Ejerció la docencia en Rosario y en Victoria, una labor por la que generaciones de victorienses y rosarinos lo recuerdan, y en nuestra ciudad fue un activo partícipe de la vida cultural, lo que lo llevó a tomar parte en la creación del Anadón.
"Sumidos en el pesar por la pérdida de nuestro amigo y alma mater, quienes trabajamos en este espacio cultural rogamos una oración en su memoria".
Colaborador de incontables medios de nuestra ciudad, siempre brindando aportes culturales a partir de un conocimiento artístico y patrimonial que se preocupaba por enriquecer constantemente.
Eso hizo que fuera personalidad de consulta para todo aquel que necesitara hacer un trabajo sobre la historia, la arquitectura, vida, costumbres, arte…
Fue un extraordinario cultor de los detalles, los que resaltaba a la vista de todos no sólo por su condición de tales sino especialmente con su historia y particularidades.
Declarado Ciudadano Ilustre por sus contribuciones en el museo Anadón, una labor que no sólo le es reconocida en las Siete Colinas sino también en toda la provincia, el museo es en gran medida el legado que dejó a los victorienses, ya que a cada paso tiene su impronta y refleja su visión de nuestra historia, nuestras tradiciones, nuestra forma de entender la cultura.