La denunciante es Magdalena Primo, de la vecina ciudad de Nogoyá. El denunciado, es Juan Manuel Manassero, recientemente imputado por el fiscal de Nogoyá Federico Uriburu por una estafa que superaría los siete millones de dólares. Lo que se investiga es el desvío de un patrimonio de casi 950 hectáreas de campo, el dinero del alquiler de un galpón y hasta los puntos de la tarjeta de crédito de Primo.
Según la denuncia radicada, la señora Primo tenía 1.432 hectáreas aproximadamente al momento de confiar la administración en Juan Manuel Manassero. Hoy sólo quedan 454 a nombre de los hijos y Primo conserva el usufructo.
La denuncia fue presentada en marzo de 2016 pero los hechos comenzaron tiempo antes. Más precisamente a principios de 2003, cuando María Magdalena Primo decidió hacer caso a quien hasta ese año fue su marido, Luis Alberto Osuna, para que traspase la administración de su patrimonio a Juan Manuel Manassero. Este último era amigo de Osuna, quien hasta el divorcio –concretado en mayo de 2004- administraba los bienes de Primo.
La clave del accionar delictivo de Manassero -y su padre- estuvo en el desconocimiento de Primo respecto de lo que pasabaa la hora de la administración de su patrimonio. La situación se vio modificada a partir de la intención de su hijo, Juan Ignacio Osuna, quien una vez recibido de técnico productor agropecuario en 2004 decidió –en conjunto con su madre- ser el administrador patrimonial de la familia.
Una vez que Primo le comunicó a Manassero su intención de que el patrimonio sea administrado por su hijo, el imputado en la causa cortó los medios fluidos de comunicación. "Comenzó una etapa en que era difícil comunicarse con él ya sea por teléfono o personalmente", explica el escrito denunciante. En esa línea, Manassero "le manifestó que ella sabía que hubo que vender algunos lotes porque las actividades agropecuarias no andaban bien", pero existía una "falta de la transmisión de datos concretos sobre los bienes". Ante "las evidentes y reiteradas evasivas en que incurrió (Manassero) le crearon un juicio de sospecha", señaló la denuncia que firmaron los abogados querellantes y por la cual se imputó a Manassero hijo. Una de las cosas que el acusado no había comunicado a Primo es que quien se hacía de los bienes que habían transferido era el propio Manassero y, encima, a través de una donación y no una venta. Es decir, gratuitamente.
La donación se realizó de manera fraudulenta y un día feriado, más precisamente el 25 de mayo de 2006.
Manassero concurría cotidianamente a Nogoyá –donde vive Primo- y le comunicaba verbalmente las acciones que se estaban realizando en las propiedades que administraba. Además, le hacía firmar distintos documentos que hacían –presuntamente- a su tarea de administrador, abusando de la estricta confianza que se había depositado en él. De hecho, Primo no conoce hasta el momento fehacientemente cuál es el alcance de su patrimonio, puesto que cuando cedió la administración a Manassero, el exmarido le traspasó toda la documentación correspondiente a la administración patrimonial.