Por Sebastián Balbi

Hay veces en que una historia encarnada por hombres con sentido patriótico parece atravesar los límites de lo real. Algún día, una película se encargará de recrear en pantalla grande, tal como se merece, una historia de valor extremo en defensa de la Soberanía Argentina, y que no debe ser olvidada: el ataque aéreo -sin ninguna garantía de regreso a casa- al coloso e inexpugnable portaviones HMS "Invincible", el 30 de mayo de 1982.

Pero en ese «pacto ficcional» que algún director entablará con los espectadores, el guion deberá esforzarse por contar cada detalle y -al mismo tiempo- en no caer en una interpretación errónea del público, que podría considerar exagerada la narración cinematográfica de la aquel acontecimiento bélico. Y es precisamente porque el arrojo que demostraron los pilotos en esa misión voluntaria y sin garantía de retorno, tiene aristas que parecerían superar los límites de lo imposible, haciendo gala de aquel famoso dicho: «la realidad supera a la ficción». Sin dudas, éste es el caso.

Dos de nuestros héroes, José Vázquez y Omar Castillo, cayeron en combate en aquella misión temeraria

Los Super Étendard iban al mando del Capitán de Corbeta Alejandro Francisco, quien contaba con el último misil Exocet, y del Teniente de Navío Luis Collavino. Los A4-C eran tripulados por los Primeros Tenientes José Vázquez, Ernesto Ureta y Omar Castillo, y el Alférez Gerardo Isaac.

A pesar del impacto certero del implacable misil Exocet, y de las ráfagas de cañones y de las seis las bombas de 250 kg que remataron el ataque, arrojadas en vuelo rasante a toda velocidad -prácticamente a la altura de la cubierta del portaaviones- por los pilotos Isaac y Ureta, el gobierno británico esgrimió una mentira inverosímil antes que una verdad deshonrosa: «el 'Invincible' no había sido atacado«.

No obstante, el paso de la historia despliega hoy otra pregunta: ¿El Invencible fue gravemente dañado o hundido?

Lo cierto es que según el radar de Puerto Argentino, la actividad de vuelo de los británicos se redujo a la mitad inmediatamente después de esa histórica misión, y el buque -o lo que quedaba de él- se retiró de la zona.

El «Invincible» no volvió a Inglaterra con el resto de la flota, sino que lo hizo varios meses después, el 17 de septiembre de 1982, mostrando un sector recién pintado y sin que se informara dónde estuvo todo ese tiempo.

«El 'Invincible' tenía dos portaviones «mellizos». Sus nombres «Illustrious» y «Ark Royal». Uno de ellos pudo entrar a puerto haciéndose pasar por aquel»

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La palabra viva de los protagonistas vivos de esta historia da cuenta de la realidad de la batalla, la que algún día será llevada a la pantalla grande, y -por qué no- ocupe las portadas de los diarios, el día en que los ingleses revelen, de una vez por todas, un secreto incómodo.