Unas 16 personas heridas, por lo menos cinco de balas de goma, y la plaza 25 de Mayo convertida en un campo de batalla. Así terminó la multitudinaria marcha organizada ayer por el 31º Encuentro Nacional de Mujeres. Los incidentes comenzaron a las 21.30, apenas media hora después de que la movilización ingresara por Santa Fe hasta la zona del Monumento. Un grupo, desprendido de la manifestación, tomó por Buenos Aires para deshacer la empalizada de fenólicos que cubría la fachada de la iglesia catedral. Detrás del vallado, esperaban un centenar de efectivos del Cuerpo de Guardia de Infantería, del Comando Radioeléctrico y mujeres de la Policía Comunitaria. Al cierre de esta edición, la comisión organizadora del evento preparaba un comunicado para repudiar la represión policial.
La revuelta y las corridas desatadas frente al pasaje Juramento, prácticamente partieron en dos la marcha que había partido a las 18 desde la plaza San Martín y había recorrido unas 40 cuadras por todo el macrocentro de la ciudad, llevando en alto las reivindicaciones propias de las mujeres, como el fin de la violencia machista o el derecho al aborto libre, seguro y gratuito; pero también de contenido político, en contra del ajuste y por un salario mínimo igual a la canasta básica familiar.
Tras la bandera blanca de la comisión organizadora del encuentro, unas 70 mil personas, en su mayoría mujeres de todas las edades, marcharon llevando grupos de madres de víctimas de la trata, colectivos femeninos de partidos políticos y sindicatos, de pueblos originarios, de universidades, de escuelas secundarias recorrieron Santa Fe, bulevar Oroño, avenida Pellegrini, Corrientes, San Luis, Sarmiento y Santa Fe. La marcha no pasó desapercibida y dejó sus consignas pintadas con aerosol en fachadas de edificios públicos y privados.
La movilización iba a terminar en el Monumento, pero no pudo ser. Como sucedió en el encuentro anterior, en Mar del Plata, el festejo terminó con balas de goma y gases lacrimógenos. No habían pasado treinta minutos desde que los primeros grupos llegaron hasta Santa Fe y Buenos Aires, cuando se desataron las primeras corridas.
Fue sobre uno de los costados de la catedral, donde un grupo de hombres y jóvenes rezaba a viva voz el Ave María, fue entonces cuando un grupo se desprendió de la manifestación que no tenía previsto pasar por el frente de la Catedral.
Lo que vino después fue vertiginoso: algunos manifestantes se ubicaron en la plaza, otros en cambio, arremetieron contra la protección de fenólicos que cubría el frente de la iglesia. Entonces quedaron en primer plano los efectivos policiales que formaron un cordón sobre el pasaje juramento y en la esquina de Buenos Aires y Córdoba. Hubo piedrazos, botellazos, contenedores de basura incendiados que la policía reprimió con balas de goma y gases lacrimógenos.
De acuerdo a un informe de los profesionales del Sies que trabajaron en el lugar, se asistió a diez policías con golpes de distintos objetos, ninguno de gravedad y otras seis personas con heridas causadas por balas de goma y broncoespasmos producidos por los gases. Entre ellos, cuatro lesionados fueron periodistas, lo que mereció el repudio del Sindicato de Prensa de Rosario (ver aparte).
Contra la violencia. Desde la organización del encuentro, se destacó que la marcha fue multitudinaria y masiva y que durante tres días las mujeres pudieron discutir en talleres de forma armoniosa y tranquila. Y repudiaron "el momento lamentable, como se vivió en Mar del Plata, donde hubo una represión orquestada que como comisión organizadora repudiamos", señaló Majo Gerez.
La militante de Patria Grande destacó además que durante la movilización se pasó por otras instituciones, incluso iglesias, "sin ningún inconveniente" y destacó que "las acciones de grupos que no identificamos provocaron que la represión fuera hacia todas las mujeres", un hecho que consideró "repudiable, justamente en un encuentro donde se levantan las banderas de la lucha contra la violencia machista". (La Capital)