Omar le puso de nombre Cine Paradiso, evocando el recuerdo de la legendaria obra dirigida por Giuseppe Tornatore, y gracias a este espacio a lo largo de casi cuarto siglo se le abrieron varias puertas y conquistó el cariño de muchísima gente. Alcanzó la masividad cuando hace cinco años participó en un certamen de preguntas y respuestas en un famoso programa que entonces se emitía en un canal nacional, para poder ganarse el premio, que era una importante suma de dinero, y así equipar la sala o reponer artefactos que se fueron rompiendo; y tan conmovedor fue su relato al presentarse, que espectadores de todos los puntos del país se pusieron en contacto para ayudarlo y hacerle donaciones.
También Netflix, la reconocida plataforma online de películas y series, le hizo un gran homenaje: eligió Cine Paradiso, de Villa Elisa, para realizar el pre estreno de la película Klaus, y para eso acondicionó entero este espacio, y previamente proyectó un tráiler que muestra a Omar llorando de emoción al ver cómo quedó todo.
Tiempo de balances
Pero "nadie es profeta en su tierra", dice un refrán. Y así lo confirma Omar, ante la indiferencia de tantos vecinos y autoridades de su ciudad. Eso llevó al entrerriano al que tanta gente quiere y admira, y que fue elogiado y aplaudido en tantos países por sus convicciones y su amor al séptimo arte, a ponerle fecha de cierre a la sala a la que muchísimos niños y grandes van los fines de semana para ver alguna película clásica y sumergirse en la magia de las historias que se proyectan.
Omar lo anunció en su muro de Facebook exponiendo con amargura un inventario de motivos: "Cine Paradiso comunica que en diciembre de 2025 cerrará sus puertas, después de 25 años, por la baja de espectadores. Los dos últimos sábados se trabajó a pérdida. La indiferencia del área de Cultura municipal, la situación económica, promesas que no se cumplen, cosas que se rompen y no se pueden reemplazar, el desconocimiento de la diferencia entre un cine y la tele, el avance tecnológico, el dinero que no alcanza, el olvido de personas que ayudé en la crisis del 2001 y de mucha gente que no contempla además que Villa Elisa en buena parte fue conocida por la película ´Un cine en concreto´, la prohibición de la venta de tortas fritas en mi casa por parte del municipio a beneficio del cine, son parte de las causas que me llevaron a tomar esta decisión", dijo, y agregó: "Si Dios me da vida, veré con qué llenar el vacío. Gracias a los que me acompañaron estos 24 años".
Asimismo, rememoró: "Fue el 3 de junio del 2000, con 45 años de edad, cuando inauguré la demolida sala de la calle Yrigoyen 1574, y en ocho meses construí la nueva sala en Alvear 942. Fui envejeciendo con la pasión intacta. No sé cuando será su última función: el avance de la tecnología y la falta de recursos me indica que tendrá un final que sólo Dios lo sabe. Tuve tristezas, pero más alegrías, y cuando llegue la última función trataré de quedarme con los mejores momentos vividos".
Falta de apoyo al cine
Una de las grandes decepciones que alimenta el quebranto del albañil que encontró en el cine su misión de vida es que, a pesar de ser tan conocido a partir de la película que narra su historia en diversas partes del mundo, no sea incluido entre los atractivos que la ciudad promociona. Según contó Omar, la misma suerte corrió el Ferroclub de Villa Elisa: "Mencionaron todos los eventos de vacaciones de invierno, pero no nombraron el cine ni los paseos en tren", señaló, y además confió: "Llamé por Whatsapp a la Secretaría de Cultura para preguntar y cuando responden, escucho detrás una voz que decía ´no lo atiendas, que es Omar Borcard´. Me vienen discriminando y a estos extremos estamos llegando".
Así como construyó la sala con sus recursos y a pulmón, también la sostiene, ya que la entrada de 500 pesos que suele cobrar es módica y lo que recauda no alcanza para cubrir los costos, sobre todo si algún proyector u otro equipo se rompe o hay que hacerle mantenimiento: "Acá vendíamos tortas fritas con mi señora y mis amigos los sábados de tarde, para ir juntando dinero para tener fondos para el cine, y una vecina se quejó de que le molestaba el olor de la fritura y me hicieron firmar un papel en la Municipalidad en el que me informaban que no podía hacerlas más", lamentó.
Cada situación injusta lo fue acorralando para que, a sus 69 años, empiece a pensar en renunciar a su sueño, que es que Villa Elisa tenga siempre una sala de cine. Si bien dijo que iba a cerrar la suya el año que viene, quienes aman al cine tanto como él confían en que algún milagro lo hará cambiar de idea, y de la mano de la solidaridad pueda seguir sosteniendo esta obra maravillosa, que realmente es de película. Para colaborar con Cine Paradiso, se puede escribir al Facebook de Omar Borcard.
Fuente: Uno Entre Ríos - Vanesa Erbes