualismo", la obra pública y el incremento del gasto social.

Todo esto, claro, si mantiene el control de la economía. Ya se ha vuelto a hablar de segundo semestre para este año, como en 2016. Todo indica que la campaña por la reelección de Macri arrancará después del mundial de fútbol.

En cualquier caso, Bordet tiene tiempo de hacer esta evaluación hasta el mes de noviembre, cuando se cumpla el plazo para una eventual convocatoria a elecciones provinciales. Se especula con internas en marzo y generales en mayo de 2019, para que la discusión provincial no se superponga con la campaña nacional, que tendrá internas en agosto y generales en octubre.

Látigo y billetera

En esta lógica, no tiene sentido definir tempranamente un desdoblamiento electoral que, además, podría implicar un enfrentamiento con el gobierno nacional, del que la provincia depende financieramente, tanto por la relación nación-provincias que poco tiene de federal como por la herencia que dejó el propio peronismo en el poder provincial.

Sin autorizaciones del gobierno nacional para endeudamiento, emisión de letras, o para adelantos de coparticipación, Bordet no puede pagar los sueldos. Así de dramático. Y de catastrófico para un año electoral.

El castigo al que fue sometido el gobernador peronista de San Juan, Sergio Uñac, por ordenar a sus legisladores no acompañar la reforma previsional, no deja lugar a dudas respecto a que la metodología del "látigo y la billetera", que tanto se le criticó a Cristina Fernández desde Cambiemos, sigue vigente en el republicano gobierno de Macri.

Pero Bordet es, por ahora, uno de los preferidos de Macri entre los mandatarios peronistas. Habrá que ver si lo sigue siendo en noviembre.

Fuente: Página PolíticaAutor: Pablo Bizai

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