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Finanzas

La provincia debate un plan para reducir el déficit de la Caja de Jubilaciones

Los sucesivos gobiernos provinciales llevan décadas postergando la adopción de medidas de fondo que reviertan el déficit de la Caja de Jubilaciones de Entre Ríos. ¿Llegó la hora? ¿Cuál será el tratamiento para una enfermedad por todos reconocida?

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Por Osvaldo A. Bodean

En la apertura de sesiones de 2020, días antes de que se desatara la Pandemia, el entonces Gobernador Gustavo Bordet, apelando a un tono no exento de cierto dramatismo, acorde con la gravedad del problema, convocó a todas las fuerzas políticas y sociales a debatir una salida. Se lo escuchó decir: "El debate sobre la sostenibilidad del sistema entrerriano es impostergable". Y más adelante, agregó: "hablo de la posibilidad de que nuestra Caja en 10 años no tenga que volar por el aire, hablo de la realidad que me toca como gobernador y no voy a esquivar esta responsabilidad". Pero… el Covid metió la cola y todo quedó en nada. El agujero del déficit siguió creciendo, comprometiendo no sólo al sistema jubilatorio sino a todo el Estado entrerriano, que lo apalanca con recursos que –para colmo- escasean.

¿Qué hacer? ¿Seguir procrastinando? ¿Se podrá sostener el "histórico" 82% móvil si no se introducen cambios que reduzcan sustancialmente el déficit y eviten que la Caja –al decir del exgobernador- "vuele por el aire"?

La actual gestión, bajo la conducción de Gastón Bagnat, aprovechó el ímpetu inicial para procurar poner en "caja" algunas cuestiones básicas que requerían intervención. Por caso, que no haya jubilados fallecidos que siguieran cobrando. También puso al día las liquidaciones ante Nación, sin las cuales era imposible reclamarle lo adeudado, trámite que incluyó –algo sin precedentes- la judicialización de los planteos ante la Corte Suprema.

En apenas 4 meses, algunos números experimentaron una leve mejoría. Por caso, el déficit, que en 2023 llegó a ubicarse en el 41%, quebró una curva ascendente ininterrumpida desde 2021, bajando en enero un punto y en febrero, marzo y abril otros tres puntos, ubicándose en algo más del 37%. "Y todo eso a pesar de que hay alrededor de 8000 aportantes menos que el año pasado", resaltan desde Andrés Pazos 127. Pero tanto allí como en la Casa Gris saben a la perfección que este agujero de "ozono" que altera a toda la administración pública sigue siendo inmenso y que no desaparecerá ni siquiera si Nación cumple –por las buenas o por sentencia judicial- transfiriendo todo lo adeudado.

"Sólo un cuarto del problema depende de los giros nacionales", aclaró a El Entre Ríos un estudioso del sistema previsional entrerriano. Dicho de otro modo: "es ilusorio y simplista pensar que todo se arregla con sacar pecho, izar la bandera federal y achacarle la culpa a la Casa Rosada. Es un discurso entrador, pero no se condice con los números duros. Si la política entrerriana no se atreve a encarar cambios hacia adentro del sistema, la pendiente llevará cada vez más cerca del precipicio", graficó.

Aunque por ahora no haya salido de las planillas de Excel, en los despachos oficiales se está pergeñando un plan de acción que –se esperanzan- podría recomponer los números de la Caja de Jubilaciones, que en abril último tuvo un déficit de 19.821 millones.

Por sorprendente que resulte, algunas de las medidas en estudio no requieren cambios en las normas sino –paradójicamente- "atreverse" a cumplir con leyes vigentes. Aseguran que lo más temido y resistido, el cambio en la edad jubilatoria, lo mismo que algún avance sobre la histórica conquista del 82%, no están en carpeta.

El plan de acción que se debate a puertas cerradas parte de un diagnóstico que procuró detectar las principales inconsistencias del funcionamiento del sistema. Una de ellas: del total de jubilados a diciembre de 2023 (49.287 beneficiarios), el 27 % tienen apenas entre 41 y 50 años (13.235 beneficiarios) y otro 36% de ese total se ubican entre los 51 y los 60 años de edad (17.936 beneficiarios).

Estos números invitarían a más de uno a suponer que no quedará otra que plantear una suba de las edades jubilatorias. Sin embargo, en la Caja barajan una acción de efecto inmediato y, encima, respaldada por la ley 8732, en el inciso "d" de su artículo 12, allí donde prevé, como uno de los ingresos del organismo: "el aporte personal que se efectúe como descuento en un porcentaje que fijará el Poder Ejecutivo sobre el haber jubilatorio de aquellos afiliados que accedan al beneficio de jubilación ordinaria especial o por edad avanzada, hasta tanto cumplan con los requisitos fijados en esta ley para acceder a la jubilación ordinaria común, momento en el cual cesarán dichos aportes".

¿Qué quiere decir? No es tan difícil de comprender. La ley habilita a la Caja a requerir que sigan aportando todos aquellos beneficiados con la jubilación "ordinaria especial", hasta que lleguen a las edades exigidas por la "ordinaria común", es decir, 62 para los varones y 57 para las mujeres. Y deja también en claro que el Poder Ejecutivo tiene la potestad de fijar el porcentaje de dicho aporte. Pero, se lamentan en la actual conducción de la Caja, los gobiernos anteriores no hicieron realidad este inciso, privando así al organismo de un ingreso que, además, se basa en un principio de razonabilidad y justicia dentro de un sistema solidario: aquel que se jubila más joven, que siga aportando hasta arribar a las edades en que se jubilan los demás.

¿Y cuántos son esos "especiales" que la ley habilita a que sigan aportando y hasta el momento no lo hacen? No menos de 16.000 jubilados. ¿Y qué hace falta para que empiecen a aportar? La ley ya está. El único requisito es más político que formal: que el Poder Ejecutivo se atreva a usar sus atribuciones fijando el aporte, "pagando el costo" de las reacciones en contrario.

Si los especiales que se jubilan antes –por ejemplo, los docentes- siguen aportando hasta la edad estipulada, ello contribuiría a mejorar otro indicador, que por sí solo pone en blanco sobre negro la inviabilidad del sistema tal como funciona hasta hoy: en Entre Ríos hay apenas 1,82 aportantes por cada jubilado, mientras que la proporción que permitiría la sustentabilidad es de 4 a 1.

Bancarios y judiciales

Este desfase entre activos que aportan y pasivos que cobran se revela gigantesco cuando se lo desgrana por "escalafones" o actividades.

Un ejemplo: hay 1150 jubilados y sólo 50 aportantes entre los bancarios. Ello quiere decir que el 100 % de los recursos necesarios para cumplir con esos jubilados dependen de las transferencias que debe efectivizar Nación y con las que –encima- está incumpliendo.

Los aportantes y beneficiarios de la Caja provienen de 98 convenios diferentes, de los cuales 84 tienen paritarias sectoriales. La Caja está obligada a aumentar a esos pasivos, cumpliendo con la movilidad del 82%, a medida que en cada uno de esos sectores se incrementa el sueldo de los activos. Sólo los restantes 14 convenios negocian salarios con la provincia.

Además de los bancarios y su escaso número de aportantes, otro ejemplo especial son los judiciales, "enganchados" para la actualización de sus haberes al Poder Judicial de la Nación. Hoy por hoy, según los números que manejan en la Caja, los jubilados de la Justicia reciben una masa de dinero por mes que representa el 8% del total de haberes pagados ($2.510 millones sobre $35.995 millones), mientras que la cantidad de beneficiarios de este escalafón (1430) es solo el 2% del total (63.188). Dicho de otro modo, el 2% de beneficiarios concentra el 8% de los recursos.

Los Judiciales son el 2% de los beneficiarios pero concentran el 8% de los recursos
Los Judiciales son el 2% de los beneficiarios pero concentran el 8% de los recursos

Obvio, ello se deriva de cuán elevados son los sueldos en la Justicia en comparación con el resto, algo que es sabido por todos pero que pocas veces se lo ve claramente cuantificado.

Según los números que manejan en los despachos oficiales, el sueldo promedio que recibe un jubilado de la Justicia es 3,8 veces el sueldo promedio del escalafón seguridad; 3,7 veces el promedio de los sueldos en salud; 3,5 veces los sueldos del escalafón general; 3,4 veces el sueldo promedio docente y 2,4 veces el haber de un bancario.

¿Qué hacer con escalafones tan desiguales y supeditados a paritarias sectoriales enganchadas con realidades que poco y nada tienen que ver con la suerte de la economía entrerriana? En la Caja plantean la necesidad de que cada Escalafón se allane a firmar convenios específicos con el organismo, comprometiéndose con la disminución del déficit. Se trata de un desafío complejo, a sabiendas de que ese compromiso "extra" seguramente conllevará renuncias.

Aunque se supone que el gobierno provincial analiza varias alternativas, hay una que, en el caso de usarse, requeriría seguramente un tacto especial: el incremento de las alícuotas de aportes, tanto de empleados como patronales

Si el gobierno se decidiera a avanzar en esta dirección –aún no hay ningún indicio de que lo haga- tampoco necesitará reforma legal alguna, porque la misma ley 8732, en el artículo 12, inciso "h", determina: "Las tasas de aportes personales y patronales (…) podrán ser modificados por el Poder Ejecutivo cuando las necesidades económicas financieras del sistema lo requiera y/o lo permitan. Queda también facultado para disponer aportes diferenciales a cargo de los afiliados pertenecientes a actividades con resultado económico financiero deficitario dentro del presente sistema previsional".

El "rojo fuego" de la Caja de Jubilaciones de Entre Ríos, de casi 19.000 millones en un mes, lleva a suponer que esas "necesidades económicas financieras" a las que alude la ley están hoy más que presentes como para justificar cambios en las alícuotas. Pero no hay nada que insinúe siquiera que se intentará emplear esta potestad.

En la actualidad, la alícuota es del 16%, cuatro puntos por debajo del 20% que percibe la Caja de Jubilaciones de Córdoba, siendo que en la provincia mediterránea no abonan el 82% móvil como en Entre Ríos sino el 72% del haber del activo. Las comparaciones pueden resultar odiosas pero son inevitables. Entre Ríos percibe hoy por hoy aportes inferiores a la par que debe afrontar un porcentaje de movilidad superior, no sólo a los cordobeses sino también al 70% del sistema nacional.

En Córdoba el aporte es 4 puntos mayor y cobran el 72% móvil en vez el 82
En Córdoba el aporte es 4 puntos mayor y cobran el 72% móvil en vez el 82

No es menos cierto que elevar las alícuotas –quizá por eso aún no aparece en el borrador del plan de acción- conlleva impactar en los ingresos de miles de entrerrianos, muchos de ellos ya jaqueados por el contexto inflacionario y recesivo. La "licencia legal" para elevar los aportes está, pero ¿está la "licencia social"? Y si no está, ¿cómo se la consigue?

Como sea, quienes estudian los números del sistema previsional advierten que si no se actúa con valentía ya mismo, la Caja se encamina hacia un colapso que comprometerá las futuras jubilaciones, hará estallar el 82% móvil y obligará a elevar las edades jubilatorias en Entre Ríos.

Los gobiernos anteriores patearon esta brasa quemante hacia adelante, apenas retrasando el incendio, temerosos de pagar los costos políticos. La actual gestión prometió obrar de otro modo, con otros criterios, priorizando las próximas generaciones por encima de las próximas elecciones. En esta cuestión, quizá como en ninguna otra, afronta el desafío -nada sencillo- de actuar en consecuencia con sus postulados, convenciendo a los actores sociales implicados que habrá que aceptar "males menores" inmediatos para evitar "males mayores" futuros.

Fuente: El Entre Ríos

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Finanzas

Luego de años, la Argentina paga un gigantesco vencimiento con plata del Tesoro

Hoy se formalizará el primer vencimiento del año, que corresponde a un compromiso de capital e intereses con los bonistas privados que entraron en la restructuración de deuda que hizo Martín Guzmán.

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Javier Milei y Luis "Toto" Caputo, desfilarán hoy por los mercados de capitales internacionales, mostrando, hasta ahora, el que quizá sea su principal logro ante el sistema financiero mundial. Argentina pagará en tiempo y forma los 4.704 millones de dólares del cupón de la deuda reestructurada en agosto del 2020 (incluye gastos y deuda corriente); y, lo más importante y novedoso, lo hará en todo o parte (se conocerá hoy) con dinero ahorrado por el propio Tesoro, y no con reservas del Banco Central.

El dinero que hoy se depositará en las cuentas de los tenedores de esta deuda emitida durante el gobierno de Alberto Fernández con Martín Guzmán como ministro de Economía, proviene en su mayoría de los dólares que el propio Poder Ejecutivo fue comprando diariamente a partir del dinero ahorrado en el ajuste fiscal implementado durante el 2024, que llevó al país de un déficit de casi 3 puntos del PBI a un superávit de 2 puntos.

Esto es, un ajuste total de unos 25.000 millones de dólares; de los cuales, unos 10.000 millones representan un superávit en pesos transformado en dólares, ya que no hubo emisión en pesos durante todo el ejercicio pasado. Se conocerá hoy si además de este dinero en divisas compradas vía Banco Central (y depositadas obligatoriamente en la entidad que maneja Santiago Bausilli) se utiliza, o no, todo o parte de los U$S 1.000 millones tomados el pasado viernes por el Ministerio de Economía en la operación de REPO negociada con cinco bancos internacionales.

Según fuentes oficiales, el dinero para liquidar hoy los 4.704 millones de dólares, pueden surgir del dinero disponible por el Tesoro fruto del ahorro fiscal de este año; sin tocar el dinero del REPO. De ser así, esos 1.000 millones pasarían a formar parte del dinero que se liquidará en julio, en el segundo vencimiento importante del 2025; y que alcanzará a unos U$S 4.688 millones de dólares.  

El Presidente y su ministro de Economía vivirán el pago de hoy como una especie de premio personal, a la gestión conjunta realizada el año pasado de compra de divisas, exclusivamente destinadas al cumplimiento de esta obligación. No sólo por el hecho de ejecutar el pago en tiempo y forma, algo no muy común en la Argentina; sino porque el dinero fue ahorrado con mecanismos ultraortodoxos de acumulación de divisas.

Como sea, el pago de hoy representa una buena noticia para un país con uno de los peores currículums de la historia financiera mundial. En verdad, siempre cuando se paga una deuda, es una buena noticia. Más si se tiene en cuenta que el cumplimiento de la obligación se hace en momentos difíciles, y con un verdadero esfuerzo de parte del Gobierno nacional en general y el Ministerio de Economía en particular, para juntar el dinero.

Es una obviedad decir que no es lo mismo para una creedor, que alguien que no tiene dificultades cumpla con sus obligaciones, que ver que quien paga lo hace en momentos de dificultades y haciendo un esfuerzo enorme por hacerlo. Este es el caso de la Argentina.

El origen de la deuda

Lo que hoy se pagará son unos 4.704 millones de dólares de vencimientos de títulos públicos Globales y Bonares, divididos en unos 1.803 millones de dólares en intereses y otros 2.901 millones en capitales. Es el primer pago importante del año, ya que habrá otro también bravo en julio por unos 4.688 millones. Entre ambos vencimientos se supera la mitad de los vencimientos de todo el 2025, un ejercicio donde habrá que cumplir con liquidaciones por casi 19.000 millones de dólares.

Esta deuda fue emitida en septiembre del 2020, luego de la renegociación de la deuda voluntaria privada internacional culminada con los bonistas acreedores el 31 de agosto de ese año. Ese proceso contó con una aprobación para el canje de deuda pasada del 99,01% de los US$ 66.185 millones en circulación de todos los bonos alcanzados, lo que en su momento determinó además un ahorro total por unos U$S 33.000 millones en intereses, ya que se respetó el capital total adeudado.

El nivel de aceptación de la propuesta entre los acreedores resultó suficiente para la aplicación de las Cláusulas de Acción Colectiva en la mayoría de las series de bonos elegibles, a excepción de las series de bonos Par en euros y dólares emitidos en 2010. Se emitieron nuevos bonos en dólares por US$ 63.207 millones y bonos en euros por EUR 4.185 millones. En su mayoría títulos Bonares y Globales, cuyo cupón vence hoy.

El menú de títulos que pagan cupón está integrado por los Bonares con ley argentina (AL29, AL30, AL35, AL38 y AL41) y los Globales -con ley extranjera-, denominados en dólares (GD29, GD30, GD35, GD38 y GD41) y en euros (GE29, GE30, GE35, GE38, GE41 y GE46). 

El dinero para cumplir con este vencimiento ya está depositado en el Bank of New York Mellon (BoNY), y será depositado en las cuentas comitentes, de aquí al exterior, y una vez que la liquidación esté cumplida, más que despejar dudas, aparecerán nuevas preguntas. 

– De los 4.704 millones de dólares, cuánto se pagará con el Repo y cuánto con dólares del Banco Central. 
– En consecuencia, en cuánto quedarán las reservas internacionales del Banco Central.
– Qué harán los acreedores que reciban ese dinero? ¿Lo mantendrán en sus cuentas, lo girarán fuera del sistema financiero argentino, lo reinvertirán en bonos? 
– ¿Bajará el riesgo país o los operadores estarán intranquilos por la caída de las reservas? 

Todas preguntas que comenzarán a contestarse desde mañana.

REPO y riesgo país

Sobre el REPO, se sabrá hoy si estos 1.000 millones de dólares pasan al ahorro para el pago de julio o si se utiliza en parte para el cumplimiento de hoy. Mientras tanto, hay algunas pistas sobre cómo fue realizada esta operación, y las garantías de la colocación. Fue en Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreales), instrumentos que desde el 3 de enero tuvieron un incremento en su stock total por unos US$ 1.736 millones 

Un dato importante que se analizará desde mañana es si con el cumplimiento del pago y el poroto a sumar dentro del curriculum de buen pagador, debería volver a reducirse el nivel de riesgo país de la Argentina, luego de la polémica del martes, cuando el banco de inversión JP Morgan anunció antes de las 12:00 que el nivel caía a los 440 puntos básicos, para corregirlo en el mercado y devolverlo a los 560 finales. Un nivel similar al cierre del lunes pasado. Para saber cuál es el nivel de equilibrio del momento, habrá que esperar, en realidad, al viernes.

El mercado espera que el nivel se sostenga por debajo de los 600 puntos básicos, el umbral desde donde debería seguir mejorando hacia delante; peleando la barrera entre los 500 y los 400 puntos. Y desde ahí dirigirse hasta el próximo vencimiento importante del año. El de julio próximo donde habrá que pagar unos U$S 4.688 millones de dólares; también del pago de los cupones de los bonos reestructurados en octubre del 2020.

Lo importante de llegar a los 400 puntos es otra cosa. Con ese nivel de riesgo país, Argentina ya podría comenzar a coquetear con la emisión de deuda voluntaria a un dígito. Si se tiene en cuenta que la variable mide la tasa de interés que se paga desde un punto de partida de un 5% por esos 500; a lo que hay que sumar la tasa a 10 años de los bonos de los Estados Unidos (o la Libor, según lo que se negocie).

Como este interés se encuentra hoy entre los 4,5% y los 4,25% anuales; una simple suma mostraría que Argentina pagaría hoy un interés aproximado del 9% en dólares para poder colocar dinero en el mercado voluntario de deuda internacional, y así pagar los vencimientos que restan del año sin usar las reservas lánguidas del Banco Central.

Por ejemplo, Caputo tendría ahora tiempo para preparar el pago de julio, también de cupón de Bonares y Globales reestructurados en 2020; por lo que habrá que liquidar en el sexto mes del 2025 unos 1.787 millones de intereses y un 2.901 de capital. La idea del Ministerio de Economía es que para esa época el mercado internacional esté en una situación más friendly con la Argentina, y que la tasa se esté peleando entre el 7 y el 8% anual.

Se trata de una proyección posible, ya que el cronograma del primer semestre del 2025 es bravo, pero más amigable luego de pagar el vencimiento de esta semana. Para tener una idea, los pagos de enero y julio de la deuda reestructurada en 2020, representan algo más del 50% del total del dinero que el país debe liquidar durante el año, dinero que llega a algo más de los 19.000 millones de dólares. Una buena: este año no hay que liquidar capital al Fondo Monetario Internacional (FMI).

Fuente: Mdzol

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