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martes 14 - mayo 2024

Comienza una semana que puede abrir un mundo nuevo para la política y para Milei

La marcha por las universidades dejó heridas y no solo en el oficialismo. El radicalismo más cerca de explotar que de continuar como fuerza unificada. Cristina reaparece y le hace un favor a Milei.

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Por Rubén Rabanal

La rebelión universitaria dejó huellas y heridas que impactaron no solo en los estilos de gobierno de Javier Milei sino también, y especialmente, en los comportamientos de buena parte de la oposición. Los días que tenemos por delante esta semana exigirán definiciones que también pueden moldear el sistema de poder que el país tendrá en el futuro inmediato.

El Gobierno debió asumir otro límite tras la protesta por el presupuesto de las universidades nacionales. El primero fue la crisis por el aumento de la medicina prepaga. Es un sistema que el Gobierno desreguló y dejó liberado a una cartelización del mercado que comprometió el bolsillo de miles de argentinos que, aunque dispuestos al ajuste que Milei propone como un camino a la realidad económica, ahora se ven frente al abismo de su capacidad económica.

La masiva movilización fue una muestra del poder que tiene en la historia argentina la educación pública como motor de superación social. El país puede mostrar pocos éxitos en su historia y uno de ellos fue, aunque ahora no esté en su momento de mayor excelencia, el sistema universitario público. Milei no entendió bien el significado social de ese movimiento y aunque dirigió en el buen sentido la negociación inicial por el acuerdo de fondos con los rectores de las universidades, una interna dentro de su propio Gobierno terminó complicando una situación que podría haberse arreglado sin conflictos.

Con una crisis de Gabinete aún en proceso, el Gobierno paga hoy las consecuencias de esa protesta que fue aprovechada por una clase política absolutamente derrotada en las últimas elecciones pero que busca puntos de debilidad en el Gobierno de Milei para volver. El monstruo del populismo demagógico esta allí para volver en cualquier momento y no todos lo entienden.

La movilización en defensa de la educación pública le puso un freno a Milei

Para Milei el resultado de la protesta tuvo varias caras, pero hubo una que claramente lo favoreció: la imagen de un tren fantasma de la política que dejó el poder el año pasado marchó por las calles aprovechándose de una protesta genuina que protagonizaron inclusive miles de votantes del propio Javier Milei reforzó la idea de la necesidad de un cambio frente a los desmadres que vivió el país en las últimas décadas. Es lo que votaron millones de argentinos, pero al mismo tiempo fue la prueba de la debilidad que tiene el Gobierno frente a la ausencia de estrategias políticas y equilibrio en varios frentes.

El contexto de la herencia recibida es espantoso. La Argentina que moldeó el kirchnerismo es inviable desde todo punto de vista aunque Cristina Fernández de Kirchner se empeñe en relatar un realidad de fantasía falseando el resultado de sus gobiernos como si fueran un éxito de la política más exquisita.

La expresidenta reapareció ya en dos ocasiones en los últimos días y en ambas fue en tono absoluto de reivindicación política. Ayer subió al estrado para confirmar su pretensión de protagonismo absoluto del ritmo en el peronismo y lo hizo de la mano de Mayra Mendoza, a quien quiere de candidata contra viento y marea, y para defender a su hijo de la interna del PJ, partido que busca desesperadamente como salir de la foto en la que quedo congelado tras la derrota del 2023 y el Gobierno desastroso de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa.

Una vez más Cristina solo entiende la política si esta la ubica en el centro de la escena, pero no todo el universo hoy gira a su alrededor. Los gobernadores, por ejemplo, más que mirarla a ella hoy están preocupados en mantener la gobernabilidad en sus provincias y pensar en un camino viable hacia el 2025 y el 2027. Aun no está claro si ese camino es con Cristina adentro o no, pero en el medio tienen mucho que negociar con el actual Gobierno y más con vistas a qué posición tomarán el próximo 25 de mayo. Demasiado cerca todo como pensar además en el futuro de Cristina Fernández de Kirchner y su hijo.

La expresidenta ayer, además, volvió a dar una contra foto que ayuda a Milei. Mostró pinceladas de lo que fue su Gobierno y el de Alberto, ejercicio que a la mitad del país le muestran, más que las virtudes kirchneristas que la expresidenta pretende dibujar, las razones por las que Milei ganó la presidencial. El discurso de Cristina insiste en dibujar como virtud lo que fue un fracaso y ni entre los suyos hay sostén pleno para apoyar semejante relato.

Un ejemplo lo dio ayer cuando desde el escenario en Quilmes habló de la situación  energética de los argentinos. Describió todos los problemas y negocios que trae incluidos el mercado eléctrico del país, culpó a Carlos Menem por la privatización del sistema y la forma de facturación (curioso, porque por esa misma época el matrimonio Kirchner idolatraba al riojano y especialmente por la forma en que privatizó YPF) y también cargó contra Mauricio Macri, pero sin mencionar obviamente que ni ella ni su marido hicieron nada para cambiar ese sistema en los cuatro mandatos kirchneristas. Los Kirchner solo se dedicaron a subsidiar ineficiencias como compensación a ese sistema que ahora la expresidenta critica.

Cristina Kirchner no está dispuesta a ceder el protagonismo

Más allá de esas fotos que intentan salvarse de la historia hay una realidad que le cabe a todo presidente: a los cinco o seis meses de iniciado el mandato toda herencia comienza a esfumarse. Eso significa que Milei esta a punto de tener que empezar a asumir como propia toda la realidad del país que le caiga encima. No tiene demasiado tiempo de gracia para que esa realidad también lo alcance; necesita urgentemente que antes comience a sentirse una mejora en la economía diaria de los argentinos.

El contexto es horrible pero el presidente tiene una ventaja. Los problemas de Milei no se resuelven hoy mayoritariamente con política, sino con acción pura y directa. Milei se pelea a trompadas con la política, como demuestra en cada mensaje o cada tuit y todavía le gana. La idea del pánico a un regreso del monstruo del populismo demagógico lo ayuda. Y la gente sigue apoyándolo pero ya no hay tiempo.

Hay tanto que Cristina Fernández de Kirchner no puede explicar sobre sus gobiernos en materia de corrupción e ineficiencia, inflación y desmanejo económico, que cada aparición de la expresidente es un favor a Milei. Ese efecto no será eterno, hay que saberlo y más cuando sigue siendo una constante la ausencia de gestión en amplios sectores de la administración.

Las próximas 48 horas en el Congreso serán un laboratorio político para mirar de cerca. De allí puede salir una imagen más clara sobre como se manejará el poder en la Argentina de los próximos meses. El juego de alianzas que quedará consagrado  en el recinto de Diputados para la votación de la devaluada Ley Bases y la imprescindible Ley Fiscal ayudarán a adivinar el futuro.

En ese juego el PRO está con un riesgo altísimo. Milei retó en público a Mauricio Macri por la foto que le hizo sacar a Federico Sturzenegger con su gabinete en el 2017 para relajar los objetivos de inflación que el Banco Central sostenía por entonces. El libertario lo hizo frente a Macri en la cena de la Fundación Libertad de la semana pasada y claramente quiso mostrarle al PRO el camino del error frente a su propio jefe.

Hoy el PRO no sabe donde pararse. En términos modernos está en un "no lugar" en el que la incomodidad reina. Ya se jugó a favor de votar junto a la Libertad Avanza pero sabiendo que si Milei triunfa con su gobierno terminará comiéndose al partido sin piedad; y si le va mal morirán pagando el costo de haberlo apoyado. La independencia ya no es una opción.

En el radicalismo es imposible construir alguna opción de poder duradera. Menos cuando acaba de caer en una trampa durísima a la que los sometió el propio Milei.

El presidente le hizo un guiño a la UCR habilitándoles el protagonismo del capítulo laboral dentro de la Ley Bases. Los radicales, que tenían varios proyectos de reforma presentados, pero que nunca fueron fanáticos del tema, avanzaron con la presentación y el debate del cambio en la ley laboral. Mientras lo hacían el gobierno avanzó por atrás en un acuerdo con la CGT por el que se terminó eliminando el articulado que disolvía la obligatoriedad de la cuota sindical y garantizándole a Moyano y compañía tranquilidad en los fondos para obras sociales.

Las alternativas de esa negociación hacen aún más vergonzante el papel en que quedaron los radicales y en la que Milei demostró que sabe más de política que lo estimado hasta ahora.

Por lo que se sabe hasta ahora el gobierno le sugirió a Rodrigo de Loredo, cabeza de la UCR en Diputados, que presente el proyecto de reforma laboral de su partido. El tema lo había hablado De Loredo directamente con Santiago Caputo. Mientras eso sucedía el mileismo cerraba por atrás el acuerdo de no agresión con la CGT y le modificaba el proyecto a los radicales.  Fue casi en simultáneo con la crisis interna del gobierno que desató la pelea entre Santiago Caputo y Sandra Pettovello por la forma en que se negociaron los fondos para las universidades nacionales, pelea en la que terminó ganando la ministra de Capital Humano.

Las desgracias del radicalismo no terminan allí. La semana pasada hubo convocatoria en Diputados a una sesión especial para debatir los fondos para universidades. Fue una idea del kirchnerismo que apoyaron otros partidos. Muchos radicales no bajaron y la sesión se cayó. En el Senado Martín Lousteau presentó un pedido similar para esta semana. Es una incógnita aun cómo reaccionarán los propios senadores radicales a ese pedido que hace el presidente de su partido.

El problema interno de la UCR ya no son las universidades sino la relación entre Lousteau y los K. Las sospechas abundan. El actual presidente del partido llegó a liderar el Comité Nacional por razones bastante lejanas a las que llevaron en otro momento a otros dirigentes como Gerardo Morales o Alfredo Cornejo a la conducción partidaria.

"No es un tipo querido por el radicalismo", confesaba anoche a MDZ un radical muy curtido en internas, "Hay muchas cosas que dice con la que estaríamos de acuerdo, pero como las dice él no las apoyamos". Hay bronca también por la convocatoria a esa sesión especial sobre universidades en línea con lo que propuso el kirchnerismo en Diputados. "¿Quien la convoca? Nadie sabía", dicen en el bloque. El personaje Lousteau ya va delante de la posición partidaria y hoy eso es un problema central para la UCR.

Quienes conocen la situación del Comité Nacional partidario aseguran que hoy sería imposible un dialogo Lousteau-Cornejo, actor central dentro del juego de los poderosos gobernadores radicales.

Una muestra clara de la crisis la da una situación paradojal. Lousteau no parece estar hoy en situación de manejar una reunión presencial de los gobernadores radicales, pero al mismo tiempo los caciques de la UCR negocian acuerdos para marchar a Córdoba a la firma de del pacto del 25 de mayo con Javier Milei. ¿Dónde está el poder entonces?

En materia de política grande nada indica que el rol de "opositor designado" que enfrente a Milei y sea equilibrio entre el resto de las fuerzas vaya a caer en lo inmediato en manos de Cristina o de la UCR, menos del PRO que ya es oficialismo; el juego parece inclinarse a otra fuerza que aun no existe.

El bloque de Miguel Pichetto, que hoy es una cooperativa donde aparecen Emilio Monzó y Nicolas Massot además de algunos "lilitos", pretende quedarse con ese lugar, aunque todavía le queda grande. Tampoco lo ayuda la desconfianza que genera la past perfomance de alguno de sus integrantes.

Todo está en juego y los próximos días serán clave para adivinar en futuro de la política. Hay varias coronas en el aire, pueden caer sobre cabezas impensadas, pero también está claro que pueden terminar en el barro.

Fuente: Mzol

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