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Pobreza

América Latina retrocede 12 años en términos de pobreza a causa de la pandemia

Según la presentación realizada por Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de Cepal, si bien las medidas de proyección social evitaron un mayor aumento de la pobreza, las consecuencias económicas y sociales de la contingencia sanitaria serán significativas entre los países de la región.

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La crisis derivada de la pandemia de coronavirus en América Latina supondrá un retroceso de 12 años en términos de pobreza y de 20 años en términos de pobreza extrema, de acuerdo con un nuevo informe elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

La región cerró el año con un total de 209 millones de personas en situación de pobreza, 22 millones más que el año anterior.

El informe señala que si bien las medidas de proyección social evitaron un mayor aumento de la pobreza, las consecuencias económicas y sociales de la contingencia sanitaria serán significativas entre los países de la región más afectada por el virus, con el 27,8% de muertes registradas por Covid-19 en el mundo.

Ya desde 2014 se observaba un crecimiento continuo de la pobreza y la pobreza extrema en la región, con altos niveles de pobreza en los sectores rurales, indígenas y afrodescendientes, además de descensos continuados en el índice de desigualdad de Gini, altos niveles de informalidad y altos niveles de desigualdad de género, según la agencia de noticias Europa Press.

Entre 2014 y 2019, la pobreza en Latinoamérica aumentó desde 162 millones de personas hasta los 187 millones, mientras que en el caso de pobreza extrema el incremento fue desde 46 a 47 millones de personas.

La desocupación alcanzó el 10,7% en 2020, un incremento de 2,6 puntos porcentuales respecto del valor registrado en 2019, con una importante salida de personas de la fuerza de trabajo y una escasa posibilidad de teletrabajo, ya que sólo el 21,3% de los ocupados en la región pudo llevar a cabo el trabajo a distancia.

Los países con mayores tasas de desempleo registradas a lo largo del año fueron: La Argentina (20,9%), Colombia (21,8%), Costa Rica (20,1%) y Perú (39,5%), según el informe difundido hoy, que indica además que la tasa de desocupación más alta se observó en los hogares más pobres.

«Los grandes perdedores, como siempre, son los pobres», indicó Bárcena, quien indicó que «la gran pérdida que ha tenido la región en términos de trabajo es el informal».

En ese sentido, indicó que del total de empleos perdidos en Brasil, Costa Rica y México, el 76,8%, el 72,5% y el 72,6%, respectivamente, fueron informales, lo cual aumentó la vulnerabilidad de los hogares en 2020.

La Cepal estima que 491 millones de latinoamericanos (8 de cada 10) están en una situación de vulnerabilidad, ya que viven con ingresos inferiores a la línea de pobreza.

Para compensar las pérdidas de ingresos de hogares, en 2020 los gobiernos implementaron 263 medidas de protección social de emergencia e inyectaron 86.000 millones de dólares entre marzo y diciembre en transferencias monetarias y en especie.

No obstante, Bárcena advirtió que la región no alcanzará la inmunidad de rebaño en 2021, debido al «fuerte acaparamiento» internacional al acceso de las vacunas, así como otras restricciones en aspectos logísticos que podrían afectar de manera negativa a las campañas de vacunación.

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Indec

Los números de la crisis: qué hay detrás del 52,9% de pobreza en la Argentina

El despilfarro y el ajuste fueron los ingredientes principales del cóctel ideal que llevó a más de la mitad de los argentinos a estar por debajo de la línea de la pobreza.

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El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó el informe de pobreza e indigencia del primer semestre de 2024, el primer dato oficial del Gobierno de Javier Milei. El informe de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) arrojó que un 52,9% de los argentinos son pobres y un 18,1% son indigentes, dato que muestra una foto estadística que forma parte de una película de terror.

La película no comenzó con este Gobierno, sino que las políticas de Javier Milei terminaron por develar la dependencia animal de gran parte de la población del Estado, elevando el número a las cifras actuales. Esa dependencia, pregonada como salvación de la humanidad, no era más que mantener a millones de argentinos como crías de un Estado que empobreció a la población de forma encubierta con la asistencia descontrolada.

El ajuste, además de revelar esta realidad, tiene su contrapunto en la mecánica mercantilista del actual Gobierno que dejó de lado a gran parte de la sociedad. Entre la inflación generada como política económica de Alberto Fernández y el fatal ajuste realizado por la administración de Javier Milei, los resultados son los publicados por la EPH, siendo más grave el de indigencia, que se acercó al techo del 20%.

Este dato es el más visible de los que se pueden observar en la vida diaria, con un fuerte incremento de personas en situación de calle, quienes no solo son aquellos que viven en la calle, sino también los que viven de la calle. Esto incluye a los vendedores ambulantes o que se las rebuscan diariamente ubicándose ya bajo la línea de indigencia.

Cabe señalar que, igualmente, los distintos observatorios privados, como el de la Universidad Torcuato di Tella (49.3%) o la Universidad Católica Argentina (52%), informaron un leve retroceso de la pobreza durante agosto. Ante esto, debe recordarse que el informe del Indec responde al primer semestre de 2024, un período que, para el Gobierno, fue una especie de «hora de pagar las cuentas» por el despilfarro previo.

La pobreza ya no solo afecta al centro de las grandes ciudades, sino que también golpea en zonas barriales. Foto: Santiago Tagua/MDZ.

Esta leve caída de la pobreza que sigue al informe de Indec podría ser el alivio que necesita el Gobierno, aunque el consumo escaso sigue presente y el estancamiento económico no termina de resolverse. Con la mirada puesta en «la luz al final del túnel», parecen perderse muchos a la vera del camino hacia esa supuesta luz, punto que le reclaman desde distintos sectores que no son justamente opositores al Gobierno, como instituciones religiosas y fundaciones de asistencia.

El problema de la pobreza en Argentina

«Más desnutridos en el granero del mundo», rezaba la canción La argentindad al palo de la Bersuit Vergarabat publicada en 2004, después de décadas de crisis y una pobreza creciente en la Argentina, aunque no tenía allí su punto final, sino que volvería a estallar años después. Estas cifras históricas para el país marcan una realidad innegable en la que coinciden todos los actores del espectro político: resolverlo va a costar muchos años.

Mientras aparecen profetas de lo obvio que relatan que la pobreza es un problema para todos los argentinos que debe ser solucionado inmediatamente, otros marcan que la solución es imposible de forma inmediata. Esto se debe a los efectos negativos derivados de la pobreza, ya que no comer adecuadamente, no educarse, la falta de acceso a la salud, las condiciones mínimas de una vivienda digna y demás situaciones propias de la pobreza, generan efectos a largo plazo.

La pobreza alcanzó el 52,9% y la indigencia el 18,1%. Foto: EFE.

Esos efectos a largo plazo requieren soluciones que deben abordarse durante un largo tiempo, no de un momento a otro, y tal vez no alcancen a quienes ya fueron afectados por la pobreza, sino a aquellos que le sucedan. Esto se debe a que la pobreza material, que puede ser momentánea, en muchas ocasiones se prolonga en el tiempo, generando una pobreza estructural, como la que enfrenta desde hace décadas la Argentina.

Fuente: Mdzol – Gonzalo Barrera

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