El mandatario brasilero, Jair Bolsonaro, respondió este jueves a la preocupación expresada por el líder del Vaticano sobre el estado de la Amazonia: "El papa Francisco puede ser argentino, pero Dios es brasileño", manifestó el jefe de Estado a su salida del Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial.
En ese tono, el dirigente sudamericano relativizó el conflicto ambiental presente en la región selvática, afirmando que muchos ponen los ojos en los incendios producidos en territorio brasileño, pero "nadie habla de Australia", otro país donde también se produjo una catástrofe ambiental por el fuego.
El Vaticano había pedido más responsabilidad política
Las declaraciones de Bolsonaro se producen luego de que el Vaticano haya publicado la exhortación del sumo pontífice para tener "una Iglesia con rostro amazónico".
En el documento eclesiástico, difundido el miércoles, Francisco destacó la importancia de la Amazonia para el mundo, así como su biodiversidad y las comunidades que allí habitan.
Además, el máximo referente del catolicismo realizó un crítico llamado de atención a la clase política, pidiendo "responsabilidad de los Gobiernos nacionales".
Con ese tono, el primer papa de origen latinoamericano destacó que los residentes deben ser bien informados sobre los proyectos que se planifiquen en la zona, pero subrayó la necesidad de tener "un sistema normativo con límites infranqueables".
Sobre el ámbito de la Iglesia, Francisco también pidió que obispos de la región envíen misioneros para brindar servicios en el llamado 'pulmón del planeta', pero instó a reconocer las "responsabilidades importantes" de los laicos.
"¿Qué es esa basura de Greenpeace?"
Mientras siguen las críticas contra el Gobierno de Bolsonaro por su aparente inacción para proteger la naturaleza, el exmilitar también arremetió contra Greenpeace, la ONG ambientalista con presencia en muchos países: "¿Quién es Greenpeace? ¿Qué es esta basura llamada Greenpeace? Esto es basura".
Esta organización internacional ha manifestado reiteradas críticas contra el presidente. En una de sus últimas publicaciones, escribieron: "Bolsonaro quiere acabar con la Amazonia". De hecho, en los primeros días de febrero la agrupación lanzó una campaña para presionar a los legisladores nacionales y evitar la aprobación de la ley 191/2020, impulsada por el Ejecutivo. Según Greenpeace, el proyecto "prevé la liberación de minas, represas hidroeléctricas e incluso la exploración de petróleo y gas natural en tierras indígenas".
Entre otros cuestionamientos, la ONG también había repudiado el rol del Consejo Nacional para la Amazonia, creado a mediados de enero. Desde su punto de vista, el ente no tendría presupuesto ni un plan definido para limitar los impactos negativos en el medio ambiente. A su vez, alertaron que el organismo estatal solo está compuesto por autoridades de la administración federal, excluyendo la presencia de gobernadores, pueblos indígenas o la sociedad civil en general.
Bolsonaro: "Quiero una Argentina fuerte, no una patria bolivariana"
En otras declaraciones, Bolsonaro también se refirió a las relaciones con Argentina, su principal socio comercial en la región. Al respecto, manifestó que el Ministerio de Economía evalúa apoyar a Buenos Aires en su pedido de renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El miércoles, el presidente brasileño había recibido al canciller argentino, Felipe Solá, concretando el primer intercambio directo con el Gobierno del peronista Alberto Fernández, con quien ya se habían producido duras declaraciones al momento de asumir la Presidencia.
Con un vínculo más cordial, Bolsonaro sostuvo el jueves que "la conversación fue muy saludable". Sin embargo, al referirse a la delicada situación económica de la nación vecina, aseveró: "Quiero una Argentina fuerte, no una patria bolivariana". Por otro lado, el brasileño reveló que propuso encontrarse con Fernández el 1 de marzo en Montevideo (Uruguay), donde ambos acudirán para la asunción del presidente electo, Luis Alberto Lacalle Pou.
Fuente: RT