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Economía

Créditos para empleados, jubilados y monotributistas: quiénes podrán acceder

El Gobierno dio a conocer la letra chica de los préstamos para trabajadores, jubilados y monotributistas. Serán con tasa subsidiada. Hay puntos centrales en cuanto a requisitos y restricciones que el solicitante debe cumplir.

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El Gobierno reveló parte de la letra chica de las medidas anunciadas el domingo. Por ejemplo, los monotributistas, trabajadores y jubilados que pidan un crédito a tasa subsidiada, no podrán comprar dólar ahorro, una de las cotizaciones más baratas del mercado para dolarizarse, a $ 641.

Esto alcanzaría a 800.000 personas, que hoy acceden a su cupo de dólar solidario, de US$ 200. Lo mismo ocurrirá con los trabajadores que reciban la suma fija de $ 30.000 por mes. La ministra de Trabajo, Raquel Kelly Olmos, confirmó que quedarán inhabilitados para comprar dólar ahorro, no así para adquirir dólar bolsa o MEP, a $ 683.

Si bien los créditos todavía no están instrumentados, fuentes oficiales aseguran que el Banco Central puede restringir la compra del solidario en el caso de este nuevo subsidio, pero no del MEP. En rigor, los que cobran algún tipo de subsidio, por ejemplo con líneas de préstamos oficiales, están alcanzados por alguna de las restricciones vigentes.

Crédito para monotributistas
Hay otros aspectos a tener en cuenta. Los créditos irán directamente a las tarjetas de los solicitantes. En el caso de los monotributistas de las categorías A a la F podrán acceder a un monto de hasta $ 4 millones por un plazo de 24 meses, con una tasa nominal anual del 61% y una bonificación de la tasa de interés de los bancos en 60 puntos porcentuales. El cupo total inicial será de $ 100.000 millones.

Y el destino del crédito deberá ser para la compra de herramientas e insumos vinculados a las microempresas productivas. «Quienes reciban el crédito tienen que acreditar el destino de los fondos a los fines de inversión que persigue la línea, no hay restricciones adicionales», señalaron fuentes de la secretaría de Industria.

Asimismo, los monotributistas que soliciten el préstamo no podrán ser empleados en relación de dependencia. De esa manera, se estima que la medida alcanzará a 2 millones de personas que prestan servicios o venden cosas muebles.

Por otra parte, el monto del crédito dependerá de la categoría en la que figuren inscriptos al 31 de marzo: A y B, hasta $ 1,2 millones; C, D y E: hasta $ 2 millones, y F en adelante hasta $ 4 millones. Y serán ampliables en un 50% más para aquellos que tengan historial crediticio positivo con el Fondo de Garantías FOGAR. La línea vencerá en noviembre o cuando se agote el cupo.

Crédito para trabajadores en relación de dependencia
En el caso de la línea para asalariados en relación de dependencia, el requisito es que no se encuentren alcanzados por el Impuesto a las Ganancias, es decir, que su ingreso no supere los $ 700.000.

Este programa de crédito familiar será de hasta $ 400.000, podrá ser financiado en 24, 36 o 48 cuotas con una tasa subsidiada del 50% anual.

Crédito para jubilados
Los jubilados podrán acceder a créditos de hasta $ 400.000 en 24, 36 o 48 cuotas, con una tasa del 29% anual, muy por debajo de la inflación que hoy supera el 120% anual. Será una ampliación de los «créditos ANSES».

La condición clave es que la cuota a pagar, según fijó el Gobierno, «no puede exceder el 30% del ingreso mensual», el cual se toma en cuenta sin el bono de refuerzo. Desde septiembre, la jubilación mínima pasará a $ 124.460, por lo cual en ese caso el monto de la cuota no podría superar los $ 37.338.

Al pedir el préstamo, el jubilado o pensionado puede elegir si prefiere devolverlo en 24 cuotas mensuales (2 años), en 36 (3 años) o 48 (4 años). En este aspecto, la edad es un límite: el solicitante debería tener menos de 92 años al pagar la última cuota. Con lo cual, sólo las personas de 88 años o menos podrán elegir el plazo más largo.

Por otra parte, cualquiera sea el monto y plazo, las cuotas se calculan con el sistema de amortización francés tomando la TNA del 29%, que es fija y en pesos.

Esa tasa, al sumar una serie de gastos y el seguro, termina generando un costo financiero total efectivo anual (CFTEA) del 36,04% para el plazo de 24 meses; del 37,03% si es a 36 meses; y del 37,55% para 48 meses.

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Economía

Se pagó, ¿y ahora qué?: el dato que Milei y Caputo seguirán de cerca

Hay un dato que Javier Milei y Luis Caputo seguirán de cerca para tomar más decisiones económicas clave este año. También comenzará en breve otra etapa: la negociación con el FMI por un nuevo acuerdo.

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Finalmente, ayer a las 10:00 AM el Bank of New York Mellon, agente financiero del país, oficializó la liquidación de los aproximadamente 4.704 millones de dólares correspondientes a la liquidación de enero del 2024 del pago de los Bonares y globales reestructurados en agosto del 2020. En general , fue una jornada tranquila, con un blue descansando desde hace dos días en los 1.220 pesos, con acciones de aquí y de Nueva York y títulos públicos en tenue y prudente suba, y con reservas cayendo unos 1,300 millones, pero con un Banco Central que volvió a comprar divisas por unos 165 millones.

En total, en lo que va del año, la entidad acumula compras por unos 547 millones; con un riesgo país otra vez en baja y cerrando en 564 puntos básicos. Ayer se pagaron unos USD 4.360 millones de los Bonares (AL) y Globales (GD). Aproximadamente USD 460 millones estarán destinados al FGS (Fondo de Garantía de Sustentabilidad), junto a otros USD 60 millones por las tenencias del BCRA, mientras que los restantes USD 3.860 millones los recibirán los tenedores privados de la deuda. De este dinero, unos U$S 1.600 millones corresponden a privados locales, el resto a privados con cuentas fuera del país, muchos en mercados denominados offshore.  

Ahora, a cálculos básicos post pago de los cupones. La foto del stock del Banco Central muestra reservas de aproximadamente U$S 13.800 y 14.3000 millones. De ese dinero, entre 9.000 y 11.000 millones de dólares pertenecerían al Tesoro Nacional, fruto del superávit y de las utilidades de los títulos (que fueron extraordinarias), dinero que se contabiliza parte en pesos. Si la decisión oficial es, como parece por los hechos, dejar ese dinero depositado en la entidad que maneja el, a veces protestón a veces emocionado, Santiago Bausilli, sería la primera vez en décadas que un gobierno pone dinero a ahorrar y exhibir. Y no para gastar. Luego, este dinero podría usarse, por ejemplo, para ayudar a sanear la propia deuda del BCRA, hecho inédito porque siempre fue al revés. 

La operación que sigue 

Lo próxima que tiene en el cronograma el tándem Javier Milei y Luis Caputo, será seguir de cerca los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de diciembre 2024 y de cierre del ejercicio anterior, que se difundirán el próximo martes 14 de enero. Y una vez conocido el resultado, decidir qué hacer con la evolución del crawling peg y la tasa de interés de referencia del mercado. La decisión oficial es tomar una frontera de 2,5% de inflación para tomar una decisión trascendente. Si el dato empata o supera ese porcentaje, se esperará a la inflación de enero 2025 para avanzar.

Si, por el contrario, el IPC se ubica por debajo de ese nivel, Milei dará la orden inmediata, y el mismo martes, de comenzar a desmantelar la política de devaluación oficial pactada en un 2% mensual, hacia un ritmo inferior que en pocos meses ubicaría el alza del tipo de cambio oficial en un 1% cada 30 días. Se haría de manera gradual, y al ritmo de la caída del ritmo de la inflación; con una estructura funcional de entre tres y seis meses, dependiendo del mismo IPC. Con esto se ralentizaría el ritmo de devaluación del 12 al 12% interanual, al revés de los que reclama el Fondo Monetario Internacional (FMI), cierta ortodoxia encabezada por Domingo Cavallo y la mayoría de los industriales, quienes piden una revisión de la política cambiaria, dejar flotar el dólar y, eventualmente, aceptar una devaluación del 20%.

Nada de esto está pensando en oficialismo, que considera que la estrategia que se viene desarrollando es la correcta y la exitosa, y la que continuará ejecutándose durante el 2025. EN otras palabras, el tipo de cambio no sólo no se acelerará hacia arriba, sino que dependiendo de la evolución del IPC, bajará en su ritmo de devaluación. Y ya desde el martes, si es que los datos de los precios de cierre del 2024 son favorables. 

En paralelo, el gobierno avanzará también (siempre que el IPC lo permita), en una nueva reducción de las tasas de interés de regulación del sistema financiero, bajando del promedio de 38% de cierre del año pasado y arranque del 2025; a un 35%. Y, si continuara la caída de la inflación, volver a una reducción antes del segundo trimestre del año. La idea es potenciar el crédito privado, ante la realidad irrenunciable del Ejecutivo de no emitir ni tomar pesos del mercado local, continuando la tendencia del 2024. 

Ambas medidas de coyuntura inmediata (la próxima semana), apuntan al gran objetivo monetario de Javier Milei y Caputo: darle en el primer semestre del 2025 un golpe a la inflación, y llevarla, por fin, a tener un 1 por delante. Los cálculos oficiales insisten en que el combo crawling peg al 2% y una tasa de interés por arriba del IPC, potencial el alza de los precios en un punto porcentual mensual. Y que la contracción propuesta, sería el instrumento primario y válido para acelerar la caída en el ritmo de aceleración, al menos en un nivel de 1% cada 30 días. El entusiasmo oficial parte de las planillas de inflación mayorista, la evolución de los índices de alimentos y bebidas y otros bienes, los efectos que las importaciones crecientes estarían marcando en los precios como barrera de suba, y la idea que un tipo de cambio estable y con desaceleración devaluatoria; debería ser el freno final para llevar el alza del IPC al ritmo que se espera en el oficialismo y que figuraba en el fallido proyecto de presupuesto para el 2025 que el Congreso Nacional nunca trató. Ni tratará. 

La caída del ritmo de inflación es la gran carta de popularidad que ahora se juega el gobierno, y que, a los ojos e intenciones del oficialismo, estaría al alcance de la mano. 

Otro paso importante que comenzará a tramitar el ministerio de Economía, es la preparación del segundo pago de importancia del año: el de los cupones de los Bonares y boreales de julio próximo; una obligación que casi replica la liquidación de ayer. Por lo que se sabe, la idea de Caputo es contabilizar para ese compromiso gran parte de los 1.000 millones obtenidos por el REPO oficializado a fines del 2024, e ir sondeando entre marzo y junio las verdaderas posibilidades de colocar deuda en el mercado financiero voluntario de deuda internacional; una opción por ahora vedada y que para abrirla debería haber primero un riesgo país de tres dígitos con un tres por delante. 

Mientras tanto, comenzará en breve una nueva etapa; la negociación con el FMI por un nuevo acuerdo, posiblemente un Stand By sobe la base del pacto cerrado entre 2018- 2019 durante el gobierno de Mauricio Macri. Tal como informó este diario, desde la segunda quincena de enero, y luego del parate por las fiestas y el fin del comienzo del 2025, las partes retomarán las comunicaciones desde la semana que viene. Habrá tiempo para negociar. El 20 de enero asume Donald Trump y todos saben que la situación para la Argentina cambiará, se supone a favor. La próxima misión a Buenos Aires de hombres y mujeres del FMI, está pactada para el 10 al 15 de marzo. Mucho o poco tiempo, se verá.

Fuente: Mdzol – Por Carlos Burgueño

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