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La exportación de carne vacuna creció casi un 100% en 12 años, pero el consumo cayó 24%

Entre 2008 y 2019 las exportaciones pasaron de 429.360 toneladas res con hueso (tn r/c/h) a 845.877 tn r/c/h, mientras que el consumo por habitante por año cayó un 24,10%.

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La exportación de carne vacuna creció entre 2008 y 2019 un 97,01% al pasar de 429.360 toneladas res con hueso (tn r/c/h) a 845.877 tn r/c/h, al mismo tiempo que el consumo por habitante por año cayó 24,10%, indicó en un informe la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

De esta manera, Argentina acrecentó sus despachos de carne vacuna en 416.517 tn r/c/h en dicho período, a pesar de los vaivenes en los volúmenes de exportación que mostró a través de estos años.

Si bien el país cerró 2019 con un récord de exportaciones, tuvo una fuerte caída desde su anterior pico de ventas al exterior en 2009, cuando se enviaron 661.378 tn r/c/h, hasta el 2015 con 198.687 tn r/c/h.

A partir 2016, la exportación comenzó a recomponerse y pasó de 230.381 tn r/c//h a las más de 845.000 tn r/c/h de 2019, lo que le valió «regresar al grupo de los 5 principales exportadores a nivel mundial», destacó la BCR.

Por otro lado, la producción de carne se mantuvo estable entre 2008 y 2019, con una variación positiva del 0,08% hasta las 3,134 millones de toneladas,aunque a partir del año 2009, «el sector ingresó en una fase contractiva de la producción, de la cual incluso hasta 2019 no ha podido recuperarse».

En dicho año la producción de carne pasó de 3,376 millones de toneladas a 2,626 millones en 2010, tocando el piso productivo en 2011 con 2,497 millones de toneladas.

A pesar de la estabilidad en la producción de carne vacuna, el consumo por habitante por año descendió 24,10% entre 2008 y 2019, al pasar de 67,63 kilogramos por habitante al año a 51,33.

«Teniendo en cuenta lo sucedido con la producción y las exportaciones, se podría inferir la sustitución de mercados a los que se abastece. Es decir, desde el 2008 el mercado local ha reducido el consumo de carne bovina en más de un 20% y, dicha variación, se ve reflejada en el aumento de las exportaciones y en los aumentos en las cantidades consumidas de carne porcina y aviar», explicó la entidad bursátil rosarina.

En rigor, el consumo de carne de cerdo en dicho período casi se duplicó al pasar de 7,6 kilos por habitante por año a 14,58 kilos, acompañado por un salto en la producción del 130% hasta las 630.000 toneladas y de las exportaciones, que en 2019 cerraron en 25.575 tn r/c/h, cuando en 2008 se ubicaban en 3.638 tn r/c/h.

En cuanto al sector avícola, tanto la producción como su consumo en el mercado interno tuvieron un marcado crecimiento.

La producción de carne de pollo aumentó un 56% al pasar de 1,4 a 2,2 millones de toneladas, mientras que el consumo por habitante por año lo hizo en 37% al incrementarse de 31,5 kilos a 43,3 kilos.

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Ruralistas entrerrianos denuncian a los laboratorios que hacen la vacuna contra la aftosa

La Sociedad Rural Gualeguaychú emitió un fuerte comunicado en el que cuestionan las «ventajas de un reducido grupo oligopólico como son los laboratorios frente a miles y miles de productores».

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El comunicado

«La situación generada en torno a la vacunación contra la fiebre aftosa, donde a pocos días de iniciarse la primera campaña del año no se conoce el precio de las dosis, deja a la intemperie un sistema con claras asimetrías, con enormes ventajas de un reducido grupo oligopólico como son los laboratorios frente a miles y miles de productores.

Queda más claro que nunca, que el oligopolio en la producción de estas vacunas -donde pocas empresas controlan la oferta-, deriva en prácticas anticompetitivas donde la fijación de precios elevados es su característica más a la vista. Este aspecto se puede patentizar aún más cuando comparamos los precios pagados en Argentina y los que terminan abonando nuestros colegas productores de los países de la región.

Hoy, la realidad marca, tal vez como nunca antes, la dependencia de miles de productores y de la sanidad de millones de cabezas, de un minúsculo grupo empresarial que juega a las escondidas ante la mirada impávida de las autoridades.

En este sentido, y entendiendo que la falta de competencia es uno de los ejes desde donde pueden ejercer presión dichos grupos, resulta imperioso que el gobierno nacional abra el juego a otras empresas, aceptando nuevos actores que puedan ingresar sus productos al país. Sin la presión de competidores, las empresas dominantes seguirán teniendo actitudes como las del presente, donde todo un país productivo espera conocer el precio de las dosis para organizar una compleja campaña de vacunación que debe iniciarse el próximo 10 de marzo.

Lamentablemente, esta caza en el zoológico de los laboratorios, que tienen los clientes cautivos sin poder de elección alguna, es una distorsión que necesita ser subsanada más temprano que tarde en beneficio de los únicos aportantes económicos de este circuito: los productores ganaderos.

Del mismo modo, aprovechamos la oportunidad para instar al propio SENASA a revisar posibles cambios en el sistema de vacunación actual, tales como la exclusión de las categorías novillo y vaquillona, junto a la vaca y el toro, para la segunda campaña de vacunación de este 2025; como así también realizar en 2026 una única campaña de vacunación total y revacunar solamente a la categoría terneros.

Debe quedar perfectamente explicitado, que estas modificaciones propuestas no cambiarían en nada la seguridad en materia de salud animal, ya que las mismas son producto de un arduo y celoso trabajo técnico–científico».

Fuente: Sociedad Rural Gualeguaychú

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