Sergio Destefani tiene 27 años y vive con su esposa y siete hijos en La Tablada, La Matanza, y tiene una historia fuerte y ejemplificadora que contar. Una historia provista de la fuerza que otorgan los hilos invisibles de la voluntad y de la humildad, y que hoy lo convierte -sin pensarlo- en referente de miles de jóvenes anónimos que buscan un porvenir en medio de la crisis.
Su historia
Angustiado por la situación de ver a su padre sin trabajo, Sergio y su esposa tomaron la decisión de ayudar a su padre e invertir el monto del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) en la elaboración de pizzas caseras; trabajo que realizan con pasión y entusiasmo todos los días, desde las 7 de la mañana hasta las 12 de la noche, donde el tiempo -asegura- se les pasa volando.
Sergio, ¿cómo comenzaste con la idea de hacer un emprendimiento a partir de la ayuda social del IFE?
Todo comenzó un día estando en mi casa, cuando mi mamá me manda un mensaje de que mi padre iba a salir en una nota en la tele en canal 13, como cocinero voluntario de la iglesia San Cayetano para la gente de la calle, donde asisten entre 500 y 600 personas por día. Y allí, al dar su testimonio, cuenta su realidad: que estaba sin trabajo y que él mismo comía ahí, cosa que yo desconocía.
"Al enterarnos de eso, hice lo que todo hijo haría: lo llamé para que se viniera conmigo".
Con mi mujer teníamos guardados los 10 mil pesos del IFE, y sabiendo que mi viejo es cocinero profesional, decidimos invertirlo en comprar harinas y muzzarellas para elaborar pizzas caseras. Salimos entonces a buscar precios por todos lados, y empezamos a vender las pizzas a 200 pesos, para que la gente pudiera acceder a comer algo rico a mitad de precio, casi al costo.
¿Pudieron escalar la producción?
Pronto empezamos a recuperar, y en doce días compramos un horno pizzero y una freidora. Se gana poco, pero tenemos mucho trabajo.
"Mi papá sigue yendo a San Cayetano, no quiere dejar de ser solidario, y a la noche lo tenemos en casa cocinando".
Nuestro sueño, como el de todo emprendedor, es tener un local. Así que todo lo que logramos lo reinvertimos. Quintuplicamos lo invertido y vamos por más.
"La idea es que se vea esto y se contagie la solidaridad, el uno con el otro; que la gente se ayude. Que por ahí no se gaste el IFE y con poco decida emprender algo".
La llamada del presidente
¿Cómo llegó tu historia al presidente de la nación?
Hace unos días, el periodista Gustavo Silvestre me hace una nota sobre el emprendimiento para C5N y me dice, "Tengo una sorpresa para darte, te está viendo el presidente. Decile algo". Imaginate la situación. Le agradecí la ayuda, ya que gracias a eso puedo tener a mi viejo con trabajo.
Anoche, además, el presidente te tomó públicamente como ejemplo. ¿Qué sentiste?
Esa fue la frutilla del postre. Porque después de enviarle mi agradecimiento por la pantalla de C5N, me mandaron un whatsapp avisándome que el presidente me quería llamar. Imaginate. Encima tengo el micrófono del celular roto. No termino de leerlo cuando me empiezan a llamar de un número y le digo a mi papá 'para que lo voy a atender si no me va a poder escuchar'. ¡Y tuve cuatro llamadas perdidas! Ahí me llega un whatsapp diciéndome: "Cómo andás Sergio?, Soy Alberto Fernández. Te estuve llamando por sin suerte. Me alegró saber que el IFE te pudo ayudar. Este es mi número, contá conmigo para lo que quieras. Un saludo a tu familia".
Le escribí que no me iba a quedar con las ganas de cumplir el sueño de conocerlo, así que le pedí que por favor me llamara al teléfono de mi casa, con toda mi familia esperando ansiosa el llamado en la punta del living. Esos segundos no pasaban más. Suena el teléfono, atiendo, y me dice: "Flaco, qué difícil de ubicar que sos".
Le conté que éramos un montón en mi casa, y ante mi pedido tuvo la gentileza de hacer una videollamada al celular de mi señora para saludarnos a todos.
La MESyP te invitó a ser parte de su red nacional de almacenes populares, ¿lo tomaste como otro reconocimiento a tu esfuerzo?
La verdad no tengo palabras, solamente agradecimiento. Estuve hablando con su referente, Juan Carlos Sanchetta, para sumarme a la mesa económica de la MESyP, donde la madrina es Taty Almeida, de las Madres de Plaza de Mayo, nada más y nada menos.
"A partir de entonces, trato de ayudar e incentivar a otros emprendedores, dándole consejos, indicándole a quienes quieran hacer lo mismo que yo cómo empezar, dónde conseguir materia prima barata".
¿Cómo te recibieron sus integrantes?
Me recibieron de forma espectacular, dándome muchos mensajes de bienvenida y aliento.
En estos tiempos de incertidumbre ¿Qué reflexión te deja la pandemia?
Que debemos apelar a la solidaridad de cada uno y ayudarnos en ese camino, porque la solidaridad abre puertas. De hecho una diseñadora gráfica, Giuliana Zambaglione, al ver mi nota se prestó a hacerme gratis, de corazón, el diseño de toda la folletería que necesite.
¿Qué mensaje le darías a los jóvenes que están sin trabajo o cuyas expectativas se enfrentan a la angustia de dudar de sus propias capacidades?
Que no piensen en lo malo y se mentalicen en lo positivo, en lo que pueden rescatar, y que no duden en pedir ayuda. Que piensen un poco que algo va a salir, y que no dejen de creer, porque mi papá fue a San Cayetano a cocinar, a ayudar, y San Cayetano le devolvió el trabajo.
Si no creés en nada creé en Dios, porque Dios aprieta pero no ahorca.