Desde hace una década, Gullo ha abierto el debate político esgrimiendo un desafiante concepto que cuestiona diversas teorías sobre el desarrollo de las naciones: "La insubordinación fundante". En esta entrevista arguye que un sometimiento ideológico, más que las armas, fue el medio principal para frenar el avance de los países latinoamericanos.

Asegura que una falsificación estratégica de la historia oculta las bases gracias a las cuales las potencias alcanzaron su actual estado de bienestar y su ventajosa condición de poder.

Le pregunto acerca del eje de la teoría de la insubordinación fundante: ¿por qué hay países que teniéndolo todo son pobres?

Es una pregunta que desde adolescente me ha atormentado. Entonces hay que recurrir a la historia porque ella explica los acontecimientos políticos tanto de la vida del hombre y como de las naciones. Y en ese escenario vemos que el primer país del mundo que se industrializa es Inglaterra. Y la industria enriquece y da poder. Ahora, lo que se oculta de la historia a los estudiantes, especialmente de ciencias económicas y políticas, es que Inglaterra se industrializa a partir de un férreo proteccionismo económico.

Antes de eso era nada. Inglaterra vendía lana en bruto a lo que hoy es Holanda y Bélgica. Era un país pobre. Entonces la reina Isabel decide que eso tiene que terminar, que hay que industrializar Inglaterra y para eso se debe poner barreras proteccionistas.

Ahora, con esas medidas logran ese desarrollo. Y se dan cuenta de que eran la gran potencia industrial del mundo y que los demás no tenían que llegar al mismo estadio de desarrollo, de riqueza y poder. Entonces dicen: "Creemos una ideología, disfrazada de ciencia, que les diga a los otros que el camino del desarrollo es totalmente distinto al que nosotros hemos hecho". Es decir, buscaron decirles a los otros que el camino del éxito no es proteger la industria propia, sino que es el libre comercio, la no intervención del Estado en la economía, el liberalismo salvaje.

Entonces Inglaterra exporta esa ideología, a través de Adam Smith y su libro La riqueza de las naciones. Y con esa teoría los ingleses conquistan más mercados que con todos sus cañones.

¿Es decir que se impusieron más que por la guerra por la estrategia de las ideas?

A partir de ese momento, la principal estrategia de dominación británica fue la subordinación ideológica. La subordinación ideológica y cultural fue la principal herramienta a través de la cual Inglaterra conquistó los países del mundo, especialmente a los países hispanoamericanos. Y si Inglaterra nos conquistó fundamentalmente a partir de la subordinación ideológica-cultural, entonces todo proceso de emancipación exitoso sólo puede partir de una insubordinación ideológica.

Ahora, una insubordinación ideológica, rechazar el liberalismo económico, el libre comercio, sin un adecuado impulso estatal no es nada. El impulso estatal es lo que hace que la pequeña semilla se transforme en roble. Entonces la insubordinación ideológica más un adecuado impulso estatal es lo que yo denomino como un proceso de insubordinación fundante.

Qué procesos de insubordinación fundante nos muestra la historia?

Todos los países que hoy son desarrollados y ricos son resultado de una insubordinación fundante, comenzando por los Estados Unidos. Los EEUU se rebelaron con Hamilton y rechazaron los principios de la división internacional del trabajo, el principio del liberalismo económico. Hoy se oculta que los Estados Unidos fue la patria del nacionalismo económico. Ellos que acusan hoy a otros de nacionalismo económico fueron la patria del nacionalismo económico.

Fue el primer país proteccionista del mundo. Durante 100 años fueron proteccionistas, al extremo de que en Nueva York nadie podía poner un banco si no tenía capitales norteamericanos. Y si uno tenía el 90 por ciento de las acciones de un banco, pero era extranjero, la ley le decía que sólo aquel que tenía el 10 por ciento de las acciones, pero era estadounidense, podía dirigir el banco. No hubo un nacionalismo económico tan feroz y fuerte como el de los EEUU.

Fue la primera insubordinación fundante, luego vinieron las de Alemania, Japón, Canadá, Corea…las de todos los países hoy desarrollados. ¿Y quiénes son hoy los subdesarrollados? Los que no fuimos capaces de hacer nuestra insubordinación fundante. Y también aquellos que cuando intentaron hacerla los derrocaron por la fuerza como lo que aconteció en Bolivia cuando el presidente Gualberto Villarroel. Básicamente los países de África y Latinoamérica.

¿Qué procesos de insubordinación fundante avanzaron y luego se frustraron en Latinoamérica?

Hubo dos grandes procesos de insubordinación fundante en Iberoamérica: los iniciados por Getulio Vargas en Brasil y por Juan Domingo Perón en Argentina. El primero terminó con el suicidio de Vargas en agosto de 1954 y el segundo terminó cuando se produjo la revolución fatídica de 1955.

¿Los procesos iniciados por caudillos como Gadafi en Libia y Tito en Yugoslavia fueron también insubordinaciones fundantes?

Sí, son intentos de insubordinación fundante con las peculiaridades propias del lugar. Porque no se trata de copiar modelos, cada pueblo trabaja su proceso de acuerdo a su situación geográfica y cultural y su propia historia. Gadafi lo intentó, a tal punto que llegó a ser el único país del norte de África sin pobreza.

Siendo sinceros, hay un nefasto hombre que pasa por gran demócrata, pero fue un asesino, es el señor Obama. Él es el hombre que destruyó a Libia. Libia tenía un gran nivel económico y sumaban 40 años que reinaba la paz. Hoy es la miseria absoluta, la destrucción absoluta, tras la intervención que ordena el señor Obama, para destruir el proceso de insubordinación fundante.

En la actual coyuntura, ¿la posibilidad de que se desarrollen procesos de insubordinación fundante choca con más grandes adversidades y problemas?

Sí, hay obstáculos y dificultades, pero también una situación nueva que podría ser favorable: el propio Estados Unidos cayó bajo las garras del capital financiero internacional. Como respuesta, el pueblo de EEUU, a pesar de las inconductas y posturas caricaturescas, elige el nacionalismo político de Donald Trump contra la oligarquía financiera internacional. Ahora EEUU está aplicando políticas proteccionistas.

Entonces, ahora que ellos aplican esas políticas, nadie tiene derecho a decirnos que no tenemos derecho a aplicarlas. Si hoy hubiese una generación de dirigentes nacionales, estaríamos en América en óptimas condiciones para aplicar en Sudamérica una política de protección industrial para crear nuestra propia industria en toda esta región. Si antes concebíamos una insubordinación fundante en Brasil, otra en Argentina, otra en Ecuador, etc., es claro que hoy debe ser una insubordinación fundante sudamericana, como bloque.

Supongo que eso no implica el desarrollismo clásico, contaminante, depredador, polémico...

El desarrollismo fue en realidad una maniobra de la oligarquía financiera estadounidense. Nos trasplantaba tecnología de cuarta, ya no utilizada en EEUU. Nosotros necesitamos una industrialización tecnologizante, compatible con nuestros propios valores culturales y compatible con nuestra propia tierra. Una industrialización culturalmente nuestra, que no tome un modelo capitalista norteamericano ni anglosajón y ecológicamente sustentable que respete a la Madre Tierra.

De todos los casos de insubordinación fundante que ha estudiado y cita en sus libros, ¿cuál es el que le ha impactado más y que pueda servir de modelo para los latinoamericanos?

El caso estadounidense, con la guerra civil entre el norte industrialista imponiéndose al sur esclavista es un caso muy impactante. Sin embargo, reflexionando más maduramente, el caso para nosotros más interesante de estudiar es el caso canadiense. Ellos logran hacerlo sin el uso de la violencia.

El cambio de ciclo político que hoy afecta a Latinoamérica no parece promisorio para insubordinaciones fundantes, ¿o sí?

Estamos en una noche oscura y no vemos ninguna luz en el horizonte. Sin embargo, cuando la noche es más oscura se anuncia también su final. Tengo profunda fe en la fuerza espiritual de nuestros pueblos, en que después de un largo periodo de sufrimiento volveremos a resurgir. Y no lo digo por una cuestión mística, sino porque sé que muchos hombres de buena fe lucharemos para que sea así.

Pero si no somos capaces de resurgir para hacer nuestra insubordinación fundante y terminar con nuestros problemas de pobreza, que Dios nos perdone. Teníamos todo para hacerlo y no hicimos nada, nos sobran recursos, nos falta patriotismo.

¿Cuál considera que es la clave interna para ese cambio?

La clave es siempre el cambio cultural. Sin el cambio cultural no hay nada. Sin entender la preferencia de nosotros mismos, no hacemos nada. Y no porque uno se crea superior a otros, sino porque es natural apreciar primero lo nuestro. El cambio es siempre primero mental y cultural.

Marcelo Gullo

Fuente: Revista ¡Oh!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.