Sociedad
El cardiólogo que se «borró» en plena pandemia ahora reclama un cargo
Apenas declarada la emergencia sanitaria producto de la pandemia, Pazo desapareció. Aunque parezca raro, el médico presentó un certificado médico en el hospital para no ir a trabajar. Sin embargo, en su consultorio privado siguió atendiendo a pacientes. A pesar de su cuestionable accionar, ahora pide un cargo de Jefe en el Hospital San Martín.

La carta con la que el cardiólogo César Pazo le reclamó al gobernador Gustavo Bordet, mediante una carta pública que posteó en su muro de Facebook, que lo designe en el cargo de jefe del Servicio de Cardiología del Hospital San Martín, de Paraná, provocó sorpresa en el Ministerio de Salud y no poca indignación.
«Me dirijo a Usted con el fin de que vea la posibilidad de que pueda asumir el cargo que debería estar dirigiendo, desde 2015 en forma interina, y desde el 1° ae Agosto de 2020 en forma definitiva. Según la Ley 9.892, artículo 23 y otros, para poder realizar los controles cardiovasculares, en equipos en la periferias, y en localidades con bajo nivel de complejidad médica que son presas del temor», dice el texto que publicó Pazo, miembro de la Red de Familias Entrerrianas, férreo opositor a la legalización del aborto y que en 2019, después de distintos proyectos partidarios que naufragaron a lo largo de los años, se postuló para el cargo de Defensor del Pueblo.
No lo consiguió: la selección del Defensor del Pueblo de Paraná quedó desierta, y el trámite volvió a activarse en esta gestión. Pero Pazo ya no insistió con su postulación.
Ahora, lo que pretende es que el Gobierno le reconozca el cargo de jefe de Servicio de Cardiología del Hospital San Martín.
La petición la hizo apoyado en las necesidades sanitarias provocadas por la pandemia en Entre Ríos. «Las características de la pandemia hacen que tengamos que utilizar todo el ingenio para la protección de la Salud de la población que tenemos a nuestro cargo», planteó el médico.
Pazo reclamó su designación en el Hospital San Martín con el argumento de que las enfermedades cardiovasculares son las de «mayor mortalidad, incluso en la pandemia», y siendo él jefe de servicio por concurso aunque nunca confirmado en el cargo, se impondría que se oficialice su nombramiento.
«Es un personaje. Vino la pandemia, y se borró», dicen desde el Ministerio de Salud respecto de la situación laboral de Pazo en el Hospital San Martín.
-¿Cómo que se borró?
-Sí, presentó un certificado y se mandó a mudar -responden desde la cartera sanitaria-. Presentó un certificado médico en el hospital para no ir a trabajar. Sin embargo, en su consultorio privado sigue atendiendo a pacientes.
Convertido en estandarte de los grupos pro vida que se oponen a la legalización del aborto, Pazo ha dejado anotado su nombre en un expediente judicial.
El 7 de noviembre de 2018, la Fiscalía de Estado de Entre Ríos presentó el comprobante de depósito de la suma a la que lo condenó la Justicia en el marco de una causa civil iniciada por una mujer, a la que le fue negado el acceso a la práctica de un aborto no punible, fue obligada a continuar con su embarazo, dio a luz fuera de la provincia y como consecuencia sufrió un accidente cerebro vascular (ACV) cuyas secuelas la acompañan de por vida.
El monto global que depositó la provincia en la Justicia es de $646.720,25, "correspondiente al pago total de capital condenado ($460.32,25) y honorarios regulados en primera y segunda instancia al doctor Martín Rodrigo Navarro ($91.750) y $41.300, respectivamente) y doctor Arsenio Aditardo Navarro en primera instancia ($18.350) y los honorarios de la Perito Médica Nadina Desiree Schumacher ($35.000)", según el texto de la presentación que hizo el fiscal de Estado, Julio Rodríguez Signes.
El 10 de septiembre de 2018, la Sala II de la Cámara Civil y Comercial de Paraná, con el voto del juez Oscar Benedetto, al que adhirió Eduardo Romeo Carbó, con la abstención de Graciela Aída Basaldúa, confirmó un fallo que había dictado un año atrás, el 22 de septiembre de 2017, el titular del Juzgado Civil y Comercial N° 7, Martín Furman, que condenó al Estado a pagarle a MG, una mujer oriunda de María Grande, una indemnización por los daños ocasionados al negarle una práctica que había recomendado un comité de profesionales del Hospital San Roque, pero que le fue negada en el Hospital San Martín.
La Cámara Civil consideró "reprobable y antijurídica" la actitud del Estado al haber impedido a una mujer "corregir su patología cardíaca de base y negarle la posibilidad de concretar la ligadura de trompas como medio anticonceptivo lícito sin justificación alguna, ambos derechos humanos fundamentales: al disfrute del más alto nivel posible de salud y a decidir no tener más embarazos; todo lo cual desembocó en la gravidez cuya interrupción había consentido y tampoco pudo llevar a cabo por los motivos expuestos, y en la posterior cesárea y el accidente cerebro vascular".
En primera instancia, el juez Furman condenó al Estado a pagarle $448.000,00 más $12.320,25 por daños y perjuicios.
El día 9 de agosto de 2011, MG fue evaluada por la médica residente Romanela Montenegro. Esa profesional solicitó una interconsulta con Cardiología. El día 10 la atiende otra residente, María Gimena Fernández, que también pidió interconsulta con Cardiología. Ese mismo día la vuelve a controlar Montenegro, y también la doctora Lucía López. Y después, la doctora María Belén Montero.Entonces, aparece la intervención del médico César Pazo, un militante pro vida que ahora se muestra junto a la Red de Familias Entrerrianas, una ONG antiaborto. En la historia clínica de MG "obra un asiento, sin fecha" de la intervención de Pazo. ¿Por qué intervino y provocó que MG no accediera al aborto recomendado por el ateneo interdisciplinario del Hospital San Roque? El juez Furman entendió que su intervención fue "por motivos ideológicos y no estrictamente médicos"."Es importante recordar -sostiene el magistrado- que el aborto era legítimo porque se justificaba para proteger la salud y la vida de la mujer embarazada. Así, es claro que Pazo interfirió indebidamente en una decisión legítima que la paciente ya había tomado para proteger su salud y su vida, violando su derecho humano a gozar del más alto nivel posible de salud"-Conseguida la interrupción del aborto y de la cirugía de ligadura de trompas, MG fue devuelta al Hospital San Roque y, desde allí, derivada al Hospital Posadas, de Buenos Aires. "Entonces, es evidente que la actora sí consintió la cancelación del aborto y que ella decidió continuar con su embarazo. No fue alegado que haya viajado a la Provincia de Buenos Aires privada ilegalmente de su libertad ni que así haya estado durante su internación.
Ahora bien, ese consentimiento y esa decisión están viciadas", dice el fallo.Para la Justicia, lo "concreto y no controvertido es que el embarazo continuó y que la actora sufrió el ACV el día 2/12/2011, es decir, en el séptimo día post cesárea, y estando todavía internada. No lo sufrió antes de estar embarazada ni tampoco un año después del parto, sino, insisto, siete días después. Y, como también dijo la experta, en las mujeres embarazadas que sufren la Tetralogía de Fallot no corregida, los cambios hemodinámicos pueden agudizarse. En otras palabras, también es posible y probable que el ACV haya sido consecuencia de no haber interrumpido el embarazo".

Sociedad
Aumentan los pedidos de cirugías estéticas para asemejarse a las fotos con filtros
La tendencia se repite en especial en mujeres de entre 20 y 30 años buscando modificar sus rasgos y tomando como parámetros la imagen que tienen con los filtros. ¿Qué recomiendan los especialistas?

Esta tendencia ha llevado a un aumento en las consultas y procedimientos de cirugías estéticas en la Argentina, especialmente entre mujeres jóvenes influenciadas por las imágenes con filtros que ven en plataformas como Instagram y TikTok.
El cirujano plástico Luciano Catterino, miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, señaló en diálogo con MDZ que se han incrementado las consultas de pacientes que buscan alinearse con estándares de belleza promovidos en estas plataformas.
«Las redes sociales han aumentado la consulta de las pacientes por verse con determinados estándares de belleza cada vez más requeridos», indicó Catterino. Este fenómeno es particularmente notable en mujeres de entre 20 y 30 años, quienes buscan tratamientos que reflejen las mejoras estéticas que observan en sus rasgos al colocar filtros sobre sus fotografías.

Según datos de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), Argentina se posiciona entre los diez países con mayor número de procedimientos estéticos realizados. En 2022, se llevaron a cabo más de un millón de procedimientos estéticos en el país, de los cuales 461.589 fueron quirúrgicos y 554.929 no quirúrgicos. Las cirugías más solicitadas incluyen el aumento mamario y la liposucción.
La influencia de las redes sociales no solo se refleja en la cantidad de procedimientos, sino también en el tipo de intervenciones solicitadas. Catterino destacó que las pacientes suelen buscar tratamientos faciales anti-edad que estimulen la formación de colágeno y elastina para reposicionar el tejido. Entre los procedimientos más demandados se encuentran el láser de Endolift, bioestimuladores como Nuit y Elan-C, y la aplicación de toxina botulínica para las arrugas de expresión. En cuanto a los tratamientos corporales, la lipoaspiración y procedimientos reductores con Endolaser o Endolift son los más requeridos.
Dismorfofobia
La presión social por alcanzar una imagen idealizada puede llevar a una distorsión de la autoimagen, conocida como dismorfofobia. Esta condición se manifiesta en personas que no se aceptan y utilizan filtros para modificar su apariencia. Catterino enfatizó la importancia de que los profesionales sepan decir «no» y establecer límites cuando las expectativas de los pacientes no son realistas, asegurando resultados naturales y armónicos.

En cuanto a los pacientes que llegan con imágenes editadas por filtros de redes sociales y solicitan verse de la misma manera en la vida real, Catterino subrayó la importancia de explicarles que cada cuerpo es único y que los procedimientos deben respetar la fisonomía individual. «La clave está en la formación y experiencia del profesional, quien debe garantizar un resultado natural y armónico sin ceder ante presiones o tendencias pasajeras», reflexionó.
Desde una perspectiva psicológica, el cirujano señaló que la autoestima juega un papel crucial en la decisión de someterse a un tratamiento estético. «Sentirse bien con la propia imagen puede mejorar el bienestar general, pero es fundamental que los pacientes comprendan los límites de la cirugía y los tratamientos no invasivos. Un profesional responsable es aquel que orienta y recomienda intervenciones según las necesidades reales del paciente, sin alimentar expectativas irreales».
La influencia de las redes sociales
Finalmente, Catterino reconoció que la demanda de estos procedimientos sigue en aumento, impulsada por la influencia de las redes sociales. Ante este escenario, recomendó que quienes deseen realizarse un tratamiento estético «acudan a médicos certificados y con la especialización adecuada, ya que la formación académica y la experiencia profesional son clave para garantizar resultados seguros y satisfactorios».
Fuente: Mdzol
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