Mujer
El cáncer de mama afecta a más de 19 mil mujeres argentinas por año
Como medidas de prevención primaria y para disminuir el riesgo de aparición de la enfermedad en mujeres sanas, hay consenso en recomendar estilos de vida saludables que incluyan la lactancia materna, dieta baja en grasas, aumento de la actividad física y evitar el tabaquismo», consignó la oncóloga Liliana Zamora con motivo del Mes Internacional de Sensibilización contra el Cáncer de Mama, que se conmemora cada octubre.
La también encargada de Oncología Clínica del Hospital Italiano de Buenos Aires señaló que en prevención secundaria, que se hace una vez que la patología ya se manifestó, «es esencial haber detectado el tumor en forma precoz, ya que cuanto más temprano se llegue al diagnóstico mejor será el pronóstico del tratamiento».
Así, y como también remarcó la Organización Mundial de la Salud (OMS), la detección a tiempo sigue siendo la piedra angular de la lucha contra ese tipo de cáncer, que cada año afecta a más mujeres argentinas que la sumatoria de los tumores de colon, útero, pulmón, ovario y riñón.
Para Marta Artigas, presidenta y socia fundadora de la Fundación de Atención Comunitaria Integral del Paciente Oncológico (Aciapo), «octubre representa una gran oportunidad de ser escuchados con mayor atención».
«Si bien desde nuestra institución llevamos a cabo acciones permanentemente, este mes sirve para hacernos más visibles tanto para las propias mujeres como para todos los actores involucrados en el abordaje de la problemática, donde las autoridades sanitarias tienen una responsabilidad preponderante», apuntó.
Por su parte, Marta Mattiussi, presidenta del Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (Macma), invitó «a todas aquellas mujeres con diagnóstico a que se acerquen a alguna de las asociaciones de pacientes».
«Allí encontrarán contención, experiencias de vida y sabrán que no están solas en la lucha contra una enfermedad que, si bien es muy dura, hoy tiene tratamientos muy seguros y eficaces que nos llenan de esperanza», convocó.
Desde Aciapo y Macma anunciaron que realizarán mamografías gratuitas a mujeres de entre 40 y 60 años en el barrio bonaerense La Cava, San Isidro, donde también se brindarán charlas de concientización acerca de la importancia de la detección temprana del cáncer de mama y el control de los factores de riesgo.
«Es una pequeña acción siempre en busca de detectar casos en forma precoz, particularmente en una población vulnerable», afirmó Marta Artigas, quien recomendó a aquellas personas que quieran conocer detalles sobre la actividad que ingresen a https://es-es.facebook.com/FundacionAciapo y http://www.macma.org.ar/.
Otra de las estrategias mundiales previstas es la portación de un listón o moño similar al que representa a la enfermedad por HIV pero de color rosa, que ya se transformó en una insignia internacional para personas y organizaciones como símbolo del compromiso en la concientización y apoyo a las mujeres que padecen la enfermedad.
El Hospital Italiano se sumó también a las actividades con la campaña #Cuida tus mamas, de la que se puede participar subiendo una selfie a las redes sociales que incluya ese hashtag y un lazo rosa.
«El cáncer de mama tratado a tiempo puede curarse. Por eso invitamos a todos a participar de la campaña #CuidaTusMamas para ayudar a difundir información de prevención», convocó el Hospital en un comunicado.
Con el mismo objetivo el laboratorio Novartis promoverá la campaña «#CountUs» (Tenenos en cuenta) en las redes sociales, que estará disponible en siete idiomas y busca que la gente participe actualizando su foto de perfil de Facebook o Twitter durante octubre como muestra de apoyo a las pacientes con cáncer de mama avanzado.
«Simplemente al accionar un botón la página www.countus.twibbon.com se dirigirá a Facebook y se cambiará la imagen de perfil, apareciendo alrededor de la foto original que presentaba el usuario un marco con el slogan #CountUs #AdvancedBC (Tenenos en cuenta-Cáncer de mama avanzado)», explicaron desde el laboratorio.
Y agregaron: «Esperamos que muchos cientos de miles de personas de todos los continentes se sumen a esta iniciativa para concientizar».
«Son alentadores los avances que se están dando en los últimos años en materia de terapias contra esa enfermedad, incluso estamos asistiendo al desarrollo de terapias de blanco molecular específico, que a diferencia de la quimioterapia tradicional actúan exclusivamente bloqueando la proliferación de la célula tumoral o revirtiendo la resistencia a la terapia hormonal», retomó Zamora.
Y completó: «Eso nos ha permitido contar con herramientas incluso para las pacientes en estadios muy avanzados, que constituyen un grupo vulnerable muchas veces desatendido y para el que no disponíamos de alternativas eficaces».
Historias de vida
Una entrerriana se convirtió en la primera mujer civil en pasar un año en la Base Marambio
María Florencia Jauregui tiene 35 años, es oriunda de Concordia y bioingeniera egresada de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Trabajó en Buenos Aires para una empresa internacional de productos y servicios médicos y actualmente vive en España, donde tiene a cargo una unidad de ventas de equipamiento industrial de otra firma multinacional.
Pero su experiencia más extraordinaria fue en otro continente: la Antártida. Fue, con apenas 24 años, la primera mujer civil en la historia en pasar un año en la Base Marambio, donde cumplió una importante función en el Laboratorio Multidisciplinario Antártico. «Fue una experiencia única», recuerda Florencia, una referencia para otras mujeres que se animen a la misma misión o que deseen crecer en los mundos de la ciencia y las ingenierías.
Antes y después de la FIUNER
Florencia vivió en Concordia hasta los 18 años, cuando se mudó a Oro Verde. Bioingeniería apareció en su vida «sin querer» y marcó su destino, pero no era su primera opción. «Desde pequeña quería estudiar Medicina Forense. Era fanática de un programa de Discovery Channel que se llamaba Detectives Médicos, donde resolvían crímenes en base a la ciencia y la investigación, algo que me encantaba», evoca su infancia.
Sin embargo, cuando terminaba la escuela secundaria y llegaba el momento de decidir la carrera, no se convenció con Medicina. Llegó a evaluar opciones tan variadas como el Periodismo o el alistamiento en la Armada Argentina. Hasta que encontró en una biblioteca un folleto sobre Bioingeniería. «No sabía que existía y sentí que era una mezcla perfecta entre la medicina y la ingeniería. En ese momento lo decidí», recuerda.
Florencia ingresó en 2007. «Desde un principio la Facultad me brindó mucha ayuda. Viví los primeros años en la Residencia Universitaria y eso fue una ayuda económica muy importante para mi familia. A lo largo de la carrera tuve muchas oportunidades: integrar grupos de investigación, viajar a congresos, conocer gente muy interesante, obtener becas y acceder a oportunidades laborales», destaca la graduada de la UNER. Y subraya que las posiciones laborales que más valora «se gestaron» en la Facultad.
El camino profesional
Una fue en Fresenius Medical Care. «En las clases de la materia Bioingeniería III invitaban a profesionales especializados, en una de las clases nos llevaron a recorrer un centro de diálisis de Fresenius en Paraná, donde terminé trabajando algunos años después», menciona Florencia.
Su trayectoria profesional la encuentra desde 2023 en Barcelona, donde vive con su pareja. Trabaja para un grupo multinacional alemán llamado GEA, que provee productos para diferentes industrias, desde alimenticia hasta farmacéutica. Florencia es Responsable Comercial de Homogeneización para España y Portugal. «Extraño el rubro sanitario, pero estoy muy contenta y aprendiendo mucho. Estuve muchos años en áreas técnicas, lo cual me encanta, y esta posición tiene una mezcla entre ambas áreas», valora la profesional concordiense.
Florencia en la Antártida
La otra oportunidad que Florencia destaca haber encontrado en la Facultad la llevó nada menos que al Continente Blanco. «En un encuentro de graduados un colega contó que había trabajado en una campaña científica en la Antártida. Yo estaba en segundo año y desde entonces pensé en viajar. Cuando me gradué me contacté con él y coincidimos en los pasillos de la Facultad. Me dijo: 'no van mujeres'», relata Florencia.
Ella no hizo caso a la advertencia, mantuvo su decisión y se inscribió en la siguiente convocatoria que realiza la Cancillería para campañas en los Laboratorios Antárticos Multidisciplinarios, que son seis: en las bases Carlini, Belgrano 2, Marambio, San Martín, Esperanza y Orcadas. La entonces flamante bioingeniera asistió a charlas informativas y rindió, con éxito, el examen de electrónica que forma parte de la selección. También tuvo entrevistas con psicólogos. «Me hacían viajar muchas veces a Buenos Aires. Era duro saber que no iban mujeres civiles a hacer la campaña de un año completo. Sí mujeres militares y también civiles, pero a campañas cortas, de tres meses. Me costó convencerlos de que podía hacerlo y logré que me acepten. Negociamos que sea en Marambio, la base más cercana al continente y la mejor comunicada», rememora Florencia. Estuvo un año como responsable del Laboratorio científico.
Su función
La graduada de la FIUNER explica en qué consisten las misiones: «La Antártida es un lugar reservado para la ciencia y la paz. Los países tienen bases coordinadas por militares, pero no puede hacerse ningún tipo de prueba militar. Se realizan proyectos de investigación en colaboración con otros países, estudios de la atmósfera, de glaciares, de geofísica y otros temas».
En particular, sobre su labor cuenta que «era responsable de que funcionen todos los equipamientos, recabar datos y enviarlos. Era un trabajo dentro de todo sencillo». Pero aclara que había una relevancia especial: «Mi caso se iba a tomar como referencia o antecedente para las próximas mujeres que se presenten».
Su desempeño y experiencia fue un éxito. «Es un orgullo, porque en las siguientes campañas se presentaron más mujeres y es una satisfacción que si una quiere tener la misma responsabilidad que yo, no tenga que demostrar tanto que puede hacerlo», resalta.
Más mujeres científicas
La joven bioingeniera, entonces con apenas 24 años, vivió 11 meses y medio en la Base Marambio. «Estuve en lugares impresionantes, muy aislados. Fue una experiencia única, muy linda, de crecimiento personal», sintetiza.
A su vez, aclara que no tuvo «ningún problema ni inconveniente» por ser mujer. En el grupo de la Base, de 30 o 40 personas, sólo cuatro eran mujeres. Y las otras tres eran militares. Florencia invita a naturalizar el protagonismo de las mujeres en ámbitos con predominio de hombres. Sobre su experiencia en la Antártida, advierte: «Me llama la atención que a la gente le resulte extraño. Recién ahora, 10 años después, entiendo la relevancia que tuvo».
Sin embargo, señala que queda mucho por avanzar al respecto. «No veo muchas mujeres en posiciones comerciales – técnicas. Lo mismo pasaba en la Argentina. Yo siempre elegí lugares donde había más hombres que mujeres. No hacía caso: me gustaba y lo hacía. Hay muchos factores que influyen, pero me parece importante que cada una de nosotras motivemos y promovamos a las mujeres jóvenes, incluso niñas, a involucrarse en estos rubros siempre que lo deseen», sugiere finalmente.
Fuente: Prensa Fiuner
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