Economía
Gullo para Será Noticia: «Asistimos a la tercera gran ola de endeudamiento»
El politólogo Marcelo Gullo expone desde su mirada catedrática la que significa la fuerte toma de deuda que realizó el gobierno de Mauricio Macri.

Consultado por Será Noticia, el politólogo y escritor Marcelo Gullo, discípulo del politólogo brasileño Helio Jaguaribe y del sociólogo uruguayo Alberto Methol Ferré, puso en contexto -desde su mirada académica- la situación económica actual y la decisión de retornar al Fondo Monetario Internacional: «Hoy asistimos a la tercera gran ola de endeudamiento, que no tiene que ver con razones estrictamente económicas; tiene que ver con que alguien presta sabiendo que no voy a poder pagar porque va a condicionar toda mi economía».
«Esa fantasía de viajar al extranjero, comprar productos importados de buena calidad baratos, hace que no nos demos cuenta que cada día nos estamos muriendo».
«Como si nos estuviesen envenenado pero como la dosis de veneno es muy pequeña, la vamos tomando por cuota sin darnos cuenta, hasta que la dosis es tan alta que ya no podemos reaccionar. Que fue lo que pasó en 2001, todo explota y no porque uno se da cuenta sino porque el cuerpo no da más y no aguanta más al veneno. Somos incapaces de racionalizar eso», dijo.
¿Qué consecuencias avizora respecto de este nuevo endeudamiento argentino?
La Argentina tuvo tres grandes olas de endeudamiento, la primera fue en 1824 con Bernardino Rivadavia y la toma de la provincia de Buenos Aires, que después va a heredar la deuda toda la Nación argentina. Siempre tiene la misma característica la ola de endeudamiento, viene con una apertura de la economía, con una importación gigantesca que arruina a la industria local. Esa primera ola condicionó tanto a la economía argentina que aún en el mejor momento de las exportaciones argentinas en 1880, no se logró juntar la plata suficiente para pagar la deuda. Cuando los ingleses nos prestan, el primer empréstito de la banca Baring Brothers no estaba hecha para ser pagada. Para empezar, la plata nunca llegaba, un pequeño porcentaje de dinero físico entraba al país y el resto era para comprar mercaderías británicas a tasas leoninas sabiendo que no podíamos pagarlas. La Baring Brothers no lo hizo sólo con la Argentina, si uno analiza chile o Perú, la gran Colombia de ese momento formada por Venezuela, Ecuador y Colombia, todos se van a endeudar con la banca y el contrato es el mismo, sólo cambian los montos. Nosotros terminamos de pagarlo en 1946/7, Ecuador en 1979 la parte que heredó, Venezuela en 1958 y Colombia también. No se terminó de pagar nunca y condicionó toda la economía de los países hispanoamericanos. Sin embargo, después va a venir una segunda ola de endeudamiento que en Argentina llega de la mano del gobierno militar. Que no sólo abre la economía y comete un genocidio gigantesco sino que cuando asume tiene 4 mil millones de dólares de deuda externa, pesos más pesos menos, y cuando deja hay 40 mil millones de deuda, de eso el 80% es fraudulento, nunca llegó a Argentina. Esa deuda contraída por el gobierno militar va a condicionar toda la democracia argentina. La crisis de Alfonsín fue una crisis por no poder juntar la plata suficiente para pagar la deuda. Hoy asistimos a la tercera gran ola de endeudamiento, ¿porqué alguien podría estar interesado? ¿porqué alguien presta sabiendo que no van a poder pagarle? La deuda externa funciona siempre como un chaleco de fuerza, condiciona a cualquiera que viniese después. Si alguien después quisiese realizar un nuevo proyecto reindustrializador, tomar medidas económicas proteccionistas, las mismas que tomó Estados Unidos en su momento o las que tomó Alemania o Corea, porque hay una gran falsificación de la historia a nivel universal de como los países desarrollados llegaron a serlo. Lo hicieron mediante el proteccionismo económico, el subsidio estatal, las cosas que ellos hoy critican e impiden que otros hagan. Si un gobierno intentara llevar a cabo ese proyecto, la deuda externa sirve como una camisa de fuerza, puedo patalear, gritar pero cuanto más pataleo peor me va porque pierdo estabilidad y me caigo. La camisa de fuerza impide la realización de un proyecto autónomo de economía. La tercer gran ola de endeudamiento no tiene que ver con razones estrictamente económicas, tiene que ver con que alguien presta sabiendo que no voy a poder pagar porque va a condicionar toda mi economía.
¿Por qué el gobierno nacional toma más deuda, ahora ante el FMI?
Hay dos motivos. Primero por una cuestión ideológica. Hay muchos que creen que los países como Estados Unidos, Alemania, Japón o Corea del Sur se desarrollaron por el liberalismo económico, porque eso es lo que se enseña en nuestras universidades. Se enseña ideología, no se enseña historia económica. En nuestras universidades se enseña lo que Estados Unidos o Inglaterra o Alemania dicen que hicieron, pero no es lo que hicieron. Hay una gran cantidad de hombres de buena intención que están subordinados ideológicamente. No saben lo que hacen. Y hay otra gran cantidad que sabe lo que hace, pero no tiene buena intención. Juegan a obtener una gigantesca ganancia a aquellos que traen para prestarle a la Argentina. Mientras que en Estados Unidos se da un 1% por año, acá ponen la plata y se llevan un 15/20%».
«Es el negocio más extraordinario que existe, lo que se llamó siempre la bicicleta financiera».
El país se monta una vez más a ese vértigo financiero ¿Cómo puede desactivarse?
Sólo podrá el pueblo argentino cuando decida un cambio de rumbo. Pero no lo decide porque entre otras cosas queda siempre obnubilado por la fantasía del viaje al extranjero, porque es barato ir a Europa cuando el peso está sobrevaluado. A mi también me gusta ir a Londres, París, Viena y uno gasta poco, gasta menos que acá y el hotel sale menos que en Buenos Aires o comer sale menos en Munich que en la Recoleta. Esa fantasía de viajar al extranjero, comprar productos importados de buena calidad baratos, hace que no nos demos cuenta que cada día nos estamos muriendo. Como si nos estuviesen envenenando pero como la dosis de veneno es muy pequeña, la vamos tomando por cuota, no nos damos cuenta hasta que la dosis es tan alta que ya no podemos reaccionar. Que fue lo que pasó en 2001, todo explota y no porque uno se da cuenta sino porque el cuerpo no da más y no aguanta más al veneno. Somos incapaces de racionalizar eso. Si yo gastó mucho más con la tarjeta de lo que gano en la facultad puedo vivir bien, pero hasta que un día la tarjeta me diga no le financio más y me diga «ahora le tengo que cobrar sino deme la casa». La casa son los recursos naturales, que son los que se puso en garantía. Cuando el otro decida no darme más crédito se la voy a tener que dar porque imprudentemente gasté de más. Me daba una gran vida, la pasé lindo, pero a condición de haber hipotecado el destino de mis hijos.
Teniendo en cuenta su teoría de la Insubordinación Fundante, ¿cómo se puede poner de pie la Argentina?
Es un proceso largo, no se consigue de la noche a la mañana. Tendríamos que empezar a tener un cúmulo de materia gris que comprendiera eso y estuviese dispuesto a llevarlo a cabo. El gran problema de la Argentina es que el grueso de los universitarios, que son quienes más conciencia debieran tener de esto, no lo tienen. Están profundamente subordinados ideológicamente, es un círculo vicioso. Aquellos con mayor responsabilidad intelectual, para que haya un impasse son los que menos esclarecido están. El principal impedimento de la Argentina es su subordinación ideológica a una ideología que no fue la que llevó al éxito a otros países.
Ante la complejidad de este escenario, ¿dónde hay que poner el norte?
Nosotros nunca más podremos llegar a tener una industrialización clásica, nunca más seremos competitivos fabricando calefones, heladeras. Pero hay que mantenerla y mientras tanto crear una industria distinta, basada en la tecnología de punta y no es solamente fabricar satélites, aunque también tenemos que fabricarlos porque tienen una ventaja, no requieren producción en masa sino en escala. O fabricar reactores nucleares, donde hemos demostrado que somos competitivos y ganamos licitaciones internacionales. Ese es el destino futuro de nuestra industria. Mientras eso pasa, hay que mantener la otra, mientras esta industria nueva no termina de crecer mantenemos la antigua para dar trabajo. A medida que la industria nueva crezca vamos despidiéndonos de la antigua. Pero la nueva no quiere decir producir productos tecnológicos ligados a la ingeniería o la matemática, sino que la nueva industria también es la audiovisual porque tanto vale como trabajo o creación de divisas exportar una película o serie como exportar satélites. Para eso no solamente hacen falta ingenieros o matemáticos o químicos sino también el fomento a las ciencias sociales, personas que conozcan de historia, de arte, cultura, de cine. Ahí podemos tener una gran ventaja porque tenemos una gran creatividad. Yo le preguntaría al presidente cuántas toneladas de limones hay que exportar para que sea equivalente a exportar una satélite o una serie de televisión. Sería inconmensurable. Más vale exportar satélites o películas que limones, y esto no quiere decir que no haya que exportar limones, aparte de los limones exportar satélites, películas. Argentina era el único país de Latinoamérica que hacía dibujos animados, fue vanguardia, y tenemos que volver a ese tipo de cosas.
Gullo presentará en pocos días más en Rosario su último libro «Relaciones Internacionales. Una teoría crítica desde la periferia sudamericana«, publicado por la Editorial Biblos, donde hace eje en su teoría de la «Insubordinación Fundante«, que explica cómo las principales potencias mundiales llegaron a ser países industrializados y donde sostiene que los países periféricos deben conjugar una insubordinación cultural e ideológica con un adecuado impulso estatal en materia económica, que los libere de la dominación de los centros de poder mundial.

Economía
Últimos pasos de la negociación con el FMI: por qué hay apuro en cerrar un acuerdo
El ministro de Economía Luis Caputo volverá a encontrarse con la titular del organismo, Kristalina Georgieva en el marco del G20. Definiciones sobre devaluación y esquema cambiario.

El presidente Javier Milei mantuvo una reunión en Washington con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, con la intención de avanzar en la negociación de un nuevo acuerdo entre la Argentina y el organismo internacional.
La titular del Fondo destacó los «resultados significativos» del plan del Gobierno
En este escenario, Milei ya anticipó que no devaluará, y desea cerrar un nuevo acuerdo que implique un desembolso extra de al menos 11.000 millones de dólares para fortalecer las reservas del Banco Central y abrir el cepo financiero, aunque esta cifra no fue ratificada.
El ministro de Economía, Luis Caputo, quien también estuvo en Washington, se cruzará nuevamente con Georgieva en Sudáfrica, en el marco de la cumbre del G20. Junto a él viajará el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, para participar en la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del foro internacional.
En los últimos días, Caputo confirmó los últimos pasos para efectivizar el acuerdo: el resultado del entendimiento técnico con el FMI debe ser enviado al Congreso para su aprobación. El acuerdo no implica un incremento de la deuda neta, sino un cambio de acreedor: los dólares del FMI se utilizarían para que el Tesoro cancele Letras Intransferibles en manos del Banco Central, transformando esa deuda intra sector público en un pasivo con el organismo multilateral.
El Gobierno busca cerrar rápidamente el acuerdo con el FMI debido a la caída de reservas internacionales, que persiste a pesar de las compras diarias del Banco Central en el mercado oficial
Analistas del mercado atribuyen esta situación a una combinación de factores: intervenciones para controlar la brecha cambiaria, menores encajes por la caída en los depósitos en dólares y pagos de deuda.
Aún se desconoce el monto final del nuevo programa y la secuencia de desembolsos. Si bien Milei mencionó una cifra de USD 11.000 millones, los funcionarios del equipo económico no la ratificaron. Caputo aseguró que el FMI no impuso una devaluación y que el esquema cambiario posterior al acuerdo ya está definido.
El alineamiento del Gobierno argentino con la administración de Donald Trump podría jugar un rol clave en la negociación. Se evalúa la posibilidad de un encuentro con Scott Bessent, el nuevo funcionario estadounidense en la Oficina del Tesoro.
Fuente: Mdzol
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