Durante los últimos años se vienen buscando formas alternativas para el transporte que contaminen menos y sean más amigables con el medioambiente, pero también, al mismo tiempo, se ve un crecimiento de la pobreza en la Argentina que preocupa. Aunque parezcan dos temas sumamente alejados, una empresa argentina encontró la forma de avanzar en ambos universos y buscar soluciones para mejorar la condición laboral de los cartoneros de una forma ecológica.
Juan Ignacio Guajardo, fundador de Torky Mobility, contó cómo llegó a este proyecto que revolucionó a una parte de la sociedad olvidada por el, hoy, tan mencionado mercado: "La idea nació en 2016, después de un viaje que yo hice a Europa y ver que allá había mucho vehículo de pedal para todo lo que es el reparto".
"Empecé a identificar que las camionetas pesan mucho más que la carga que transporta; en cambio, las bicicletas pueden llevar varias veces su propio peso y eso permite optimizar la energía que vos necesitás"
"La idea fue ir buscando qué uso se le podía dar ese vehículo y, cruzándome en la calle con un montón de cartoneros a pie y a caballo, me pareció un uso ideal para ese tipo de tarea de recolección".
La propuesta, que oficialmente empezó en 2019, busca no solo facilitar la vida y acompañar la salud de los cartoneros, que realizan su trabajo con su propio cuerpo, sino también con mejorar las condiciones para los mismos trabajadores de reparto, manteniendo una mirada ambiental. Igualmente, el producto más vendido, según contó Guajardo, es el EcoTorky, un triciclo que permite a los recicladores urbanos trasladas más carga con un menor esfuerzo.
Las críticas por "romantizar la pobreza"
Ante su propuesta no faltan críticos y detractores que lo acusan de "romantizar la pobreza", pero él mantiene una postura muy distinta sobre el fenómeno de los cartoneros: "Es una realidad y esas personas necesitan trabajar. Es lo que hay, ya se dedican y el problema no es el reciclado, es el vehículo en el que hacen el reciclado. Porque si vos tuviste una camioneta y pasás por distintos puntos recolectando reciclables, no tendría nada de malo. El problema está en que ellos tienen que tirar de un carro un día como hoy que hace más de 30 grados o exigiéndole a un caballo y someterlo a hacer un trabajo de fuerza", cuando vos tomas la decisión y sos el que hace ese trabajo, podés hacerlo pedaleando, con cambios o con asistencia eléctrica, y se reduce mucho más el esfuerzo".
Cada unidad se vende alrededor del millón y medio de pesos, pero si pudieran aumentar la producción podrían bajar el costo. Estos vehículos se venden principalmente a municipios de distintos puntos del país o a cooperativas que trabajan junto con los recicladores urbanos, aunque también hay empresas que los compran y los donan como parte de programas de responsabilidad social empresaria.
En la empresa trabajan, generalmente, ocho personas, aunque a veces tienen mayor o menor cantidad dependiendo la demanda o alguna tarea especial que deban realizarse, cómo equipos eléctricos, por ejemplo: "Nosotros somos ocho personas trabajando. Va variando según si hay mucho trabajo. A veces se suma más. Algunas son part time, otras vienen por trabajo particular".
De estar "errándole al mercado" a verlos en la calle
Lógicamente no faltaron los que le criticaron su objetivo de mercado, ya que es difícil entender como puede venderse algo así si no existe algo así en oferta: "En cuanto te dije lo que estaba haciendo, no sé si loco, me decían que no iba a resultar, que nunca me iba a comprar nadie, como que estaba errándole al mercado". Aclaró, entonces, Juan Ignacio: "Lo que no entendían es que mi objetivo no era solamente vender. Porque es mucho más fácil vender una bicicleta o una silla de ruedas, cosas que ya son masivas y que el mercado necesita. Nuestro objetivo era más bajo. El mío al principio era solucionar algo que nadie estaba solucionando".
Pero ese vínculo con la tarea social que tiene la empresa hace que una venta sea también algo transformador, no solo una mercancía colocada en el mercado y la captación de un cliente: "Cuando vi al primero que se llevó que se llevó el triciclo a reciclar, me cambió todo. Encima los cruzamos por acá porque estamos cerca de la primera cooperativa a la que le venimos y, cuando amigos tuyos o conocidos te mandan foto que lo ven en otros barrios, es como que decís 'no puede ser'". Además también habla con sus clientes que se cruza usando estos dispositivos: "Me lo cruzo los cartoneros y les encanta. O sea, siempre, siempre les pregunto '¿qué tal?, ¿cómo anda?', así que es una alegría verlos dando vuelta".
Fuente: Mdzol