Una final que podría coronar la carrera futbolística de los vencedores está apenas hora y media de juego.

Los dos equipos acudían al torneo con grandes esperanzas, aunque muchos analistas consideraban que, pese a la enorme calidad de sus planteles, les rodeaban demasiadas incógnitas y no era seguro que lograsen compenetrarse a tiempo para poder presentar su candidatura al título. A pesar de las dudas defensivas surgidas contra Argentina y Japón, se mantuvieron firmes, y Bélgica está protagonizando ahora su mejor gran torneo desde la edición de 1986.

Ante Francia, los "Diablos Rojos" se han quedado sin una pieza clave —aunque no tan ostentosa— de su engranaje, Thomas Meunier, quien recibió una segunda tarjeta antes de la clasificación para semifinales. Francia, en cambio, sí podrá contar con el regreso de Blaise Matuidi, una vez cumplida su propia sanción.

Muchos dicen que el que gana aquí será el campeón. No esta mal, pero hay que respetar a Croacia e Inglaterra.

Un ídolo francés en el banco belga

Didier Deschamps, y el capitán Hugo Lloris reconocieron que será extraño enfrentarse al legendario ex jugador francés, Thierry Henry en su rol de asistente técnico de Bélgica.

"Su corazón estará dividido. Será duro de separar para él. Sigue siendo francés antes que todo, ha vivido momentos únicos con esta camiseta", dijo Lloris sobre el campeón mundial de 1998 con Francia.

"Henry es parte de la historia "bleu", pero él tiene una gran pasión por el fútbol y estará con los belgas. Dará todo por ellos", agregó Lloris en la rueda de prensa previa al encuentro.

También Deschamps, mostró su aprecio por su ex compañero: "Es una persona a la que aprecio. Por supuesto es una situación difícil, no es fácil para él", reflexionó.