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El Índice de Precios al Consumidor subió 4% en enero

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que el rubro Alimentos y Bebidas subió 4,8%, Comunicación 15% y Restaurantes y Hoteles 5,4%.

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El Índice de Precios al Consumidor (IPC-Costo de Vida) aumentó 4% durante enero, debido a las subas del 15,1% en el sector de comunicaciones, del 5,4% en hoteles y restaurantes, y del 4,8% en alimentos y bebidas, informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

De esta manera, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) alcanzó en enero, igual incremento mensual del 4% al registrado en diciembre y presentó una inflación interanual de 38,5%

El rubro alimentos y bebidas no alcohólicas, con un alza del 4,8%, fue el de mayor incidencia en todas las regiones, producto principalmente de las subas observadas en carnes y derivados; frutas y aceites; grasas y manteca, destacó el organismo.

Según el Indec, la subas fueron de 11% en asado; 4% en carne picada; 9% en paleta y 10% en cuadril. El precio filet de merluza aumentó 14%.

Otras subas fueron las del limón con 39%; naranja, 23,1%; batata 14%; cebolla 10%, precios que fueron compensados en términos estadísticos con bajas del 22% en el zapallo anco; del 3,8% en el tomate redondo; y 2,3% en la papa, entre otros.

También gravitó en la suba, la actualización de los valores de los bienes incluidos en los programas de Precios Máximos y de Precios Cuidados

Otro de los sectores en el que los precios mostraron un importante incremento fue comunicación, con el 15,1%, debido principalmente al aumento en las tarifas de los servicios de telefonía e internet. En este capítulo, desde el Ministerio de Economía, apuntaron a que esas subas "estuvieron por encima de las que autorizó el Enacom.

Los valores también aumentaron en los rubros restaurantes y hoteles (5,4%) y recreación y cultura (4,8%), ambas relacionadas con las vacaciones de verano y la reapertura de algunas actividades.

El rubro transporte aumentó el 4,6%, a partir de dos incrementos en los precios de los combustibles y también por el aumento en los precios de los vehículos.

En tanto, aumentó 4,8% alimentos y bebidas no alcohólicas, entre otras razones, por la suba de los valores de los cigarrillos.

Educación, con el 0,6% de suba, y vivienda, agua, electricidad y otros combustibles, con el 1,1%, fueron los de menor incremento mensual. En esta última, influyó en el rubro expensas el efecto del bono a los encargados de edificios, pagado en diciembre, especialmente en la región GBA

Los bienes aumentaron 4,2% y los servicios 3,8%. Medido de otra manera, los productos estacionales subieron el 3%, los precios regulados el 5,1%, mientras que el IPC Núcleo quedó en 3,9%.

Fuentes del Ministerio de Economía destacaron que este aumento del 5,1 % "respondió principalmente a los regulados", contra un alza del 2,6% en diciembre, "en el marco de un proceso de normalización de la economía en el que se están realizando reacomodamientos de precios de bienes y servicios regulados en varias partes del país".

Con la suba del 4% de enero, la inflación interanual alcanzó al 38,5%. Para los agentes del mercado financiero, el costo de vida aumentará este año 50%, según el relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que realiza el Banco Central, contra una previsión oficial del 30%.

Con un aumento del 38,5% interanual, los bienes aumentaron 63,4 % entre enero de este año e igual mes de 2020; los servicios, el 19,3%, y la Inflación Núcleo se ubicó el 41,4 %.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, aseguró en distintas oportunidades esta semana que a la inflación, "se la debe atacar de forma integral, se usan múltiples instrumentos de política económica» y se trata de «un fenómeno multicausal».

En ese sentido, ratificó que la búsqueda del equipo económico es que «la inflación se vaya reduciendo cinco puntos porcentuales, aproximadamente, año a año" lo que "es factible macroeconómicamente».

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Los números de la crisis: qué hay detrás del 52,9% de pobreza en la Argentina

El despilfarro y el ajuste fueron los ingredientes principales del cóctel ideal que llevó a más de la mitad de los argentinos a estar por debajo de la línea de la pobreza.

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El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó el informe de pobreza e indigencia del primer semestre de 2024, el primer dato oficial del Gobierno de Javier Milei. El informe de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) arrojó que un 52,9% de los argentinos son pobres y un 18,1% son indigentes, dato que muestra una foto estadística que forma parte de una película de terror.

La película no comenzó con este Gobierno, sino que las políticas de Javier Milei terminaron por develar la dependencia animal de gran parte de la población del Estado, elevando el número a las cifras actuales. Esa dependencia, pregonada como salvación de la humanidad, no era más que mantener a millones de argentinos como crías de un Estado que empobreció a la población de forma encubierta con la asistencia descontrolada.

El ajuste, además de revelar esta realidad, tiene su contrapunto en la mecánica mercantilista del actual Gobierno que dejó de lado a gran parte de la sociedad. Entre la inflación generada como política económica de Alberto Fernández y el fatal ajuste realizado por la administración de Javier Milei, los resultados son los publicados por la EPH, siendo más grave el de indigencia, que se acercó al techo del 20%.

Este dato es el más visible de los que se pueden observar en la vida diaria, con un fuerte incremento de personas en situación de calle, quienes no solo son aquellos que viven en la calle, sino también los que viven de la calle. Esto incluye a los vendedores ambulantes o que se las rebuscan diariamente ubicándose ya bajo la línea de indigencia.

Cabe señalar que, igualmente, los distintos observatorios privados, como el de la Universidad Torcuato di Tella (49.3%) o la Universidad Católica Argentina (52%), informaron un leve retroceso de la pobreza durante agosto. Ante esto, debe recordarse que el informe del Indec responde al primer semestre de 2024, un período que, para el Gobierno, fue una especie de «hora de pagar las cuentas» por el despilfarro previo.

La pobreza ya no solo afecta al centro de las grandes ciudades, sino que también golpea en zonas barriales. Foto: Santiago Tagua/MDZ.

Esta leve caída de la pobreza que sigue al informe de Indec podría ser el alivio que necesita el Gobierno, aunque el consumo escaso sigue presente y el estancamiento económico no termina de resolverse. Con la mirada puesta en «la luz al final del túnel», parecen perderse muchos a la vera del camino hacia esa supuesta luz, punto que le reclaman desde distintos sectores que no son justamente opositores al Gobierno, como instituciones religiosas y fundaciones de asistencia.

El problema de la pobreza en Argentina

«Más desnutridos en el granero del mundo», rezaba la canción La argentindad al palo de la Bersuit Vergarabat publicada en 2004, después de décadas de crisis y una pobreza creciente en la Argentina, aunque no tenía allí su punto final, sino que volvería a estallar años después. Estas cifras históricas para el país marcan una realidad innegable en la que coinciden todos los actores del espectro político: resolverlo va a costar muchos años.

Mientras aparecen profetas de lo obvio que relatan que la pobreza es un problema para todos los argentinos que debe ser solucionado inmediatamente, otros marcan que la solución es imposible de forma inmediata. Esto se debe a los efectos negativos derivados de la pobreza, ya que no comer adecuadamente, no educarse, la falta de acceso a la salud, las condiciones mínimas de una vivienda digna y demás situaciones propias de la pobreza, generan efectos a largo plazo.

La pobreza alcanzó el 52,9% y la indigencia el 18,1%. Foto: EFE.

Esos efectos a largo plazo requieren soluciones que deben abordarse durante un largo tiempo, no de un momento a otro, y tal vez no alcancen a quienes ya fueron afectados por la pobreza, sino a aquellos que le sucedan. Esto se debe a que la pobreza material, que puede ser momentánea, en muchas ocasiones se prolonga en el tiempo, generando una pobreza estructural, como la que enfrenta desde hace décadas la Argentina.

Fuente: Mdzol – Gonzalo Barrera

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