Fuerzas Armadas
Argentina y Estados Unidos firmaron un memorando de cooperación para las Fuerzas Armadas
El coronel Néstor Oprandi, comandante conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas, y el capitán de navío Nikolaos Sidiropoulos, director de Estrategia y Planes de Operaciones Especiales del Comando Sur de los Estados Unidos, rubricaron el documento preliminar que da inicio a la interacción entre tropas especiales de ambos países.

Oprandi gestiona un organismo relativamente joven: comenzó a actuar en 2018 tras la resolución 1266/17 del Ministerio de Defensa que creó el Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales, dependiente del jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, en la actualidad a cargo del brigadier general Xavier Isaac, a través del Comando Operacional de las que ejerce el general de brigada Cristian Pafundi.
En dos semanas se prevé el arribo al país del contralmirante Mark Shafer, comandante de Operaciones Especiales del Comando Sur que firmará junto al general Pafundi el memorando formal, hito de cooperación en el entrenamiento y operaciones bilaterales de tropas de elite argentino-estadounidenses.
El Comando de Operaciones Especiales Sur, al mando del contralmirante Shafer, está ubicado en la Base de Reserva Aérea de Homestead, Florida, y forma parte del Comando Sur a cargo del almirante Alvin Holsey. Es un cuartel general conjunto integrado por comandos del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y los Marines (infantería de marina) que planea y ejecuta operaciones especiales en América Central y del Sur y el Caribe.
Argentina cuenta con la agrupación Comandos Anfibios y la agrupación Buzos Tácticos -por parte de la Armada-; las compañías de Comandos 601, 602 y 603, la Compañía de Fuerzas Especiales 601 y la Compañía de Apoyo de Fuerzas de Operaciones Especiales -del Ejército-; y el Grupo de Operaciones Especiales (GOE) -de Fuerza Aérea-; todos elementos de alta capacitación en cumplir misiones complejas por lo habitual infiltrados en territorio enemigo y zonas inhóspitas.
La incorporación del caza supersónico F-16B, actualizado a estándar OTAN, es un punto de inflexión a nuevas doctrinas de empleo de fuerzas especiales. Así es el caso del GOE, los comandos de la Fuerza Aérea, quienes deberán capacitarse para el desafío.
A través de los sistemas de interconexión de la aeronave, un comando GOE puede designar (marcar) un blanco con su equipo láser y ordenar (al piloto) o ejecutar si fuera el caso, el lanzamiento de las armas del F-16 para batir un objetivo hostil o efectuar fuego de apoyo cercano a tropas propias que están en fase despliegue en el terreno.

Daga Atlántica
El Comando Conjunto de Operaciones Especiales comenzará a trabajar junto a SOCSOUTH en la preparación de un ejercicio denominado Daga Atlántica (Atlantic Dagger) de probable ejecución en febrero de 2026.
Hay un camino previo a recorrer que involucra simposios de expertos, compartir procedimientos de comunicaciones, tácticas, experiencias de combate multidominio, manejo de inglés básico en operaciones y otras destrezas típicas de estos recursos militares de elite.
El objetivo principal es que las unidades comando argentinas y estadounidenses entrenen y evalúen sus capacidades en múltiples escenarios y mejoren la interoperabilidad, al tiempo que fortalezcan las habilidades de combate en diversas situaciones tácticas.
Las operaciones especiales abarcan el uso de pequeñas unidades en acciones militares, directas o indirectas, centradas en objetivos estratégicos u operacionales. Requieren unidades con combinaciones de personal especializado, equipo, entrenamiento y tácticas que excedan las capacidades rutinarias de las fuerzas militares convencionales.
El ejercicio Daga Atlántica, aún en la imaginación de los planificadores, supondría adiestrar y perfeccionar la coordinación de relojería entre distintas fracciones de los comandos que deben cumplir misiones simultáneas en un alto ritmo de ejecución.
La inserción de la unidad a través del método «helo casting» y su retirada, utilizando la misma técnica, evacuación de heridos por helicóptero (medevac), interdicción marítima con lanchas rápidas de operaciones especiales y desde helicópteros por el método «fast rope», son algunas de las habilidades a practicar.
El ejercicio puede contemplar incursiones ficticias diurnas y nocturnas en espacios continentales e insulares como Tierra del Fuego, Santa Cruz e Islas de los Estados, que son escenarios potenciales por las condiciones extremas que presenta el terreno y el clima. En 2024, se realizó en Punta Quilla (Santa Cruz) el ejercicio Patagonia.
Adiestrarse en esas latitudes, como lo hacen las tropas especiales estadounidenses en Alaska, encuadraría en la visión estratégica de mantener adiestrados esos recursos en un ambiente clave: el paso oceánico en la boca oriental del Estrecho de Magallanes y el paso Drake, cuyo punto notable al norte es el Cabo de Hornos con su proyección a la Antártida.
Fuente: Mdzol

Defensa
Después de los F-16, la Armada Argentina busca alternativas para incorporar submarinos
Las décadas de desinversión plantean un escenario de falta de capacidades y obsolescencia de diversos sistemas de armas en cada uno de los Comandos operativos que cuentan las Fuerzas Armadas. En particular, la pérdida del submarino ARA San Juan en noviembre de 2017 truncó la historia de la «Fuerza de Submarinos», iniciada en 1933 con la incorporación de tres unidades clase Cavallini -conocidos como Tarantinos- de origen italiano.

Desde 1971, con la incorporación de los submarinos ARA Santa Fe (S-21) y ARA Santiago del Estero (S-22) -ex USS Catfish SS-339 y USS Chivo SS-341-, la Armada Argentina dejó de adquirir submarinos de segunda mano, siendo las primeras unidades nuevas los submarinos clase 209 ARA "Salta" (S-31) y ARA "San Luis" (S-32). Posteriormente, a mediados de la década de 1970, la Armada Argentina inició uno de los programas mas ambiciosos de su historia, que incluía la incorporación de dos unidades construidas en Alemania, y cuatro construidas localmente en el Astillero Ministro Domecq García, ubicado en la costanera sur de la Ciudad de Buenos Aires.

Submarino ARA Salta de la Armada Argentina, unidad empleada para adiestramiento por el Comando de la Fuerza de Submarinos. Foto: Martín Otero.
Los submarinos TR-1700, tal como fueron conocidos, buscaba consolidar la capacidad submarina de la Armada Argentina, siendo que por primera vez se proyectaba contar con al menos seis unidades (a lo largo de la historia del arma en nuestro país nunca se contó con mas de 4 unidades operativas), con la innovación que contaría con unidades construidas en nuestro país, hecho inédito para la región en las décadas de 1970/1980, considerando la experiencia del ensamble de los submarinos clase Salta en Tandanor.

La situación actual del Comando de la Fuerza de Submarinos se encuentra estancada y alejada de su razón de ser. Gracias al esfuerzo invaluable de nuestra gente de mar, los submarinistas se entrenan a bordo del ARA "Salta" -el cual no se encuentra operativo ni realiza navegaciones desde hace aproximadamente 7 años- y el adiestramiento con unidades de armadas amigas, como es la Marina de Guerra del Perú.
Si tomamos como ejemplo a Chile y Brasil, ambos países luego de años de operar los conocidos Clase 209, optaron por la opción francesa adquiriendo submarinos Clase Scorpene. En caso de la Armada de Chile, el proyecto inicia en 1998, culminando con la entrega de la primera unidad, el Submarino General O-Higgins, en el año 2005, seguido por el General Carrera, al año siguiente.

Por su parte, Brasil optó por un programa mas ambicioso, que consistió en la construcción de cuatro submarinos Diesel eléctricos clase Riachuelo (Basados en el Scorpene) en las instalaciones de Itaguaí, complejo industrial construido ad-hoc en Rio de Janeiro, con el adicional de un submarino de propulsión nuclear, lo que representa un verdadero hito a nivel regional. A 15 años de su comienzo, el Programa de Desarrollo de Submarinos de la Marina de Brasil (conocido como PROSUB) ya cuenta la primera unidad, el submarino "Riachuelo" (S40) en servicio, mientras que ya comenzaron las pruebas de aceptación en el mar del segundo submarino de la clase, el "Humaitá" (S41), y continua la construcción de los submarinos Tonelero (S42), Angostura (S43) y el submarino nuclear Alvaro Alberto.
Recuperar la capacidad submarina: una prioridad para la Armada Argentina
Tal como se ha expuesto, el desarrollo de un programa de construcción de submarinos es una política de estado a mediano-largo plazo que requiere del correspondiente apoyo económico, y la voluntad política necesaria para que la recuperación de la capacidad submarina se consolide. Ante una situación inédita a lo largo de casi 100 años de existencia de la Fuerza de Submarinos, la posibilidad de incorporar una unidad de segunda mano a fin de "volver a navegar" es ponderada desde el Ministerio de Defensa desde hace algunos años.
Si bien durante los últimos años de la anterior gestión trascendió el interés en incorporar al menos un submarino de la clase Tupí de la Marina de Brasil, unidades que están siendo dadas de baja (a la fecha los submarinos Tamoio (S-31), Timbira (S-32) y Tapajó (S-33) ya han sido desprogramados), mientras que aun continúan en servicio los submarinos Tupi (S-30) y Tikuna (S-34), otra opción que actualmente esta siendo analizada recae en los submarinos clase ULA de origen Noruego.

Esta opción, que comenzó a analizarse desde hace al menos 5 años, contempla al menos un submarino ULA. Se trata de unidades construidas en Alemania a fines de los años ochenta y principios de los noventa (1987-1992). Se trata de seis unidades desarrolladas a la Real Armada Noruega, especialmente diseñados para operaciones costeras. Con un reducido tamaño (59 metros de eslora, 1040 toneladas de desplazamiento, y 1150 toneladas de desplazamiento en inmersión) se trataría de unidades de menor proyección a las ultimas generaciones de submarinos argentinos (U-209 y TR-1700), siendo esta ultima diseñada especialmente en búsqueda de una considerable autonomía (70 días) y velocidad en inmersión (25 nudos en superficie).
Acerca de los submarinos clase ULA
- Desplazamiento: 435 toneladas
- Desplazamiento en inmersión: 485 toneladas
- Eslora: 59,0 m
- Manga: 5,4 m
- Puntal: 4,6 m
- Sensores: Radar de superficie: Kelvin Hughes 1007
- Sonar principal: Atlas Elektronik CSU83
- Sonar de flancos: Thomson Sintra
- Armamento: 8 tubos para 14 torpedos del modelo Atlas Elektronik DM2A3 y de calibre 533 mm, o 16 minas antisubmarinos.
- Propulsión: 2 propulsores diésel, más un propulsor eléctrico
- Potencia: 2 × 695 HP (2 × 1300 kW)
- Potencia de inmersión: 1 x 6000 HP (1 × 4474,2 kW).
- Velocidad: 20 kilómetros (11 nmi)
- Velocidad en inmersión: 43 kilómetros (23 nmi)
- Profundidad: 250 m.
- Autonomía: 9260 kilómetros (5000 nmi) a 8 nudos (14,82 km/h).
- Tripulación: 21 personas
Dejando brevemente de lado el arma submarina, cabe destacar la reciente adquisición de cuatro aviones de patrullado marítimo P-3C Orión al Reino de Noruega para el Comando de Aviación Naval, rama de la Armada Argentina que tambien sufre las consecuencias de décadas de desinversión.
Fuente: Zona Militar
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