Agro
Las exportaciones de carne de Santa Fe crecen por encima de la media del país
Las exportaciones de carne bovina de Santa Fe registraron un mayor crecimiento que la media a nivel país. En 2017 alcanzaron los valores máximos de la última década, con US$378 millones y 63.431 toneladas, a la vez que ganaron participación en el total de la Argentina.
Desde inicios de esta década, las exportaciones de Santa Fe de carne aumentaron 110% en términos de volumen. El 90% de la suba corresponde a cortes congelados de menor valor relativo. Las exportaciones de carne enfriada, de mayor valor, se incrementaron sólo de manera marginal.
Santa Fe participa con el 30% de la cuota Hilton de la Argentina. En términos relativos, absorbe mayor demanda que por ejemplo Australia, Uruguay, Nueva Zelanda y Paraguay (16% del total del reparto mundial).
Santa Fe está bien posicionada para incrementar sus exportaciones.
Un reporte de los economistas del Ieral Carolina Beltramino y Lorena Picapietra analizó el potencial exportador en la próxima década de carne de Santa Fe. China es hoy el principal destino de cortes congelados de bajo valor y explica el 80% del incremento en el volumen exportado en los últimos dos años.
Los nuevos acuerdos comerciales del país con esa región, con la ampliación del protocolo para exportar carne enfriada de alto valor y congelada con hueso, generará la posibilidad de participar en nichos de mercado de mayor valor (sector gastronómico, hotelero).
Hacia la próxima década se prevé un mayor crecimiento de las importaciones en mercados de menor precio, y más competencia por acceder y mantener los canales comerciales de alto valor. China continuará siendo protagonista y se espera una evolución positiva de las importaciones de carne bovina de mayor valor.
«El vínculo comercial de la Argentina con estos mercados más dinámicos resulta estratégico para impulsar y acompañar el crecimiento en los niveles de producción hacia la próxima década», apuntó el trabajo.
En este sentido, la Argentina tiene un doble desafío: avanzar sobre protocolos que permitan el acceso a los canales comerciales de mayor valor y lograr acuerdos comerciales que reduzcan los aranceles.
Santa Fe puede afrontar el nuevo escenario combinando la capacidad instalada y productiva de sus establecimientos frigoríficos que tienen las máximas habilitaciones para exportar a la Unión Europea. Además, requerirá de nuevas inversiones de cara a cumplir con todos los requisitos que plantea el mercado asiático de alto valor.
Desde el Ieral describieron que la estructura industrial santafecina muestra ventajas comparativas y competitivas respecto al resto del país, en cuanto a los volúmenes faenados y a las habilitaciones para acceder a los mercados internacionales más exigentes. Esto es con 35 establecimientos faenadores de bovinos (7% del país), de los que 27 cuentan con habilitación del Senasa para tránsito federal e internacional (77% del total), siete con habilitación provincial y uno municipal.
El 20% de las empresas frigoríficas recibieron cupo de exportación de la cuota Hilton para el ciclo 2017/2018. Así, Santa Fe mantiene una participación mayor al 30% del volumen total asignado. «El nuevo escenario con perspectivas optimistas para el crecimiento de las exportaciones de carne pone a Santa Fe en un lugar preferencial para aprovechar el contexto», concluyó el informe.
Por: Gabriela Origlia
Fuente: La Nación
Agro
Informan que el campo entrerriano deberá producir más del promedio para cubrir costos
Los rendimientos históricos promedio de los principales cultivos implantados en Entre Ríos durante la campaña agrícola 2024/25 no alcanzarían para lograr un rendimiento de indiferencia (cantidad de producción necesaria para cubrir los gastos) que cubra los costos de arrendamiento, situación en la que se encontrará cerca del 70% de los productores, detalló la Bolsa de Cereales provincial.
El análisis surge de un estudio que realizó la entidad bursátil junto a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), sobre la composición de las erogaciones necesarias para la producción, así como su relación con los ingresos y los rendimientos de indiferencia en cada caso. Para ello tuvieron en cuenta la estructura de costos de cada cultivo, los rindes históricos y los precios pizarra del 26 de diciembre pasado.
Producir más del promedio
El principal costo para el productor son los insumos (semillas, agroquímicos, fertilizantes) que se lleva entre el 37% y el 46% del dinero necesario para producir, seguido por el arrendamiento (entre un 16 y 28 por ciento), condición en la que se encuentra cerca del 70% de la producción entrerriana y que varía dependiendo la estrategia de rotación empleada en la producción; y los gastos de comercialización (del 15% al 20%), entre otros costos.
Los rendimientos históricos varían según el grano: 2.380 kilogramos por hectárea es el de la soja de primera, 1.980 el de soja de segunda, el promedio del trigo se ubica en 2.840 kilos, y el del maíz en 5.930 kilogramos por hectárea. Para esta temporada, únicamente el maíz lograría una rentabilidad positiva del 8%, mientras que el resto tendrá que superar los rendimientos promedios registrados para cubrir los costos.
Los productores que implantaron soja de primera deberán generar una producción del 117% comparando a los registros históricos, o del 109% si optaron por sembrar soja de segunda o trigo. En tanto, quienes hayan sembrado soja de segunda + trigo tendrán que lograr un rendimiento un 18% superior al promedio, y si el doble cultivo fue maíz y trigo, un 3% mayor bastará para cubrir los costos.
En el caso del trigo, el rendimiento histórico sólo lograría solventar el 88% de los costos para la producción en campo propio y el 76% si incluimos el pago de arrendamiento. Incluso enfrentan dos problemas acuciantes: los registros para esta temporada auguran un rendimiento un 13% por debajo de las perspectivas históricas, y los precios internacionales continúan con una tendencia a la baja.
Los rendimientos necesarios
Si el productor cuenta con campo propio, deberá producir 1.920 kilogramos por hectárea de soja de primera para cubrir los costos, 1.630 de soja de segunda, 3.100 de trigo o 4.080 kilos por hectárea de maíz para superar los gastos realizados.
En tanto, si debe alquilar el campo, los rendimientos necesarios para lograr una diferencia positiva aumentan considerablemente: llegan a los 2.880 kilos por hectárea para la soja de primera, suben a 2.210 kilogramos si fue soja de segunda lo que se sembró, incrementa a 3.660 para los casos en los que se produce trigo, y a 5.340 kilogramos por hectárea para los campos implantados con maíz.
Fuente: Bolsa de Cereales – UNO Entre Ríos
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