Una firma apócrifa, un pago poco ético, y la gobernabilidad de Victoria en juego

Fue el abogado Carlos Guillermo Reggiardo, apoderado del Frente Renovador entrerriano, quien denunció la situación irregular en la que se encontraría Alcides Risso, viceintendente y presidente del Honorable Concejo Deliberante de Victoria.

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Domingo Maiocco

Fue el abogado Carlos Guillermo Reggiardo, apoderado del Frente Renovador entrerriano, quien denunció la situación irregular en la que se encontraría Alcides Risso, viceintendente y presidente del Honorable Concejo Deliberante de Victoria.

El municipio, ahora encabezado por el intendente Domingo Natalio Maiocco, impulsó el cobro de la tasa de seguridad, higiene y profilaxis a las inmobiliarias de la ciudad. Una medida que, después de una disputa legal con el Colegio de Corredores Públicos Inmobiliarios de la provincia y algunos agentes particulares, fue habilitada por la Justicia en marzo de 2015.

Lo que denuncia Reggiardo es que el viceintendente Risso habría falseado datos de la inscripción de su inmobiliaria para eludir el pago de la tasa. El abogado hizo entonces una denuncia pública contra el funcionario, alegando que, a raíz de esto, la inmobiliaria que tiene con su hermano Mateo mantendría una importante deuda con el Estado municipal. Según el apoderado del Frente Renovador, Risso abrió su inmobiliaria en 2010, pero recién la inscribió en julio de 2016. Y si bien no tiene deuda, señaló que existe una grave incongruencia entre lo declarado y la fecha real de inicio de actividad, habiendo falseado datos para pagar sólo dos meses de aquella tasa.

El principio del fin

El tema no terminó ahí, porque al día siguiente, se conoció un comunicado del municipio que encendió la mecha del escándalo. El escrito, presuntamente firmado por el intendente, decía: "Se informa a los contribuyentes que el presidente del Concejo Deliberante no posee deudas con el municipio, tampoco la sociedad de hecho que comparte con su hermano con fines inmobiliarios".

La carta llevaba la firma digital del intendente, quien luego desmintió terminantemente haberla rubricado.

Según informaron medios locales, durante la última sesión del Concejo Deliberante (que preside Risso), una sala anexa al recinto fue escenario de una acalorada discusión entre los socios de la fórmula electoral (Maiocco es radical y Risso del PRO), donde el mandatario municipal le endilgó: "Yo no voy a avalar algo que no escribí y tampoco firmé". Y ayer, el mismo intendente volvió a desmentir -esta vez públicamente- haber firmado ese documento.

Según Reggiardo, las deudas del actual viceintendente con el municipio se estarían acumulando desde 2010, cuando comenzó a funcionar la Inmobiliaria Risso, una sociedad de hecho entre los hermanos Alcides y Mateo. La firma, ubicada en calle España 214 de la ciudad de las Siete Colinas, está inscripta como prestadora de servicios inmobiliarios desde enero de 2012 en la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) y en la Administradora Tributaria de Entre Ríos (Ater).

La confesión

Lo cierto es que el escándalo puede tener graves consecuencias institucionales en la gobernabilidad de la ciudad. Fue el mismo viceintendente quien admitió -en una escueta conferencia de prensa en la que evadió todas las preguntas- su participación en la redacción del comunicado pero le endilgó el problema al encargado de prensa del municipio, Gerardo Gómez, quien se sabe ya ha presentado su renuncia presionado por la acuciante situación, aunque sigue vinculado al municipio como director del Aula Virtual. Si bien queda claro que Gómez actuó bajo las órdenes del viceintendente, es prudente detenerse y observar que la inexperiencia del encargado de prensa para desempeñarse en su función queda manifiesta, responsabilidad esta que recae sobre quienes lo designaron en el puesto.

Puertas adentro del Concejo, y según las mismas fuentes, se hablaba de un pedido de destitución del presidente del Concejo, aunque para esto habrá que esperar al miércoles próximo, en que vuelva a sesionar el cuerpo. Por su parte, los concejales del Frente para la Victoria, luego de lo que denominaron "un período de prudencial silencio", salieron con los tapones de punta, al manifestar su rechazo a "las conductas desprolijas de quienes pretendían erigirse en paladines de la honestidad y la transparencia", al afirmar que "este tipo de situaciones atentan contra la institucionalidad y gobernabilidad, sembrando desconfianza y falta de respeto en aquellos electores que eligieron a las actuales autoridades municipales".

Mientras tanto, la ciudad de Victoria continúa en vilo.

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