En este momento estamos viviendo en la Argentina un proceso negativo de redistribución de la riqueza, que consiste en transferir riquezas de los sectores trabajadores a los sectores patronales del capital concentrado, el mal llamado ajuste no ajusta las cuentas, porque la rebaja del salario real de trabajadores activos y jubilados no se destina a equilibrar el déficit fiscal, sino que se transfiere inmediatamente y hasta en forma anticipada a los sectores concentrados a los cuales pertenecen los CEOs que gobiernan, a los exportadores de soja, a las compañías petroleras privadas, a los dueños de las empresas de servicios, a los especuladores financieros argentino panameños, etc.
Lo que se observa claramente en la política económica es que el objetivo es mantener la inflación como forma de bajar los salarios reales, ya se hizo fuertemente en 2016 y está claro el objetivo para el 2018, 24 % de inflación prevista con posibilidades de ser mayor con un aumento congelado en el 15 % sin cláusula gatillo sobre los salarios de todos los trabajadores.
Esta es la realidad económica que pesa sobre los trabajadores y sobre este diagnóstico ya no caben dudas, aunque aceptaría escuchar otras opiniones, por ejemplo si alguien piensa que con esta política económica los trabajadores vamos a estar mejor, debería exponerlo para enriquecer el debate.
En este contexto el conflicto docente no es un conflicto sectorial, sino que se encuentra inmerso en el conflicto nacional entre la clase trabajadora y los sectores explotadores que se encuentran en período de aumento de su expropiación de riquezas.
Será difícil en este contexto encontrar una medida de fuerza que nos lleve con seguridad a lograr un 25 % de aumento para no perder o un 30 % para recuperar parte de lo perdido, pero a no desesperar, hay un horizonte de posibilidad de lograrlo, pero será sin dudas en el conjunto de la clase trabajadora. Y la lucha de la clase trabajadora se construye poco a poco, se avanza con pequeños triunfos y se retrocede con pequeñas derrotas, pero se construye paso a paso. La disputa salarial docente es la que marca el ritmo de la clase trabajadora, porque es una de las primeras disputas importantes de cada año, por lo tanto pasa a ser estratégica, si nos derrotan rápidamente a los docentes, será muy difícil levantar luego ese poder de lucha, pero si logramos mantener el fuego de la lucha, más tarde se irán sumando los demás sectores de trabajadores y avivarán ese fuego.
Todo este análisis estratégico tiene su aplicación directa en las medidas resueltas por el congreso de Agmer del 12 de marzo en Concepción del Uruguay, paro de 24 horas para el 14 de marzo y de 48 horas para 21 y 22 de marzo. Si estos paros logran mantener el acompañamiento de la mayoría de los trabajadores podremos decir que estamos dando la lucha en contra de la pérdida del salario que otros planificaron, que no aceptaremos sumergirnos año a año en la pobreza, aunque es probable que, por más contundencia que tenga no hará aparecer el resultado esperado al otro día, pero mantendrá vigente la lucha. Si el paro no tiene acompañamiento, estamos determinando la pérdida salarial del 10 % en 2018 y seguramente facilitamos a quienes nos quitan riquezas a ir por una pérdida del 15 % en 2019 y si lo logran no tengo dudas, por su voracidad de riquezas, que irán por un 20 % de rebaja en 2020.
Hagamos un breve recordatorio de cómo se resuelve ese paro docente, puesto que los medios hegemónicos funcionales a los sectores dominantes enemigos de la clase trabajadora, lo muestran con un título de Agmer manda los docentes al paro. Ese mensaje falso difundido en la sociedad no nos puede confundir a los docentes que somos parte de la decisión democrática que resolvió la medida. En Agmer no hay un cabeza que mande, el paro fue votado por amplia mayoría por 125 congresales, que representaron a las asambleas resolutivas de los 17 departamentos de la provincia, que resolvieron con los mandatos de los 40.000 docentes de todas y cada una que tuvieron la posibilidad de participar libremente, dar su opinión y votar.
Luego de resuelto el paro, con ese sistema democrático, cada docente tiene la libertad para decidir adherirse o no, no hay presiones en Agmer, lo que hay es un pedido de sostener la lucha en forma colectiva, las decisiones colectivas se destruyen cuando las pensamos en forma particular por sobre lo colectivo, la decisión parte de lo particular a lo colectivo y debe mantenerse en lo colectivo, si priorizamos lo individual se rompe lo colectivo.
Mostraré algunos cálculos que demuestran que el intento de "salvarse" en forma individual relegando lo colectivo, finalmente trae consecuencias negativas sobre lo individual.
El descuento de un día de paro sobre un sueldo inicial arroja un descuento de aproximadamente $ 450 por un día de paro, muchos piensan solo en ese descuento, en lo que pueden perder por un día, se bajan de la lucha, hacen caer la lucha y en el mediano y largo plazo la pérdida termina siendo ampliamente superior. Si el gobierno logra su objetivo de rebajar el salario real, la pérdida salarial sería del 10 % anual todos los meses, que a lo largo del año implican una pérdida salarial de $ 15.600, que además se ubicarán como base de la pérdida para los años próximos, quiere decir que quienes se bajen del paro por cuidar $ 450 estarán decidiendo perder $ 15.600 a lo largo del año, aunque pensemos en forma individual, tampoco dan las cuentas. Otra posibilidad es que algunos piensen, no hago el paro, no pierdo los $ 450 y espero que otros hagan el paro y de esa forma no perder los $ 15.600 si se consigue el objetivo, es decir estar de acuerdo con el paro, pero dejar que otros lo hagan, esas actitudes son precisamente las que el sistema expropiador de riquezas necesita para avanzar sobre la clase trabajadora.
Miércoles 14 de marzo, todos al paro docente, para frenar la rebaja salarial planeada sobre la clase trabajadora, no te salves, sumate a la lucha por tu salario y el salario del colectivo docente, de la clase trabajadora.
Por Victor Hutt, Secretario de prensa de Agmer Uruguay