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Geopolítica

Macri le agradeció a Trump «el apoyo a la Argentina en tiempos difíciles»

El encuentro entre ambos mandatarios fue a agenda abierta, e incluyó temas internacionales y regionales.

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El presidente Mauricio Macri recibió a su par de EEUU, Donald Trump, en uno de los encuentros más esperados en el marco de la Cumbre del G20, que se inició hoy en la Ciudad de Buenos Aires, y que es una prueba para la Argentina.

«Es momento de agradecer el apoyo que hemos recibido de su gobierno, con el acuerdo del fondo. Agradecerte todo lo que estamos trabajando en temas de educación y Defensa, este último año estamos atravesando momentos difíciles y con el apoyo de ustedes y el acuerdo que se facilitó con el Fondo", dijo Macri a Trump al referirse al respaldo para que el FMI le otorgue a la Argentina el crédito por u$s 56.300 millones.

Y agregó: «Agradecerte todo lo que estamos trabajando en Defensa y Seguridad interna. Hemos tenido muchos progresos y avances».

Macri añadió: «Quiero contarte que los inversores más importantes en la Argentina son las empresas americanas. De donde más han crecido los visitantes es de los Estados Unidos, y es demostración del interés del pueblo norteamericano por la Argentina».

«Seguramente en la reunión que ahora vamos a mantener encontraremos muchas formas de superarnos en beneficio de nuestra gente», insistió el jefe de Estado.

A su turno, Trump dijo que Macri está haciendo «un buen trabajo» y destacó que buscará dialogar con él sobre una gran cantidad de temas incluyendo el «comercio» y la compra de material militar.

Trump resaltó que se conocen «hace mucho tiempo» con Macri, desde la década del 80, cuando participaron de tratativas comerciales en la ciudad de Nueva York.

Durante una declaración conjunta de ambos mandatarios en el Salón Blanco, el jefe de Estado norteamericano se refirió a Macri como su «amigo» y dijo que recordaba «buenos tiempos» en que se conocieron, al tiempo que recordó diálogos con Franco Macri, padre del Presidente.

«Yo le dije a tu papá, a Franco, que su hijo se iba a convertir en Presidente», le dijo Trump a Macri.

Tras las primeras palabras, ambos mandatario pasaron a un desayuno de trabajo en la Casa Rosada, en la antesala de la apertura oficial de la Cumbre del G20 y en el que será el tercer encuentro cara a cara entre ambos desde que son presidentes.

El presidente estadounidense participará de la Cumbre del G20, que se inicia hoy en la ciudad de Buenos Aires, y a la que llega con la mirada puesta en defender su política de proteccionismo frente al multilateralismo que proponen todos los demás participantes.

La visita de Trump a la Argentina es, además, la primera que realiza el mandatario norteamericano a un país de América latina desde que asumió hace casi dos años y la séptima de un jefe de Estado de EEUU a la Argentina.

La agenda de temas a conversar entre Macri y Trump fue abierta, ya que incluye temas internacionales y regionales.

Trump llegó anoche al aeropuerto de Ezeiza en el avión presidencial Air Force One a las 22:12, acompañado por su esposa, Melania, y una numerosa comitiva de la Casa Blanca.

El mandatario republicano fue recibido en la pista del aeropuerto por el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo; el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, el canciller Jorge Faurie, y el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, entre otros funcionarios de la diplomacia argentina.

Ayer por la mañana, ya a bordo del vuelo que lo traía a Buenos Aires, Trump anunció por Twitter que cancelaba una reunión bilateral con su par ruso, Vladimir Putin, por la reciente escalada militar y política en la península ucraniana de Crimea, anexada unilateralmente por Moscú en 2014. Franklin D. Roosevelt fue el primer presidente americano en visitar el país, en 1936, y Barack Obama fue el último en pisar suelo argentino en marzo de 2016, apenas tres meses después de la toma de mando del presidente Macri.

Fuente: Ámbito

Geopolítica

Donald Trump y el amanecer de una nueva era: la segunda presidencia que promete transformar al mundo

Trump asume su segundo mandato con una agenda que busca consolidar su legado y desafiar las bases del progresismo hegemónico. ¿Qué implicancias históricas podría tener este nuevo ciclo?

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«Mañana al mediodía, se cierra el telón de cuatro largos años de decadencia estadounidense y comenzamos un nuevo día de fortaleza, prosperidad, dignidad y orgullo estadounidenses". Con estas palabras, pronunciadas el 19 de enero en un mitin en Washington, Donald Trump anunció su regreso triunfal a la Casa Blanca, marcando el inicio de lo que él mismo llama una "nueva era" para Estados Unidos y el mundo.

Este segundo mandato de Trump no solo promete completar lo que quedó pendiente en su primera gestión. También busca consolidar un proyecto soberanista que desafía décadas de hegemonía globalista-progresista.

El retorno del líder del movimiento MAGA a la presidencia el 20 de enero de 2025 llega en un contexto histórico que difiere considerablemente del comienzo de su primer mandato en 2017. En aquel entonces, su ascenso fue visto como un evento disruptivo en medio de una hegemonía globalista bien establecida y con amplios consensos internacionales.

Ahora, sin embargo, se encuentra en un panorama donde el globalismo muestra grietas significativas. Gobiernos afines, como los de Javier Milei en Argentina, Giorgia Meloni en Italia o Viktor Orbán en Hungría, le ofrecen un entorno más favorable para desarrollar su agenda soberanista.

Además, el escenario económico también ha cambiado: la inflación global, las crisis energéticas y el aumento de tensiones geopolíticas han debilitado la confianza en las instituciones tradicionales, abriendo espacio para su narrativa soberanista. Si en aquella ocasión su victoria sorprendió a un sistema que lo consideraba una anomalía, hoy su figura simboliza una corriente global que se está fortaleciendo.

Gobiernos de derecha emergentes, como los mencionados, más otras experiencias políticas que podrían llegar al poder próximamente -como Agrupación Nacional en Francia, Alternativa por Alemania en Alemania y el Partido Conservador en Canadá- representan una red de aliados que podría facilitar la concreción de sus ambiciosas metas.

Por ejemplo, Orbán y Meloni han liderado una agenda anti-globalista en la Unión Europea, impulsando políticas que fortalecen la soberanía nacional, que combaten la migración irregular y que han desafiado a Bruselas. Esto podría alinearse con las prioridades de Trump en acuerdos bilaterales.

Yendo un paso más allá, estas relaciones también podrían materializarse en iniciativas conjuntas para reformar instituciones internacionales sumamente cuestionadas como la ONU -y todos sus organismos asociados como la OMS y la OM-, alineándolas con valores soberanistas. En este sentido, hay que ver cómo avanza la idea de Milei de crear una «Liga de Naciones Conservadoras», que además de los mencionados incluye a Israel.

Desde esta perspectiva, el legado del gobierno de Joe Biden se perfila como una mera transición entre los dos mandatos de Trump. Bajo el prisma del nuevo presidente, los cuatro años de Biden serán recordados por un retroceso en materia económica y social, un descontrol migratorio y una política internacional percibida como débil.

La primera gestión de Trump estuvo marcada por su postura disruptiva, enfrentando tanto a las instituciones multilaterales y siendo constantemente obstaculizado, además, por una oposición interna feroz -inclusive dentro del Partido Republicano- y un sistema mediático que actuó como un brazo del establishment progresista.

Su derrota electoral en 2020, que fue claramente fraudulenta, fue el punto de inflexión que encendió las bases para este retorno. Este hecho también alimentó la narrativa de su movimiento, centrada en la transparencia electoral y en la necesidad de reformar las instituciones corruptas.

En 2025, el escenario político es diferente: además del apoyo global mencionado, en su propio país, Trump ha logrado captar el respaldo de actores antes neutrales o críticos, como Silicon Valley y Wall Street.

Un ejemplo simbólico del cambio de alineaciones es Elon Musk, quien no solo respaldó la campaña de Trump, sino que ahora jugará un papel clave en su gabinete como titular del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DoGE). En este cargo, Musk liderará iniciativas destinadas a optimizar el funcionamiento de las agencias federales, reducir el gasto innecesario y aplicar tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial para mejorar la transparencia y la eficacia del gobierno.

Musk, quien fue uno de los pocos oradores del mitin del 19 de enero en el Capital One Arena de Washington D. C., no solo ocupará un rol central en la nueva Casa Blanca. El dueño de la red social X, además, parece dispuesto a llevar su impronta disruptiva a otros lugares del mundo, para apuntalar partidos de nueva derecha, como está ocurriendo con Alemania y Gran Bretaña.

Volviendo al plano doméstico, Trump ha delineado un programa político que promete acciones inmediatas. La magnitud de la crisis fronteriza, que ha registrado más de 2.7 millones de cruces ilegales solo en 2024 según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), subraya la urgencia de estas medidas. Se esperan órdenes ejecutivas al respecto en cuanto el dirigente republicano llegue al Salón Oval el lunes.

Entre estas iniciativas, se destaca la implementación de un plan de deportaciones masivas -que podría empezar a operar tan rápido como el martes próximo-. Además, ya anunció la reconstrucción del muro fronterizo, con nuevas tecnologías de vigilancia.

En línea con su reforma tributaria de 2017 (que redujo los impuestos corporativos del 35% al 21%), este año, prometió impulsar la reducción de impuestos "más grande de la historia de Estados Unidos".

Asimismo, durante el mitin en el Capital One Arena, reafirmó su intención de indultar a todos los presos políticos vinculados a los hechos del 6 de enero de 2021 el mismo lunes de su asunción. También anunció que durante su segundo mandato desclasificará todos los documentos relacionados con el asesinato de figuras históricas como John F. Kennedy, Robert Kennedy y Martin Luther King Jr.

En línea con su política exterior no intervencionista y pacifista, Trump no escatimó palabras para delinear su enfoque. "Pondré fin a la guerra en Ucrania. Pondré fin al caos en Oriente Medio. Evitaré que se produzca una Tercera Guerra Mundial", declaró ante miles de personas en su último acto antes de asumir oficialmente su segundo mandato.

En América Latina, su relación con Javier Milei promete un enfoque coordinado contra el socialismo regional, con especial énfasis en Venezuela. Actualmente, Estados Unidos mantiene sanciones a más de 100 altos funcionarios del régimen de Nicolás Maduro, y Trump ha indicado su intención de ampliar estas restricciones para aislar económicamente a Caracas.

Hablando de Argentina, el gobierno de Milei será el gran aliado de la nueva Casa Blanca en Latinoamérica. Por un lado para concretar una mayor colaboración en la lucha contra el narcotráfico y las organizaciones criminales transnacionales cuya base es el narcoestado de Venezuela. En el ámbito económico, se promoverán acuerdos que favorezcan la inversión y la cooperación entre ambos países, especialmente en sectores como la energía y la tecnología (inclusive avanza el proyecto de un acuerdo de libre comercio entre ambas naciones). Socialmente, esta alianza buscará inspirar un cambio en el discurso público, con un fuerte énfasis en valores tradicionales y la defensa de las libertades individuales, marcando un contraste con los gobiernos progresistas de la región.

En efecto, el regreso de Trump representa un choque frontal con el progresismo que marcó las últimas décadas. Al reivindicar valores tradicionales y una agenda que desafía la ideología de género, el aborto y el estatismo, este segundo mandato se presenta como una reivindicación del "sentido común" que ha sido desplazado por las imposiciones del globalismo.

Ejemplos concretos de esta agenda incluyen la prohibición de la financiación federal para programas que promuevan la ideología de género en escuelas públicas, el fin de la "locura trans", la promoción de los valores patrios y el impulso de políticas fiscales que reduzcan el rol del Estado en la economía. Además, la administración ha anunciado planes para fomentar el apoyo a las comunidades religiosas mediante desgravaciones fiscales, en un esfuerzo por revalorizar la fe como pilar de la sociedad.

Por supuesto, se descarta que la resistencia de los sectores progresistas será feroz. ¿Será Trump capaz de ganar esta batalla y consolidar su legado como el líder que reconfiguró el mundo? En los próximos años, los ojos estarán puestos en este hombre que, utilizando sus propias palabras, ha prometido traer un "nuevo día de fortaleza, prosperidad, dignidad y orgullo". Por el bien de su país y del resto de las naciones, esperemos que cumpla.

Fuente: Mdzol

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