Hoy a las 20:00, en el salón del Concejo Deliberante, ubicado en la planta alta del Palacio Municipal de Victoria, se vivirá una jornada especial para la ciudad. Nuevamente se dirimirá la cuestión presupuestaria, donde el Ejecutivo buscará aprobar un fuerte incremento en la Unidad de Cuenta Municipal (UCM), acompañado por concejales "leales".
La zaga del impuestazo municipal no es nueva, sino que parece anexar un nuevo capítulo. Una rápida retrospectiva permite marcar un derrotero de duras exigencias para los vecinos de Victoria: en 2017 el gobierno municipal propuso y logró aprobar -a través de su bloque de concejales- un incremento del 51%. En 2018 la situación no fue distinta ya que se sumó otro 55%, alcanzándose un total de 106% de aumento impositivo.
En 2019, y a pesar de la asfixia económica de un contexto recesivo, la presión tributaria no disminuyó, y el municipio logró imponer otro importante incremento, alcanzando un 200%.
En ese marco, el 2020 esboza un escenario desolador, de características catastróficas para amplios sectores de la población, ya que de acuerdo al proyecto presentado por el Ejecutivo es altamente probable que se apruebe un nuevo incremento impositivo, en esta ocasión mayor al 55%.
Dado que el aumento se plantea sobre la Unidad de Cuenta Municipal (UCM) y no sobre una tasa o "impuesto" específico, aumentarían todas las tasas e impuestos que el municipio cobra. Esto incluye cualquier tipo de multa de tránsito y gravamen vinculado al Gobierno Municipal.
Quienes votarían a favor
Según datos que surgen de los mentideros municipales, los concejales nucleados en el bloque de Cambiemos, Ibel Ibarra, Emilia Forlese, Gabriela Albornoz, Leonel Anderson, Claudio Larreguy y Franco Brassesco, responderían a los intereses del Intendente Maiocco y votarían a favor del aumento impositivo, lo que castigaría una vez más el bolsillo de los contribuyentes de toda la ciudad, especialmente a los pequeños comerciantes, que se verían en serias dificultades para afrontar las nuevas obligaciones.
Así las cosas, el 2020 se avizora como la senda cíclica de un laberinto ingratamente conocido por el vecino, cuya única y amarga salida es la de otro impuestazo.
