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Internacionales

El escándalo de Milei y $LIBRA llegó al New York Times

El influyente diario norteamericano se refirió al caso protagonizado por el presidente argentino tras la promoción de criptomoneda $LIBRA.

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El influyente diario norteamericano The New York Times tituló en su edición dominical un artículo que desglosa los recientes escándalos generados por la incursión de Javier Milei, en el mundo de las criptomonedas. En el informe, se señala que el mandatario argentino «ha provocado una tormenta política al promover una criptomoneda desconocida cuyo valor se disparó después de su respaldo y luego se desplomó rápidamente». El episodio protagonizado por el libertario disparó una lluvia de críticas, particularmente por una presunta «incitación a realizar inversiones arriesgadas» que ya generó un aluvión de repercusiones a nivel internacional y nacional.

El artículo del histórico medio norteamericano compara la situación que atraviesa el presidente con el lanzamiento de la memecoin $Trump, promovida por el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cuyo valor también se disparó antes de sufrir un desplome similar. En este sentido, el Times señala que el caso de Milei ha generado una ola de desconfianza y especulación, con los opositores señalando el uso de información privilegiada para beneficio de unos pocos.

El impacto político del escándalo continua amplificándose sobre todo a partir de la reacción de una buena parte de la oposición. Según el Times, el kirchnerismo, la izquierda, una parte del radicalismo y otros sectores calificaron la promoción de la criptomoneda $LIBRA como un «escándalo sin precedentes» y proponen la creación de una comisión en el Congreso para investigar los hechos.

El artículo también destaca que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, también se sumó a las críticas, acusando a Milei de ser responsable de las pérdidas millonarias sufridas por miles de ciudadanos que confiaron en su promesa de riqueza rápida. Según la ex mandataria, muchos de los que se beneficiaron con la subida de la criptomoneda lo hicieron gracias a información privilegiada, lo que ha alimentado aún más las sospechas en torno a la gestión presidencial.

El caso de la criptomoneda no es un hecho aislado dentro de la administración de Milei. Según el Times, la promoción de $LIBRA se suma a una serie de decisiones controvertidas que Milei ha tomado en paralelo con el expresidente estadounidense. Entre ellas, destacan su reciente retiro de Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las declaraciones de su equipo de gobierno acerca de una posible salida del acuerdo climático de París, lo que ha sido interpretado por algunos como un alineamiento con las políticas del gobierno de Trump.

Este cúmulo de decisiones y la polémica alrededor de la criptomoneda profundizaron la tensión política interna argentina, donde las críticas a Milei son cada vez más frecuentes. La controversia sigue sumando capítulos, mientras la oposición intensifica su batalla para cuestionar la gestión del mandatario libertario.

Fuente: Mdzol

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Internacionales

Donald Trump y Vladimir Putin: ¿Alianza inesperada para aislar a China?

Las recientes acciones de la administración Trump buscan acercar a Rusia y aislar a China, reconfigurando el tablero geopolítico mundial.

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Siguiendo un enfoque opuesto al de Richard Nixon en la década de 1970, el presidente Donald Trump busca fortalecer lazos con Rusia para contrarrestar la creciente influencia de China. Mientras Nixon se acercó a la China de Mao para aislar a la Unión Soviética, Trump pretende acercarse a Moscú para contener a Beijing. Esta maniobra geopolítica podría redefinir las alianzas internacionales y alterar el equilibrio de poder global.

Las iniciativas de Trump para atraer a Rusia

Durante su primera administración (2017-2021), Trump intentó atraer a Rusia hacia Occidente mediante diversas iniciativas. Por ejemplo, en 2018, propuso readmitir a Rusia en el Grupo de los Siete (G7), argumentando que era más beneficioso tener a Moscú en la mesa de negociaciones (días atrás volvió a insistir en esta posibilidad). 

Además, en 2020, firmó acuerdos de control de armas con Vladimir Putin, buscando reducir tensiones y fomentar la cooperación bilateral. También colaboraron en la lucha contra el terrorismo en Siria, donde coordinaron acciones para reducir la presencia del Estado Islámico y otros grupos terroristas en la región. 

Trump y Putin celebraron varias cumbres bilaterales clave, entre ellas la de Helsinki en 2018. En la cumbre del G20 en Osaka en 2019, discutieron el levantamiento de sanciones económicas y la estabilidad en regiones estratégicas como Irán, Venezuela y Ucrania.

Sin embargo, todos estos esfuerzos se verían truncados con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca en enero de 2021.

La política de Biden y su impacto en Rusia

La política de Biden incluyó el apoyo a Ucrania en su aspiración de unirse a la OTAN, una medida que Moscú percibió como una amenaza directa a su seguridad. 

Joe Biden
El expresidente norteamericano, Joe Biden.

Esta tensión escaló hasta la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, seguida de sanciones occidentales que aislaron aún más a Rusia. Las restricciones incluyeron la congelación de más de 300.000 millones de dólares en activos del Banco Central de Rusia, la expulsión de varios bancos rusos del sistema SWIFT y la prohibición de exportaciones clave, lo que afectó severamente sectores como el energético y el tecnológico.

En ese marco de aislamiento, Rusia se vio "obligada" a mirar hacia el Este. El giro hacia China se intensificó cuando, debido a las sanciones, Rusia comenzó a vender su petróleo y gas a precios reducidos a Beijing, convirtiéndose en uno de sus principales proveedores de energía. Asimismo, el comercio entre ambos países alcanzó cifras récord, con un incremento del 30% en 2023 en comparación con el año anterior, reforzando la interdependencia entre ambas economías.

Sintonías y reservas

Sin embargo, es evidente que la Rusia nacionalista de Putin no desea ser el «socio menor» de la China comunista de Xi Jinping. Trump es consciente de esta dinámica y busca explotarla. Al ofrecer a Rusia una reintegración en la comunidad internacional y posibles beneficios económicos, espera alejar a Moscú de Beijing y debilitar el frente unido que ambas naciones podrían presentar contra Estados Unidos.

La sintonía ideológica de Putin y Trump es clara: ambos son soberanistas y antiglobalistas. Esta afinidad podría llevarlos a adoptar una posición común en foros internacionales, como el Consejo de Seguridad de la ONU, el G20 y la Organización Mundial del Comercio, donde han coincidido en criticar el intervencionismo globalista y promover una visión más soberanista de la política internacional.

China como la gran amenaza de EE.UU.

La estrategia de Trump también se basa en la percepción de China como la principal amenaza para los intereses estadounidenses y occidentales.

En los últimos años, Beijing ha expandido su influencia global mediante iniciativas como la Franja y la Ruta, que son inversiones en infraestructura en países en desarrollo que quedan atrapados bajo mecanismos como la «trampa de la deuda».
Esto ha afectado a países como Sri Lanka, que en 2017 cedió el control de su puerto de Hambantota a China tras no poder pagar su deuda. Otro caso es Zambia, donde Beijing ha tomado un rol clave en la gestión de su infraestructura eléctrica debido a compromisos financieros impagables. 

Además, China ha influenciado mercados tecnológicos a través de subsidios masivos a empresas estatales y el uso de medidas coercitivas para imponer su dominio en sectores clave. Esto ha afectado la competitividad occidental y generado vulnerabilidades en la seguridad cibernética. Además, prácticas comerciales desleales y acusaciones de espionaje industrial han generado preocupaciones en Washington y otras capitales occidentales.

El papel de Europa en el nuevo orden global

En este contexto, Europa se encuentra en una encrucijada. La posibilidad de una alianza entre Estados Unidos y Rusia para contrarrestar a China podría obligar a la Unión Europea a replantear sus propias estrategias de seguridad y defensa.
Es por ello que el viejo continente no tendrá más remedio que participar en el incipiente tablero con nuevos jugadores. Es probable que Bruselas, tal como la hemos visto hasta ahora, no exista más y también experimente cambios radicales ante el fortalecimiento de las fuerzas de derecha soberanista. 

Ejemplo de ello es el fortalecimiento de formaciones antiestablishment como Alternativa por Alemania (AfD) y Fidesz (Hungría). Alice Weidel, candidata a canciller de AfD ya ha dicho que tiene la intención de reiniciar las relaciones con Rusia si gana las elecciones del próximo domingo.

«Queremos tener muy buenas relaciones con nuestros vecinos europeos, pero también con las grandes potencias, incluida Rusia. Queremos que se ponga fin a la política de sanciones», declaró Weidel al periódico Bild.

En el mismo sentido se pronunció JD Vance días atrás en la Conferencia de Seguridad en Múnich: «La amenaza que más me preocupa respecto de Europa no es Rusia, no es China, no es ningún otro actor externo. Lo que me preocupa es la amenaza desde dentro, el retroceso de Europa en algunos de sus valores más fundamentales, valores compartidos con Estados Unidos».

Xi Jinping y su dilema político

Por último, y no por eso menos importante, queda pendiente qué rol jugará Xi Jinping en este nuevo escenario global. Su relación con la vieja burocracia del Partido Comunista Chino (PCCh) ha sido ambigua. En sus primeros años de mandato, Xi impulsó una fuerte purga interna -bajo el manto de una campaña anticorrupción- que le permitió consolidar su poder y desplazar a oponentes globalistas dentro del partido. Sin embargo, nunca se terminó de alejar de la estructura centralista del PCCh.

Xi Jinping
El presidente chino Xi Jinping.


Aunque ha proyectado la imagen de un liderazgo fuerte y pragmático, sigue dependiendo de la maquinaria estatal del partido para sostener su gobierno y promover su agenda. En este contexto, su margen de maniobra para distanciarse de la vieja burocracia comunista sigue siendo limitado.

¿Podrá Trump reconfigurar el tablero geopolítico?

«¿Cómo vas a terminar la guerra si no hablas con Rusia?», se preguntó retóricamente JD Vance este jueves durante la apertura de la CPAC en Washington reconfirmando el camino trazado por Trump para acercarse a Moscú.

Sin embargo, la implementación de esta estrategia ya está enfrentando sus primeros desafíos. La guerra en Ucrania ha tensado las relaciones entre Rusia y Occidente, y ahora estamos viendo cómo este intento de acercamiento está siendo visto con escepticismo por los aliados europeos de Estados Unidos. Además, la creciente interdependencia económica entre Rusia y China podría dificultar un distanciamiento entre ambos países.

Donald Trump
Donald Trump es el actual presidente de los Estados Unidos.

Pero más allá de eso, vale la pena reflexionar acerca de si en estos momentos podríamos estar transitando el inicio de un reacomodamiento de las fichas de ese tablero llamado geopolítica; algo similar a lo ocurrido en la década de 1970 cuando Nixon implementó su apertura hacia China, redefiniendo el orden internacional de la Guerra Fría.

En aquel entonces, la estrategia estadounidense alteró significativamente la correlación de fuerzas globales. Hoy, Donald Trump parece estar adoptando una estrategia inversa con un impacto potencialmente similar en la geopolítica mundial.

¿Será Trump la contracara de Nixón? Y más importante aún, ¿tendrá éxito su estrategia? De ser así, seguramente, al final, encontraremos un mundo mucho más pacífico y armonioso. El tiempo dirá.

Fuente: Mdzol – Miguel Díaz

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