A pesar de haber generado un déficit millonario, el municipio de Victoria consideró "un éxito" el carnaval 2024

En una conferencia llevada a cabo en el Cine Teatro Victoria, el municipio dio a conocer el millonario hueco financiero que dejó la fiesta del carnaval: un déficit de 50 millones de pesos, que deberán pagar todos los victorienses con la suba de sus impuestos.

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En medio de la tan mentada declaración de "emergencia económica" decretada por la actual intendente de Victoria, Isa Castagnino, se conocieron al fin los números que arrojó la Fiesta Mayor de las Siete Colinas, luego de más de tres meses de un silencio absoluto, casi sepulcral, que puede leerse de distintas maneras.

"Un éxito"

Pero saliendo del plano de las connotaciones e inferencias, lo cierto es que -suelto de cuerpo- el ahora ex titular de la Dirección de Turismo local, Gustavo Motta, que integró la Comisión Organizadora del Carnaval, tomó la palabra en la tarde del lunes en el "Salón de Usos Múltiples" del Cine Teatro Victoria para hablar sobre el impacto del Carnaval 2024, en materia turística y económica.

En ese marco, rotuló a la última edición como "un éxito", al expresar que tuvo "un balance muy positivo", contrariando en su línea argumental los datos expuestos minutos después, al momento en que dio a conocer un secreto guardado bajo siete llaves: el déficit financiero que provocó su realización para las arcas municipales, de más de 50 millones de pesos.

La fiesta demandó un gasto total de 93 millones de pesos del erario municipal, de los que sólo se recuperaron 42 millones, en concepto de entradas y servicios concesionados

Los números dados a conocer en el informe, revelan un déficit histórico en la realización del corso, que ahora -cual efecto boomerang- deberá afrontar una vez más el bolsillo del ciudadano victoriense en concepto de impuestos -haya ido o no al carnaval-, que se materializará en base a un incremento adicional del 50% en la unidad de cuenta municipal, proyectado en el Presupuesto 2024 -aprobado el pasado 30 de mayo-, el que se prevé sumar a un aumento precedente del 87%.

El vaso medio lleno

En su argumentación, Motta puso en valor que la organización del evento sólo tuvo 30 días de tiempo para realizar su trabajo. Asimismo, expresó que la contratación de las expresiones se dio en base a los números y proyectos planteados por cada organización participante, los que fueron abonados "en tiempo y forma".

Por otro lado, trató de justificar el déficit bajo el concepto de "inversión", por el impacto turístico generado en la ciudad. En ese punto, se remarcó que las reservas de las plazas hoteleras tuvieron un promedio de ocupación del 77 por ciento durante los sábados de carnaval, y que hubo un valor accesible de las entradas al corsódromo.

Fiesta vs. déficit millonario

Aunque la importancia del evento resulta incuestionable para el acervo cultural de los victorienses y su realización funciona como palanca turística, cabe preguntarse qué sería un "fracaso" para esta administración, ya que lo que consideran "un éxito" arrojó un déficit millonario, tal como sucede de forma endémica año tras año. Aunque esta vez, en un profundo escenario de crisis económica.

Lo cierto es que a pesar de ser una fiesta centenaria, con décadas y décadas de tradición y realización, cada gestión entrante parece comenzar todo de cero.

En ese déjà vu permanente, el carnaval de Victoria parece ya no luchar por trascender fronteras sino simplemente por sobrevivir a expensas del propio pueblo, que deberá rescindir otros servicios que hacen a su calidad de vida para pagar las cuentas del corso.

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