En enero de 2018, está previsto que comience a regir la rebaja del 0,5 por ciento mensual en las retenciones, una decisión que las voces opositoras al Gobierno nacional y al sector agropecuario cuestionan, aduciendo que significa beneficiar al campo y perjudicar al resto de la sociedad, al reducirse la recaudación fiscal por este concepto.

Sin embargo, un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario echa por tierra esta afirmación: el "costo fiscal" para el Estado sería, como máximo, de apenas el uno por ciento de sus ingresos anuales, y eso sin contar la probable mayor recaudación por otros impuestos que tendrá debido a que los productores mejorarán su poder adquisitivo y que, con menos retenciones, es de esperar que las ventas de la oleaginosa mejoren.

Cálculo
El documento elaborado por los economistas Julio Calzada y Emilce Terré estima que, en un escenario de máxima, "la rebaja de seis por ciento en la alícuota de retenciones al complejo sojero, a diciembre de 2018, podría implicar una caída de mil millones de dólares en los recursos del Gobierno Nacional, cifra que equivale a apenas uno por ciento de los ingresos tributarios totales o 0,16 por ciento del PBI estimado para el próximo año".

Para los analistas de la BCR, "esta cifra refuta la idea de que va a existir un alto costo fiscal para el Gobierno Nacional, especialmente cuando se considera que no se está sumando la suba de impuestos que surgirán cuando productores –con ingresos más altos- procedan a gastar más en bienes de consumo o nuevas inversiones. De este modo, es muy probable que esa cifra se compense con mayor recaudación de otros tributos".

Escenarios
En ese sentido, el informe aclara que la hipótesis mencionada sería la más "pesimista", ya que sobreestima el impacto fiscal, por tres razones:
La primera, porque el cálculo se hizo como si la baja de retenciones fuera directamente de una sola vez, del seis por ciento (quedaría en 24 por ciento para granos y 21 por ciento para subproductos), cuando en realidad será gradual, lo que implica que el impacto fiscal real sería menor.

La segunda, porque con menos retenciones, la soja se revalorizará a nivel local, lo que mejora el ingreso por venta de la mercadería para el productor y, lógicamente, aumentará su tributación en concepto de impuesto a las ganancias, IVA y tributos provinciales y municipales, compensando los menores derechos de exportación.

La tercera, porque se descuenta que las exportaciones del año 2018 no se mantendrán constantes en relación a las del año pasado (2016) sino que aumentarán debido precisamente a precios más atractivos para que los productores comercialicen sus granos y no los retengan en silos bolsa.

Fuente: La Voz del Interior
http://www.sebastiangrimaldi.com.ar

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