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Sociedad

La salvaje vida e insólita muerte del Malevo Ferreyra, el represor que se mató en TV

Sucedió un 21 de noviembre como este, aunque de 2008. El excomisario Mario Oscar «el Malevo» Ferreyra estaba brindando una entrevista a un canal de televisión de Buenos Aires subido al tanque de agua de su casa de San Andrés, Tucumán, donde resistía una orden de arresto por crímenes cometidos durante la dictadura.

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En un momento interrumpió la charla. «Me despido», le dijo a la periodista porteña que lo entrevistaba. Y ahí, frente a las cámaras que transmitían en vivo, se pegó un tiro en la cabeza que no alcanzó a volarle el sombrero panamá blanco que ya se había vuelto una marca personal.

De inmediato, fue trasladado a un centro de salud, donde fue declarado muerto alrededor de las 17 horas. Tenía 63 años.

https://www.youtube.com/watch?v=TcsPFSRjcAo&bpctr=1574476758

Sangre y fuego

Ferreyra nació el 17 de junio de 1945 en Los Pereyra, al este de San Miguel. Desde joven, su deseo era ser policía. A pesar de que no pasó el apto físico por su baja estatura y peso, un pariente logró hacerlo ingresar a la fuerza a los 18.

Desde el principio, el «Malevo» se ganó su apodo. En 1973, a los 28, sostuvo que le había hecho frente solo a un grupo de 15 militantes de la Juventud Peronista. Dos años más tarde, siempre según sus palabras, fusiló a Juan Carlos Alsogaray, el hijo montonero del general que encabezó el golpe contra Arturo Illia.

Ferreyra protagonizó una serie de enfrentamientos con conocidos delincuentes en las décadas del 80 y del 90, en los que varios de ellos murieron. En 1988, cuando era jefe de la división de Robos y Hurtos de la policía tucumana, fue acusado por la tortura y muerte de Daniel Carrizo, miembro de la banda criminal Los Gardelitos. Pero la justicia lo absolvió cuando no pudo encontrar suficientes pruebas para llevarlo a juicio. El cuerpo del pistolero había sido bañado en ácido.

Además, fue un hombre de confianza de Antonio Domingo Bussi, gobernador de facto de Tucumán entre 1976 y 1977 y nuevamente en democracia, entre 1995 y 1999.

Granada en mano

En 1993, Ferreyra fue acusado y condenado a 20 años de prisión, por los asesinatos de tres presuntos criminales: José Adolfo Menéndez, Hugo José Vera y Ricardo Alberto Andrada, ocurridos en el paraje de Laguna de Robles dos años antes. Pero el día que se dictó sentencia huyó del Palacio de Tribunales llevando una granada en la mano.

Tras 79 días de fuga, Ferreyra fue recapturado en la localidad de Zorro Muerto, ubicada a 30 kilómetros de Termas de Río Hondo. Luego de permanecer dos días detenido en una cárcel de la capital de la provincia de Santiago del Estero, fue trasladado al penal tucumano de Villa Urquiza.

Para su fortuna, su amistad con Bussi le granjeó dos reducciones de su condena, y logró quedar libre en 1998. » Le puede dar mucho a la sociedad-dijo el entonces mandatario provincial-. Está en la plenitud de su vida, es un hombre inteligente, trabajador y corajudo y que, creo, cumplió debidamente con la ley».

El final

Más allá de una denuncia por amenazas que le presentó una vecina en 2006, Ferreyra mantuvo en su última década de vida un perfil algo más bajo que el de sus años de hierro. Pero el pasado lo alcanzaría de vuelta.

En 2008 el juez federal Daniel Bejas ordenó su detención por presuntos delitos cometidos durante la última dictadura, en una causa por el funcionamiento de un centro clandestino de detención en dependencias del exarsenal Miguel de Azcuénaga.

Las imputaciones surgieron del fallo que el 17 de septiembre anterior había condenado a Bussi y otro general retirado, Luciano Benjamín Menéndez, a cadena perpetua, por la desaparición, en 1976, del senador provincial Guillermo Vargas Aignasse.

El 21 de noviembre, cerca de las 16.30, se quitó la vida para evitar ser detenido por efectivos de la Gendarmería. «No tengo nada que ver. Que investiguen, que vayan a los lugares, que busquen. Si miento, que me fusilen», había declarado un día antes a La Gaceta.

Las imágenes del suicidio del «Malevo» fueron repetidas en varias oportunidades por el canal de noticias, lo que le valió una sanción del Comité Federal de Radiodifusión (Comfer).

Dos días después, fue enterrado. Según voceros policiales, al menos 750 personas asistieron a la inhumación, entre las que estaban su esposa y los cuatro hijos.

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Economía popular

Un informe advierte que la pérdida de poder adquisitivo ya es la más fuerte desde la crisis del 2001

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El poder adquisitivo de las familias cayó este año a niveles récords, que no se veían desde el 2001. El salario mínimo perdió 1,3% en octubre, y entre noviembre 2023 y octubre acumula una pérdida de 28%, según un informe elaborado por el Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Se trata de la caída de ingresos más fuerte desde la crisis del 2001.

La fuerte caída se explica por el aumento de la inflación, con el pico de 25,5% de diciembre tras la devaluación, y del alza de las tarifas.

El reporte "Panorama del empleo asalariado formal y de las remuneraciones" muestra que la merma del salario se inició en diciembre de 2023, cuando se contrajo 15% de la mano de la aceleración inflacionaria y se profundizó aún más en enero con una caída del 17%. Esta tendencia se interrumpió momentáneamente en los meses siguientes, período durante el cual el incremento nominal acompañó la inflación, por lo cual no se observaron reducciones adicionales.

En junio se produjo una nueva caída (-4,4%), seguida por cierta recuperación en julio (4,3%) y por reducciones consecutivas en los tres meses siguientes. La tendencia decreciente de los años previos, adicionalmente a la fuerte contracción de estos meses, posicionó el salario mínimo en un valor inferior al registrado en 2001, previo a la crisis de la convertibilidad.

Asimismo, según reprodujo NA, esto implica una erosión de casi el 60% frente al valor máximo de la serie, en septiembre de 2011.

El salario promedio de los trabajadores formales relevado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) también registró una fuerte contracción entre noviembre y diciembre del año pasado.

Aunque, con la desaceleración de la inflación, sumado a las negociaciones salariales en el marco de los acuerdos paritarios, permitieron, primero, evitar que la caída del poder de compra de los haberes continúe y, luego, que comience un proceso de recuperación.

En agosto, este índice registró un aumento de 0,8%, y de 0,3% en septiembre.

A pesar de ello, a septiembre de 2024 (último dato disponible) el poder de compra de los salarios promedio continuaba siendo inferior en 1,5% al valor de noviembre. Sin embargo, el porcentaje de aumento se atenuó marcadamente desde agosto.

El panorama de agosto y septiembre resulta más crítico cuando se analizan las cifras de remuneración promedio de los asalariados registrados del sector privado proveniente del SIPA.

Luego de crecer en términos reales en el mes de junio (+4%) y julio (+2,8%), en agosto experimentó una caída de 2,5% y en septiembre, los datos preliminares difundidos por la Secretaría de Trabajo dan cuenta de una nueva caída, del 1%.

Esto implica una pérdida de poder adquisitivo de 3% abajo del registro de noviembre de 2023. A su vez, acumulaba una caída del orden de 20% respecto del máximo de la serie registrado en mayo de 2013.

Fuente: Ahora

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