Si la Tierra es el único planeta habitable conocido en el vecindario cósmico es por múltiples razones. Una de ellas porque dispone de un campo magnético que nos protege frente a las partículas energéticas que llegan desde el Sol. Alrededor del mundo existen los llamados cinturones de Van Allen, donde queda atrapada esta radiación de alta energía. El cinturón más cercano o interior se sitúa a unos 500 kilómetros de altura y el lejano o exterior a unos 15.000. Tanto la Estación Espacial Internacional como los satélites se desplazan por debajo de ambos, en una zona conocida como órbita baja.
Sin embargo, existe una zona de la Tierra donde el escudo se encuentra a una distancia menor de la superficie terrestre, a solo 200 kilómetros. Concretamente se sitúa frente a las costas de Brasil. La comunidad científica se refiere a este fenómeno como la Anomalía del Atlántico Sur. También es conocida como el Triángulo de las Bermudas del Espacio. En esa zona la intensidad de la radiación solar es más alta que en el resto del planeta. Un serio problema tanto para la tecnología que está en órbita como para la salud de los astronautas. Cada vez que los tripulantes de la ISS pasan por ese punto del Atlántico observan un fuerte destello y se exponen a dosis de radiación más altas de lo recomendable. También los satélites sufren fallos en el sistema cuando cruzan por ese punto.
Además, la Anomalía del Atlántico Sur representa una amenaza cada vez mayor porque el campo magnético se está debilitando un 5 % cada cien años, pero esa región lo hace a un ritmo cinco veces superior. Por si fuera poco, se está moviendo y aumentando su área de influencia hacia el este.
Debido al peligro que conlleva, un equipo de investigadores del Centro Aeroespacial Alemán ha querido comprobar si los vuelos comerciales que atraviesan esa zona experimentan una mayor radiación. Han realizado un vuelo desde Hamburgo a las Islas Malvinas a 13.000 metros de altura. «No se pudo detectar exposición adicional a la radiación para vuelos comerciales que viajan a través de la región geográfica de la Anomalía del Atlántico Sur. Esto ha sido confirmado por nuestros análisis preliminares. A altitudes de crucero de hasta 13 kilómetros, la SAA no tiene ningún impacto en la exposición a la radiación en condiciones climáticas espaciales estables», han asegurado los científicos.
La verdad sobre el otro Triángulo de las Bermudas
En los mapas realmente no existe una zona geográfica reconocida como el Triángulo de las Bermudas. Únicamente se puede hablar del Atlántico Norte, el Golfo de México o el Mar del Caribe. El mito que rodea esta zona del mundo surgió en los años 50 cuando se publicó un artículo periodístico que describía algunas desapariciones de barcos y aviones bajo extrañas circunstancias. En esa década otros tantos autores, alguno de ellos ufólogos, ayudaron a generar más misterio que fomentaron otras curiosas teorías para explicar el origen del supuesto lugar maldito.
Se ha dicho, por ejemplo, que allí hay un agujero de gusano, un túnel a través del espacio-tiempo y que las personas desaparecidas son transportados a otro universo. Otra tesis apunta a que se trata de una especie de estación que tienen los extraterrestres para abducir a los seres humanos. También que el gobierno americano realiza extraños experimentos meterológicos.
Pero la Agencia de la Atmósfera y el Océano de Estados Unidos (NOAA) publicó un artículo en el 2014 en el que apunta que esa zona no tiene nada de particular y ni siquiera ocurren más sucesos que en cualquier otro punto del planeta. Eso sí, se trata de una región en la que se concentra mucha actividad ciclónica durante la temporada de huracanes, lo cual podría explicar el hundimiento de barcos en el pasado.
Fuente: La Voz de Galicia